Salud

La contaminación del aire en Europa roba 125.000 años de vida saludable a los niños

Vivir en la ciudad aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias en niños de 5 a 14 años

Ara
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Foto d'arxiu de la boira per contaminació en un episodi d'alerta a Barcelona.

BarcelonaQue la mala calidad del aire que se respira en el 80% de los países de Europa —entre ellos España— perjudica gravemente la salud de la población es incuestionable: la contaminación en las ciudades causa muertes prematuras, problemas respiratorios y enfermedades crónicas. Pero un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) revela que los niños son el grupo más vulnerable a la inhalación de partículas contaminantes. Los más jóvenes pierden en conjunto hasta 125.000 años de vida saludable —vivir sin complicaciones de salud– sólo por causa de la polución.

Los europeos de hasta 18 años presentan enfermedades y discapacidades muy prematuramente e, incluso, también mueren a edades muy tempranas. Estas afecciones pediátricas son consecuencia de las dinámicas de las grandes urbes europeas –tráfico e industria, principalmente– y, por lo tanto, de las moléculas que contaminan el aire.

Por ejemplo, una de las relaciones causales más evidentes, apuntan desde el ISGlobal, es la inhalación de partículas en suspensión con el diagnóstico del asma infantil: las PM10 y PM2,5 —que pueden ser de polvo, ceniza, hollín, partículas metálicas o cemento, entre otros– y el tabaquismo pasivo se asocian a un aumento de los casos de esta complicación respiratoria en la población juvenil.

El informe, publicado este miércoles, analiza por primera vez cuál es el impacto de siete del total de moléculas físicas y químicas contaminantes del aire en la salud de los niños: las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el ozono, el humo del tabaco, la humedad, el plomo y el formaldehído —un derivado del metano que emana de los tubos de escape de los vehículos— son los compuestos que más inhalan los ciudadanos de los países europeos.

Las siete partículas son responsables de una reducción anual de cerca de 211.000 años de vida saludable en la población joven de menos de 18 años. La contaminación del aire representa el 60% de los casos, unos 125.000 años menos de vida atribuibles a la exposición a las partículas PM10 y PM2,5. El tabaquismo pasivo reduce la vida saludable de los jóvenes en aproximadamente 42.000 años, mientras que el ozono la recorta en 12.000 años.

La exposición de los menores de un año a las partículas en suspensión incrementa el riesgo de morir de estas criaturas y, al mismo tiempo, causa más casos de asma en la población comprendida entre los 5 y los 18 años. El ozono se asocia a problemas de respiración —como la tos crónica— en niños de entre 5 y 14 años, y el tabaquismo pasivo es el origen de muchas de las infecciones respiratorias en menores de 5 años.

"Hace falta una base de datos europea"

De los 28 países que forman la Unión Europea, 22 presentan niveles de PM10 de 100 mg/m3, muy superiores a los recomendados por la OMS, que pone el límite anual en una media inferior a 20 mg/m3. Sólo Luxemburgo, Irlanda, Suecia, Estonia, Finlandia y Dinamarca cumplen las recomendaciones internacionales.

El autor del estudio ha destacado que "de entre todos los riesgos estudiados, las partículas en suspensión son las que producen la principal carga de enfermedad porque se relacionan con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas, entre otras, y están asociadas a una mayor mortalidad infantil". Con todo, el investigador del ISGlobal y autor del estudio, David Rojas, ha advertido que el impacto real de las PM10 y PM2,5 puede sobrepasar las estimaciones publicadas este miércoles.

En este sentido, Mark Nieuwenhuijsen, coordinador del estudio y de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, señala que "este estudio muestra la gran necesidad de implementar políticas efectivas para reducir la exposición infantil a los factores de riesgo ambientales en toda Europa, con especial atención a la contaminación del aire y el tabaco pasivo".

El investigador también señala que "hace falta una base de datos europea común para recopilar y armonizar los datos de exposición para los factores de riesgo ambientales, especialmente para la infancia, así como realizar estudios epidemiológicos sobre múltiples factores de riesgo ambientales".

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