Barcelona da la bienvenida a una Navidad estelar
El tradicional encendido de las luces homenajea a Assumpció Català, la primera mujer astrónoma de la Península
BarcelonaQue la gente tiene ganas de Fiestas se comprueba pronto, cuando el pequeño retraso con el que comienza el tradicional encendido de las luces levanta los primeros silbidos entre las 15.000 personas que llenan el paseo de Gràcia para dar la bienvenida a Navidad. Sin embargo, enseguida el rum-rum sucumbe bajo el saxo de Dani Nel·lo, que marca el inicio del espectáculo con el que la compañía Obskené quiere homenajear a Assumpció Català, la investigadora y matemática barcelonesa que fue la primera mujer astrónoma de la Península.
Al ritmo de Nel·lo y la Big Band Mambo Jambo, derrapan sobre el escenario a unos ciclistas acróbatas que pondrían los pelos de punta a los detractores del carril bici de la Vía Augusta. Al principio, de hecho, parece que más que una mujer pionera el homenaje sea a algunas de las habituales polémicas municipales. A las bicicletas les sigue una coreografía con unas barras largas de luz que ya quisieran para ellos los sufridos vecinos y comerciantes de Ciutat Vella que sufren por su alumbrado.
El punto álgido de la noche, sin embargo, está a punto de llegar cuando Maria Moya se prepara para cruzar el cielo del centro de Barcelona paseando por encima de un cordel. Un exuberante ejercicio de funambulismo que, acostumbrado como está ya a vivir sobre el precipicio de tener sólo 10 concejales, parecerá un juego de niños para Jaume Collboni, que, en su primera Navidad como alcalde, lo mira todo desde de primera fila.
Supermanzana por un día
La travesía de Moya, que quiere rememorar el largo camino que Assumpció Català tuvo que recorrer antes de ser un referente en el mundo de la astronomía, es el preámbulo del encendido definitivo de las luces. Entre aplausos, los 104 kilómetros de calles iluminadas que hay este año en Barcelona se encienden a la vez. También los de un paseo de Gràcia que este año celebra sus 200 años y que, en otra tradición navideña de la ciudad, ha protestado esta misma mañana a través de sus comerciantes. Se quejan porque la decoración se apaga a las 10 de la noche entre semana ya las 11 los fines de semana y no a las 12 y las 2, como ellos reclaman.
Completado el ritual, la gente desfila y se fotografía bajo las luces de una Gran Via y un paseo de Gràcia convertidos por un día en supermanzana. Una pareja habla de desplazarse al paseo de Sant Joan, que este año estrena luces, y otros ya hacen planes para ir al espectáculo de luces que se realiza en el Hospital de Sant Pau o llevar a los niños a algunas de las pistas de hielo que habrá estas semanas en la ciudad.
Con unos minutos de funambulismo astronómico que invitaba a pasear entre las nubes y dejar atrás los dolores de cabeza más terrenales, Barcelona ha tenido suficiente para dar la bienvenida a unas Fiestas que la ciudad desea que sean estelares. Por el momento, no ha necesitado un árbol de Navidad kilométrico para tocar el cielo, aunque fuera sólo por un rato.