Alerta en Collserola por un vertedero ilegal de neumáticos: hay cientos

BarcelonaEl calor empezaba a llegar a las casas de la falda de Collserola y una vecina, buscando dejar correr el aire, abrió las ventanas de su casa. De repente, sintió un fuerte estruendo que retumbó por el barranco delante de su casa. Pasaban pocos minutos de las once de la noche y vio cómo una furgoneta sin marca identificativa cerraba las puertas del maletero y aceleraba bajando la calle Manuel Arnús. De nuevo, un grupo organizado habían lanzado un puñado de neumáticos usados ​​en el Parque Natural de Collserola.

Así es como actúa un grupo de individuos al menos desde hace un mes, y han convertido el barranco que delimita los barrios barceloneses de Sarrià-Sant Gervasi y Gràcia en un vertedero ilegal donde se acumulan ya cientos de ruedas. El mar negro que suponen estas piezas de vehículos junto a la carretera de las Aigües hace sospechar a los vecinos de la zona que estos lanzamientos ya empezaron en invierno. "Es una sola furgoneta blanca que distintas noches viene aquí y tira varios neumáticos. Para llegar a tirar toda esa cantidad [de ruedas] se necesitan muchos viajes de distintos días", asegura una vecina, que prefiere mantener el anonimato.

El pasado 12 de junio ella misma vio por primera vez a un grupo de personas descargando ruedas. "Como un vecino ya nos alertó de que estaban habiendo estos vertidos, ya pensé qué podían estar haciendo. Cuando los vi cogí el móvil, me puse a grabar y los llamé para que supieran que ya los teníamos fichados", explica. Al día siguiente denunció los hechos a los Mossos d'Esquadra, pero al ser de noche y la zona apenas está iluminada, la grabación no sirvió para identificar la matrícula del vehículo.

La cronología del vertedero

Tal y como explican otros vecinos de la zona, a mediados de mayo un vecino del mismo edificio situado a pocos metros de la zona afectada vio desde la azotea a los cientos de ruedas que entonces ya se acumulaban entre árboles y arbustos de la zona, lo que ya alertó al vecindario. Pero no fue hasta el 6 de junio, dos semanas después de tener constancia de la presencia de las ruedas, que un vecino vio en primera persona cómo vertían los neumáticos barranco abajo, también alrededor de las once de la noche y operando por igual.

A estas alturas hay una investigación policial abierta para saber quién hay detrás de esta infracción ambiental grave. Según ha podido saber el ARA en conversación con la Guardia Urbana, este vertido continuado de neumáticos "lo más seguro es que se trate de un delito contra el medio ambiente". Aún así, el Parque Natural de Collserola advierte que hasta que la investigación no haya finalizado no se llevará a cabo la retirada del vertido. Desde el parque calculan que la limpieza tendrá un coste de más de 6.000 euros, una cifra importante dada la dificultad de acceso a la zona, que obligará a retirar a gran parte de los neumáticos de forma manual.

"Para mí que se han ido envalentonando", afirma la vecina que les vio actuar sin ningún miramiento a una hora que todavía circulan coches que entran y salen de bares de la zona, como el Mirablau o el Mirabé. De hecho, hace unos días, después de que algunos medios se hicieran eco del vertido ilegal, la furgoneta blanca volvió a descargar.

¿Qué peligros puede suponer para el parque natural?

Los neumáticos fuera de uso (NFU), como la mayoría de los que se han encontrado en el vertedero, pueden provocar un riesgo importante en la naturaleza y los seres que habitan por el elevado riesgo de incendio y por los componentes con los que están hechos. Sin ir muy lejos, el pasado 16 de junio, cuando el vertedero de ruedas ya había sido identificado por los agentes, un hombre prendió fuego a escasos metros de los que se encontraban los neumáticos, que fue rápidamente apagado por los Bomberos y la Guardia Urbana. Si las llamas hubieran llegado al vertedero podría haber provocado un desastre natural por la rápida ignición que sufre el caucho y los humos tóxicos que desprende este material cuando se quema.

El hecho de que las ruedas de los vehículos estén fabricadas con materiales altamente resistentes se convierte en un inconveniente al final de su vida útil, ya que las ruedas pueden tardar entre 500 o un millar de años en descomponerse de forma natural. Por eso la gestión del final de la vida útil de estos elementos es esencial. En caso de que no se haga, los neumáticos expuestos a la lluvia, el calor y la radiación pueden liberar al suelo y al agua compuestos nocivos que permanecen durante años.