La crisis azuza a los alcaldes contra el "hipercentralismo” de Barcelona

Municipios metropolitanos presionan antes del reparto de los fondos covid

Jordi Ribalaygue
3 min
El puente que unirá el A-2 y la AP-2, a la altura de Sant Andreu de la Barca y el Papiol, en el Baix Llobregat, en una imagen de archivo.

BarcelonaNo son nuevos los lamentos de los alcaldes del entorno de Barcelona, pero ahora quieren ser escuchados. Lo plasman en dos manifiestos simultáneos que articulan un bloque de tres alcaldes de la conurbación barcelonesa enganchada al Besòs y otro que aglutina a nueve de la segunda corona que rodea el área metropolitana. La doble maniobra presiona para que la cercanía no quede relegada por la capital en las ayudas para rehacerse de la sacudida de la crisis del covid-19.

Con los dos movimientos, algunos de los principales ayuntamientos metropolitanos toman posiciones para no quedar atrás en el reparto del rescate europeo ni en el debate en marcha sobre el plan urbanístico que perfilará los alrededores de la capital en las próximas décadas. La mayoría de alcaldes consultados avisan del riesgo de priorizar demasiado Barcelona y menospreciar una periferia que, contando las ciudades que han levantado la voz, suman casi 1,3 millones de habitantes y cerca de 32.000 millones de euros de producto interior bruto (PIB).

La alcaldesa de Sabadell, Marta Farrés (PSC), rechaza “el hipercentralismo” que cree que impera: “No se puede continuar diseñando políticas públicas solo contando con Barcelona si se quiere que crezcamos acompasadamente”. Repudia que la zona de bajas emisiones se implantara de espaldas a poblaciones afectadas también por la contaminación y teme que el éxodo de barceloneses a raíz de la pandemia encarezca el precio de la vivienda. Plantea alterar las prioridades: “Se tendrá que elegir si conectamos Sabadell con Granollers de una vez o seguimos invirtiendo en líneas de metro. Nosotros no podemos decir a nuestra ciudadanía que no utilice el transporte privado porque, por ejemplo, de Martorell a Terrassa se puede tardar una hora y media aunque estan a solo 12 kilómetros”.

“Criticamos el centralismo de Madrid, pero en Catalunya también se ha fomentado un modelo centralista”, piensa el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart (Tot per Terrassa), que encuentra incongruencias en el sistema tarifario de transporte público concebido desde Barcelona: mientras la T-Movilidad se retrasa, se obliga a pagar más en Terrassa o Mataró que en localidades vecinas. También reprocha que no se agilice la obra “parada” del tramo del cuarto cinturón hasta Sabadell y que no se haya materializado una línea de tren orbital para no tener que pasar por la capital.

Colau, al margen

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, queda al margen de las reivindicaciones que unen a alcaldías de casi todos los partidos, excepto de los comuns, aunque participan en los gobiernos de Mataró y Rubí. Son dos de los nueve municipios adheridos al llamado Arc Metropolità, el embrión de un grupo de presión que ejerce de contrapeso al área Metropolitana de Barcelona (AMB).

“Confiábamos que Barcelona rompiera con una visión endocéntrica , pero no se ha reflejado y nos toca reivindicar más equilibrio”, apunta la alcaldesa de Sant Adrià de Besòs, Filo Cañete (PSC), que reclama equidad con la financiación europea para hacer desvanecer el riesgo de “precariedad y decadencia graves” en el entorno del Besòs, donde los ayuntamientos sí que pertenecen a la AMB pero tienen dificultades para prestar servicios que dependían del desaparecido Consell Comarcal del Barcelonès.

El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), aboga porque los municipios vayan “a la par” por las ayudas sin renegar de Barcelona: “Su peso condiciona, pero también nos abre oportunidades que difícilmente explotaríamos en caso de no estar cerca”.  

“Barcelona es el gran escaparate, pero alrededor de nuestras ciudades tenemos el 20% del PIB catalán. No invertir es perder potencialidades para el país”, aduce el alcalde de Mollet del Vallès, Josep Monràs (PSC). “El Vallès Occidental y el Baix Llobregat somos las comarcas más dinámicas económicamente del Estado, pero el intercambio de personas y mercancías es complicado. No tenemos ninguna vía de alta capacidad sin peaje”, se queja el alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa (JxCat). La alcaldesa de Vilanova i la Geltrú, Olga Arnau (ERC), también percibe déficits de movilidad en el Garraf: “Tenemos la C-15, pero se acabó hace 10 años y es la última gran inversión. No solo haciendo crecer una parte del país crecerá todo”.

El catedrático de la UPC Mateu Turró constata que las infraestructuras del área metropolitana se basan en un modelo radial, “aunque no en exceso”, matiza. Añade que “faltan conexiones entre municipios de la segunda corona, pero la clave es si hay demanda para justificar la inversión, porque la mayoría de gente de aquellas ciudades donde quiere ir está en Barcelona”. El otro debate gira entorno a cómo se gobierna la región que va de la capital a la segunda corona, con cinco millones de habitantes. Para Marc Martí, del Institut d’Estudis Regionals i Metropolitans de la UAB, sería erróneo extender la AMB a más de la mitad de la población del país. “Hay que poner en valor espacios de planificación –postula–. Existe el Pla Territorial Metropolità, pero tiene 10 años y no se ha actualizado”.  

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