PANDEMIA

Cada día mueren 19 personas de media en las residencias

Aumentan un 30% las defunciones diarias de usuarios y se vuelve a los niveles de la segunda oleada

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MARIA GARCIA
3 min
Voluntaris de Open Arms trasladando gente mayor de residencias.

GironaEl rastro mortífero del covid sigue causando estragos en las residencias: este enero han muerto, de media, 19 usuarios cada día. Un valor por encima de la media de diciembre (14) y que se acerca al alcanzado durante la segunda oleada, en noviembre, que fue de 20. Si se calcula por semanas, las cifras de mortandad también son apabullantes: entre el 21 y el 27 de enero han traspasado 163 residentes, cosa que representa un 60% más si se compara con los datos semanales que se notificaron hace un mes (100).

En cuanto al número de positivos, esta semana han continuado disminuyendo: 436, menos de la mitad de los registrados entre el 7 y 13 de enero, justo después de Navidad, cuando se superó el millar de nuevos contagios en las residencias. Ahora bien, en estas fechas también se hicieron el doble de pruebas: 37.000 PCR y tests, por los cerca de 20.000 hechos entre el 21 y el 27 de enero. La diferencia se debe de al hecho de que los residentes que se fueron con la familia por fiestas se hicieron una PCR antes de volver a ingresar.

El departamento de Salud clasifica los centros según su situación epidemiológica: las residencias rojas tienen un brote descontrolado, las naranjas tienen contagios pero en fase de estabilización y las verdes están libres de virus. A 25 de enero -la última fecha actualizada por la conselleria- había 112 centros rojos (el 11% del total), 142 naranjas (13%) y el resto, 790 (el 76%), eran verdes. Unas cifras superiores a las notificadas el 28 de diciembre, cuando había un 7% rojas y un 12% naranjas.

“Las residencias son un caldo de cultivo para que el virus se extienda”. Es la sentencia que más de una vez ha hecho el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, que lo justifica básicamente por dos factores: viven juntos un número elevado de personas y una vez ha entrado el virus se extiende muy rápidamente, puesto que es un espacio cerrado, donde usuarios y trabajadores comparten estancias y servicios.

Cuidar personas a distancia

Muchos profesionales que trabajan en residencias se han sentido criminalizados durante la pandemia por las cifras de contagios y defunciones registradas en estos centros, pero desde las patronales expresan su impotencia porque no pueden poner una barrera infranqueable al coronavirus. “La mayoría de brotes entran por los trabajadores, pero son personas y tienen su vida privada, cogen el metro y van a recoger a los niños a la escuela. Y una vez el virus está dentro, es muy difícil que no se extienda, porque los usuarios comparten muchos espacios, y los trabajadores van por diferentes plantas”, expone Vicente Botella, el presidente de Upimir, la Unión de Pequeñas y Medianas Residencias. Su homóloga en Acra -la principal patronal del sector-, Cinta Pascual, añade: “No podemos dar de comer o ducharlos manteniendo la distancia, y hay muchos ancianos que no pueden llevar mascarilla porque se ahogan”.

Pánico por la variante británica

El protocolo de Salud marca que, cuando se detecta un caso en un centro, se tienen que hacer pruebas a todos los residentes y trabajadores y se tiene que aislar a los usuarios contagiados, además de sectorizar el centro para separar a los positivos de los negativos. Pero en instalaciones pequeñas y medianas es muy difícil poder hacer correctamente la separación y destinar a profesionales que solo trabajen en una de las dos zonas. “Y cada vez que tocan el timbre te tienes que vestir y desvestir rápidamente; es horroroso trabajar así”, admite Pascual. En este sentido, las dos patronales también lamentan la falta de trabajadores con formación. “Es indignante, la mayoría de enfermeras y auxiliares se han ido porque los llaman de los hospitales públicos y se los llevan, porque ahí cobran un 30% más. No tenemos suficiente personal”, lamenta Botella.

Los dos responsables temen la incidencia que pueda tener la variante británica -“Nos da pánico”, dice Pascual-, pero su esperanza es la vacunación. Actualmente hay más de 50.000 usuarios que han recibido la primera dosis, y cerca de 25.000 ya tienen inmunidad gracias a la segunda inyección. En Catalunya hay unas 64.000 personas que viven en residencias.

Personas “sin clasificar”

En Catalunya se pueden consultar las cifras de contagios en dos fuentes: Dadescovid y Aquas. A pesar de que las dos bases de datos provienen del departamento de Salud, no cuadran: en el acumulado desde marzo hay 17.000 casos registrados en Dadescovid que no salen en Aquas. Así mismo, siguen apareciendo cambios en registros que tendrían que estar consolidados. Por ejemplo, el jueves, el número de defunciones en las residencias durante diciembre sumaba 451 personas, pero 24 horas después eran 444 (-7). Y si se mira el detalle de estas cifras, se puede comprobar que las 7 personas que faltan primero estaban registradas en residencias y se conocían detalles como el sexo, la edad y la comarca, pero el viernes pasaron a constar como defunciones “no clasificadas”. Si se cogen las cifras de toda la población, en Aquas hay 315 casos en esta categoría de “no clasificados”, pero en Dadescovid son más de 8.000. El ARA ha preguntado en reiteradas ocasiones por el desfalco de datos a Salud, pero no ha obtenido ninguna respuesta.

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