"Abrirán las discotecas y no puedo ver a mi abuela en la residencia"

Entidades de familiares reclaman revisar el cumplimiento de los protocolos de visitas de los geriátricos, ahora que el 97% de los residentes están vacunados

Una mujer, en una residencia de la demarcación de Barcelona

Barcelona¿De qué sirve que el 96,8% de los usuarios de las residencias ya estén inmunizados si todavía viven “en prisiones”, mientras que en el exterior la cobertura de la vacuna es inferior y son pocas las restricciones en vigor? Es lo que se pregunta la nueva plataforma que reúne a organizaciones de familiares y que reclama acabar con un régimen de visitas que da la última palabra a las direcciones de los geriátricos y obliga a concertar las citas. 

Víctor Echaniz, de la plataforma Els Estels Silenciats, señala la “incongruencia" de que se abran las discotecas y que, por el contrario, se mantengan las “limitaciones” para las visitas. "Los turistas vienen y yo no puedo ver a mi abuela cuando me vaya bien", denuncia. La entidad ha hecho una encuesta sobre la apertura de los centros a la que han respondido unas 150 personas y que concluye que alrededor del 70% de las residencias permiten menos de tres visitas o salidas semanales. “El problema es que hay protocolos, pero al final son las direcciones las que deciden y no tienen ningún control ni supervisión por parte de la administración”, denuncia.

En este sentido, la plataforma reprocha a los centros que impongan “múltiples impedimentos a los encuentros de familiares”, y afirma que la “inacción” de la administración convierte a las residencias en “bunkers de imposible acceso” y permite que se produzcan abusos contra los usuarios y se los obligue a vivir en “pésimas de condiciones de vida”.

El departamento de Salud publicó en mayo la última actualización del protocolo para las residencias en el que aconseja volver a la normalidad prepandémica, siempre guardando las medidas de higiene y seguridad básicas. Para las visitas establece que se hagan con cita previa para facilitar que el centro pueda tener suficiente plantilla para supervisar que se cumplan las normas anticovid. Las entradas en las habitaciones están limitadas solo para los residentes que no puedan levantarse y solo se permite un visitante a la vez. 

Desde las patronales del sector siempre se ha defendido la intención de abrir las residencias tanto como sea posible, sin que se ponga en peligro la salud de los residentes, y aseguran que la gran mayoría de familiares aceptan las normas. 

Precaución ante los más vulnerables

Vicente Rodríguez, miembro del Grupo de Investigación sobre el Envejecimiento del CSIC, a pesar de admitir “la hipocresía de que abran los hoteles y no las residencias”, también justifica que la población en general sigue bajo restricciones que limitan sus movimientos, así que tanto la administración pública como las direcciones de estos centros quieren cubrirse los hombros para evitar no solo rebrotes y un aumento de la mortalidad, sino también para evitar el colapso del sistema sanitario. “Ante una situación de estrés, la administración tiene la potestad de controlar la situación”, subraya el especialista, que también recuerda que, a pesar de la alta cobertura de la vacuna, la gente mayor residente forma parte del segmento más vulnerable y que ha sufrido más y hay que estar a la expectativa de cómo se comportará la variante delta, conocida como la variante india.

Amnistía Internacional, que en un informe muy crítico habló de abusos, maltratos y vulneración de derechos en las residencias durante los primeros meses de pandemia, ha editado siete consejos para evitar que vuelva a repetirse una situación como la vivida: aumento de las plantillas, más inversión, cumplimiento del régimen de visitas y una participación de familiares y residentes en la toma de decisiones.

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