Informe PISA

"Aprender por proyectos no tiene nada que ver con cartulinas y gomets"

Los malos resultados en las pruebas PISA abren un intenso debate sobre la irrupción de las nuevas metodologías educativas

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Aplican metodologías educativas activas, vivenciales, integrales y conectadas al entorno

BarcelonaAnte la crisis educativa que vive Cataluña por la caída de nivel en los últimos informes PISA se ha abierto un intenso debate sobre si se está enseñando de la mejor forma a los alumnos. La llegada de malos resultados, sumada a la aprobación de nuevos currículos escolares ya la irrupción –aún moderada– de nuevas metodologías en las aulas, han hecho que uno de los blancos de las críticas sea el aprendizaje por competencias y el uso de proyectos dentro del mundo educativo.

"Nos hemos pasado tres pueblos. Hemos conseguido erradicar la memoria y acabar completamente con la transmisión de conocimientos", asegura con contundencia el presidente de la Fundación Episteme, Xavier Massó. Según Massó, que también es secretario general del sindicato Profesores de Secundaria (ASPEPC-SPS), los nuevos currículos que se han aplicado paulatinamente en los últimos tres cursos escolares y que cuelgan de la ley de educación española (Lomloe) "no están estructurados". El sindicalista asegura que esta situación, combinada con "una adoración de toda novedad sólo por el hecho de serlo", ha llevado a los institutos catalanes a "apostar a ciegas por las competencias cuando ni siquiera la propia OCDE las tiene suficientemente definidas ya trabajar por proyectos sin conocimientos previos".

Probablemente, esa falta de definición es la que ha llevado a una situación que esta semana apuntaba el presidente de CATESCO, Eduard Vallory, en el debate sobre los resultados PISA organizado por el ARA. "Se está generando mucha confusión sobre qué significa trabajar por competencias y cómo se aprende por proyectos", anticipó. Pero, ¿qué es una cosa y qué es otra y qué relación tienen entre sí? "El aprendizaje competencial no se limita sólo a realizar proyectos", advierte Blanca Amengual, directora del Instituto Angeleta Ferrer de Barcelona, ​​uno de los centros de secundaria públicos que ha apostado más claramente por el aprendizaje basado en proyectos en Cataluña.- _BK_COD_ ¿Qué es el aprendizaje por competencias?

En el debate educativo del ARA, Vallory hizo una definición de en qué consiste exactamente el aprendizaje por competencias: "Es la forma de articular en vivencias los conocimientos que comprendes y memorizas y las prácticas y valores que adquieres, de manera que puedas ponerlos en práctica en situaciones reales". De hecho, el concepto "competencias clave" es el que utiliza actualmente el departamento de Educación para definir los objetivos a consolidar en cada etapa educativa.

Aunque la conselleria describe una competencia como "la capacidad de una persona de resolver problemas reales", Vallory pone un ejemplo más esclarecedor. "Tú puedes memorizar vocabulario de inglés y entender la diferencia entre present perfect y presente continos, que son elementos de conocimiento, y no saber hablar en inglés. Precisamente adquirirás una competencia cuando sepas expresarte en inglés y ese conocimiento lo puedas aplicar a lo largo de la vida". Esta definición implica que, dentro del denominado aprendizaje por competencias, existan diversas metodologías –algunas de ellas memorísticas– y, entre éstas, el aprendizaje por proyectos.

¿Cómo se aprende por proyectos?

"Aprender por proyectos no tiene nada que ver con cartulinas y gomets y tampoco es una manera de aprender que nos hayamos inventado recientemente. Detrás hay mucha historia, teoría y evidencias", explica la directora de Angeleta Ferrer, acompañada de Abraham De la Fuente y Boris Mir, ambos profesionales de este instituto barcelonés de nueva creación. Los tres docentes explican que, a grandes rasgos, el aprendizaje por proyectos consiste en conseguir contextualizar los conocimientos para que sea el alumno el que acabe aprendiendo cómo aprender. "Eso sólo lo logramos si el alumnado está motivado y sobre todo si lo que está aprendiendo le importa", detalla Amengual.

En este instituto han decidido realizar dos grandes proyectos cada trimestre: uno científico-tecnológico y otro social-humanístico. En total ocupan 14 horas lectivas semanales y todos tienen como objetivo responder a un encargo o problema real que les afecte. Esto puede ir desde crear un cohete que pueda volar aprendiendo cada paso para construirlo y entendiendo las leyes físicas y sabiendo realizar los cálculos necesarios para que despegue, hasta elaborar la maqueta de un edificio a partir de planos reales o montar una exposición.

Estos proyectos no se crean al azar, sino que tienen una base sólida formada por siete grandes "criterios de calidad". En primer lugar, debe responder a una pregunta u objetivo relevante para el alumno y el entorno; también debe haber una indagación sostenida –la búsqueda del alumno debe ser constante, sea obteniendo información de un libro o preguntando a un experto–, y debe estar marcado por la autenticidad, es decir, debe responder a necesidades reales. También debe dar voz a los alumnos y dejar que tomen decisiones.

"Esto no quiere decir que todo lo decidan los estudiantes, pero su punto de vista debe tener una relevancia importante", puntualiza Mir. Un aspecto importante en este proceso de aprendizaje es la reflexión de docentes y alumnos sobre "qué, cómo y por qué están aprendiendo". Finalmente, también es necesario realizar una tarea de crítica y revisión. "Los alumnos deben saber recibir y dar críticas constructivas a los compañeros, pero también a los profesores ya adultos externos al instituto", explica De la Fuente.

Para que esta manera de aprender sea eficaz, en Angeleta Ferrer apuestan por la codocencia y el trabajo cooperativo, donde toda la promoción está haciendo el mismo proyecto simultáneamente. Los tres docentes explican que en las horas de proyectos las formas de enseñar son diversas y no deben descartarse explicaciones o instrucciones directas cuando es necesario. Lo mismo ocurre con los deberes y los exámenes. "No es cuestión de poner el mismo ejercicio obligatorio para todos, pero si tú ves que no has terminado algo y el proyecto grupal lo entregas al día siguiente, evidentemente te llevarás trabajo a casa", detalla Mir. En el caso de la evaluación, Amengual explica que se hace de manera constante y puntualmente con algún examen, "que no se concibe como una prueba final que el alumno deba temer".

La complejidad de este engranaje hace que a la hora de la verdad, pocos institutos apliquen realmente esta metodología. "La aproximación que estamos haciendo al aprendizaje basado en proyectos es todavía bastante superficial, si lo comparamos con centros de otros países del mundo. Es un aprendizaje complejo y es necesario que los docentes nos formemos", comenta De la Fuente. En cuanto a la duda de si un alumno que aprende por proyectos después se puede enfrentar a pruebas tradicionales como la selectividad, Amengual es directa: "Aunque no están habituados, los alumnos se adaptan a este tipo de pruebas porque ellos han aprendido a aprender".

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