Al menos cuatro mujeres denuncian haber sido drogadas con inyecciones durante los Sanfermines
Crece la preocupación por los primeros casos de esta práctica en la península Ibérica después de que se detectara en Ibiza
BarcelonaSiete mujeres y un hombre han denunciado que fueron drogados contra su voluntad durante los Sanfermines, en Pamplona, De estos, cuatro mujeres denunciaron que les habían drogado inyectándoles alguna sustancia con una jeringuilla. Según relataron a los servicios de emergencias durante la noche del 9 de julio, las cuatro mujeres habían notado una punzada y después se habían mareado, e incluso en algún caso habían perdido el conocimiento. Ninguna pudo reconocer a la persona que les había inyectado la sustancia. No es la primera vez que se detecta esta práctica en España: a finales de junio en Ibiza una joven de 18 años denunció que la habían drogado contra su voluntad, después de despertarse con un moratón en el brazo y no recordar nada de la noche anterior. Este nuevo método de sumisión química está provocando bastante preocupación en todas partes, puesto que acostumbra a estar vinculada a robos y agresiones sexuales y todavía es muy desconocida porque es muy complejo detectar las sustancias utilizadas.
La Policía Foral de Navarra activó el protocolo contra la sumisión química en todos los casos denunciados, que consiste en recoger muestras para analizarlas de forma inmediata, y el gobierno pidió a la población "tomar un papel activo si presencia situaciones de abuso o agresión sexual a mujeres, especialmente si se producen sobre mujeres bajo los efectos del alcohol o las drogas". Según el vicepresidente del gobierno de Navarra, Javier Remírez, los resultados de los análisis "no muestran sustancias que pudieran alterar el comportamiento". Lo más probable, pues, es que se trate de una sustancia sedante que pueda provocar amnesia, como las que se usan en los casos de sumisión química. Una de las drogas más utilizada en todo Europa en este tipo de prácticas es el GHB, el éxtasis líquido, conocida como "la droga del violador" y que actúa como depresor del sistema nervioso. Los síntomas más habituales bajo los efectos de esta sustancia son el vértigo, las náuseas y el dolor de cabeza, así como la desorientación y el cansancio. Uno de los principales problemas que hay a la hora de investigar los casos es que al cabo de pocas horas de ser inyectada, la droga ya no es detectable a la sangre.
La oleada de casos en Europa
Needle spiking o injection spiking es el nombre con el que se conoce esta práctica en el Reino Unido. Hace meses que diferentes países europeos registran cada vez más casos de needle spiking: Suiza, Francia, Bélgica y el Reino Unido han vivido aludes de denuncias de mujeres por haber sido víctimas de inyecciones de drogas sedativas. En noviembre de 2021 las jóvenes británicas y belgas organizaron un boicot a los locales de ocio nocturno y se quedaron en casa sin salir por la noche para protestar contra la falta de acción ante el incremento de casos. El movimiento de protesta llegó a recoger miles de testimonios e historias a través de las redes sociales. El Reino Unido, entre septiembre de 2021 y enero de 2022, registró más de 1.200 denuncias por sumisión química. En Francia, la cifra de quejas interpuestas por clientes de discotecas no para de crecer: solo entre finales de marzo y el mes de junio llegó a las 300.
En Catalunya, a pesar de que los Mossos no han concretado qué porcentaje de los hechos relacionados con la violencia sexual tiene lugar en los locales de ocio, la encuesta sobre victimización de 2019 situaba el 15% de los casos en los bares de copas o en las discotecas. Por primera vez, uno de los datos que ha facilitado recientemente la policía es que en Catalunya se pone una denuncia cada dos días por violencia sexual con sumisión y vulnerabilidad química. Desde el año pasado hasta el 12 de junio de este año se han recogido 288 casos: 167 por sumisión –cuando alguien pone una sustancia en la bebida– y 121 por vulnerabilidad –cuando alguien se aprovecha de una persona que está bajo los efectos del alcohol u otra droga–. De momento, sin embargo, no constan denuncias por inyección.