El mes de los maestros sustitutos: tres escuelas en tres semanas

Los sindicatos avisan que la alta movilidad del profesorado “pasará factura” al sistema educativo

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Una escuela de Barcelona, en una imagen de archivo

BarcelonaDani se ha estrenado en un aula de primaria hace tres semanas y, desde entonces, ha dado clase en tres centros diferentes. Montserrat ha empezado su carrera docente sustituyendo a una maestra contagiada y con toda la clase confinada. Nieves acababa su breve contrato el día 17 pero el covid hizo estragos en el claustro y diez días después todavía encadenaba sustituciones en la misma escuela. En los centros educativos, este mes de enero ha sido el de los sustitutos: desde que ha empezado el segundo trimestre, el departamento de Educación ha hecho más de 12.000 nombramientos en la escuela pública, y se tendrían que sumar los 4.000 contratos de sustituciones que se han hecho en la escuela concertada. En muchos casos, son docentes que se han incorporado de nuevo al sector educativo. Una primera experiencia laboral marcada por los confinamientos de alumnos, los brevísimos contratos temporales (de dos o tres días), la dificultad de adaptación con tan pocos días y la soledad de entrar en un centro con muchos maestros también sustitutos.

“No he tenido tiempo de preparar nada. Empecé de un día para el otro”, explica Nieves. Acabó el grado de educación primaria en junio y se apuntó a las listas de interinos. La han llamado por primera vez después de Navidad para cubrir una baja por covid de tres días en una escuela de Terrassa. Pero de una sustitución ha saltado a otra porque muchos maestros se han contagiado y ya ha dado clase a tres grupos diferentes. “Estoy aprendiendo mucho de las otras maestras y de los alumnos”, dice. 

Una hora para decidir

Cuando Educación hace un nombramiento, el docente tiene una hora para aceptar o rechazar la plaza que le ha tocado, con el riesgo que decir que no supone perder el turno e ir al final de la lista. Por eso, muchos docentes que estaban apuntados a la bolsa y mientras tanto trabajaban en concertadas han optado por dejar su lugar de trabajo cuando los han llamado de la escuela pública. “No te queda otra que aceptar”, asegura Dani. Él había dado clase antes en academias privadas de inglés y de repaso, y también había hecho un año clases en casa a tres niños en Dubai. Ahora ha entrado en la educación reglada por primera vez y ya ha estado en una escuela pública en el Hospitalet y en dos concertadas, una en Sant Sadurní d'Anoia y otra en Igualada: “Cuantos más alumnos tienes, más te desgastas, porque no puedo dedicarme a todos como mí me gustaría”.

En general, los nuevos maestros y profesores consultados por el ARA han encontrado bastante apoyo de los equipos directivos, a pesar de que saben que están desbordados por la gestión de la pandemia. “El equipo docente está muy acostumbrado que no paren de llegar sustitutos”, explica Montserrat. Tiene un contrato de tres días en una escuela de Lleida: además de las prácticas que hizo durante la carrera, su primera experiencia laboral ha sido dar clase a través de una pantalla porque todo el grupo estaba confinado. “Estaba nerviosa, pero una vez en la escuela me he metido en el papel de maestra y ha salido como si lo hubiera hecho toda la vida”. 

Durante estas tres semanas los sustitutos –y sus contratos de pocos días– están soportando estoicamente el brutal embate del covid en los centros. “Estas personas van a apagar fuegos”, sintetiza Iolanda Segura, portavoz del sindicato de maestros USTEC-STEs. Y avisa que “hacen lo que pueden”: no conocen la escuela ni los alumnos, tienen estudiantes en el aula y en casa, no pueden dar continuidad a muchas asignaturas ni al trabajo por proyectos. Claramente, van para “no desatender” a los estudiantes, pero los sindicatos alertan que todo ello “pasará factura” al sistema educativo y al aprendizaje de los niños y jóvenes. El problema, añade Marga Romartínez, responsable de docentes de la pública de CCOO, no es que haya tanta gente nueva haciendo docencia por primera vez, sino la movilidad de profesionales que esto implica. “Que en 15 días un alumno tenga a dos o tres tutores diferentes”, ejemplifica.

Dificultad para encontrar a sustitutos

Los sindicatos se han quejado reiteradamente este mes porque muchas sustituciones no han llegado a tiempo o directamente no se han cubierto porque las bolsas “están vacías”. Al menos, sin embargo, para los docentes de la pública hay una bolsa donde recorrer: sustituir a los monitores de comedor, de ocio, veladores o personal de servicios ha sido, directamente, una odisea. 

Lo mismo ha pasado en el sector concertado. “Cuando se toman decisiones se piensa solo en la pública, pero el servicio educativo somos todos los centros del país”, avisa Eva Salvà, de la Agrupación Escolar Catalana, una de las patronales laicas. Dice que se han sentido “muy solos”: no solo han sufrido la fuga de muchos docentes hacia la pública sino que tampoco se les ha dejado contratar a estudiantes del último curso de magisterio para cubrir algunas bajas de pocos días, como pidieron. “Sí que han permitido que profesores de ESO den clase a primaria, pero esto tampoco ha solucionado nada porque lo que hacen falta sobre todo son profesores de ESO”, resume Salvà. El mes más caótico en las escuelas acaba con más de 95.000 confinados.

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