Un "lío", un "caos", un "sálvese quien pueda": así se ve la gestión covid en las escuelas

Ya hay más de 132.000 alumnos y docentes confinados

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Un grupo de alumnos, en una escuela de Barcelona

BarcelonaLos centros educativos afrontan la tercera semana del trimestre con más positivos y confinados que nunca. Este lunes se han declarado más de 36.000 positivos en las últimas horas en el entorno escolar y hay más de 132.000 personas aisladas, entre alumnos (122.000 están en casa, un 8,5% del total) y docentes (más de 9.300, casi el 6% del total). Es por eso que las quejas por la gestión del covid en los centros no se paran. Al contrario, las familias reclaman ayudas para poder hacerse cargo de los hijos confinados y desde las escuelas avisan de que el alud de bajas laborales los está desbordando, tal como han explicado varios testigos en un muro de participación en el ARA.

Desde la reanudación del 2º trimestre, el departamento de Educación ha nombrado 9.335 sustitutos y este lunes ha anunciado que se prorroga una semana más el nombramiento diario de interinos, cuando normalmente se hace en días alternos. Pero incluso haciendo uso de esta solución de emergencia los centros no dan abasto. "Mi hija lleva dos semanas sin profesor de matemáticas en la ESO, en la pública", apunta un subscriptor. Según ha denunciado CCOO, en un 65% de los centros no se están cubriendo todas las bajas, en un 75% no disponen de suficiente material y en un 90% "pasan frío" en invierno, puesto que solo disponen de ventilación natural. De hecho, el sindicato ha denunciado al departamento de Salud a Inspección de Trabajo por "no dotar del material de protección necesario" a los profesionales de la educación.

Antoni López sustituye desde hace unos días a un profesor por covid, pero al segundo día él también se ha contagiado: "Intentamos gestionar las tareas de los alumnos desde casa los dos profesores de baja, porque la escuela está saturada de bajas, guardias y alumnos confinados. Es un caos, pero no veo ninguna solución, porque cerrar los centros tampoco creo que sirva", afirma. El conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, dijo la semana pasada que "no peligra" mantener las escuelas abiertas a pesar del "vertiginoso crecimiento de los contagios" en la sociedad, que "se reflejan" en la escuela.

"Estamos al límite"

Los equipos directivos viven exclusivamente pendientes de las bajas del profesorado. "La semana pasada no pisé ningún aula ni pude dedicarme a ninguna de las tareas que me corresponden. ¡Que nadie me vuelva a decir que las escuelas son seguras!", comenta la secretaria de una escuela del Poblenou. Denuncia que la administración los ha dejado "solos" gestionando la pandemia: "Si lo que querían los políticos era que se contagiara toda la población infantil tenemos que aplaudirlos, pero no serán nunca conscientes del precio que han tenido que pagar las escuelas, los niños y las familias". Una profesora pone un ejemplo del brutal impacto de la variante ómicron en los centros: "En un grupo de 4º de ESO tenía 6 alumnos en el aula y 19 confinados. Estamos al límite intentando cubrir las clases de los compañeros que están de baja".

Según los protocolos, los alumnos de ESO que son contacto estrecho y están vacunados o han pasado el covid recientemente pueden ir a clase, pero los que no tienen las dos dosis se tienen que quedar en casa. El 60,4% de las personas entre 12 y 15 años tienen la pauta completa, así que, en general, cuatro de cada diez alumnos se tiene que confinar cada vez que se detecta un positivo en su clase. En primaria las reglas son diferentes: los alumnos no vacunados solo tienen que hacer cuarentena cuando se detectan cinco o más positivos en la misma clase. Pero igualmente las cuarentenas se están multiplicando: solo el 4% de los niños de 5 a 11 años tiene las dos dosis y el 40% la primera. Además, según ha comprobado el ARA, hay familias que directamente no hacen el test de antígenos voluntario para evitar que su hijo salga positivo y tenga que aislarse obligatoriamente, así que lo llevan a la escuela si no tiene síntomas, con el riesgo de que se haya contagiado y, sin saberlo, esparza el virus a sus compañeros. Todo ello es para evitar problemas de conciliación familiar: "¿Quién cuida a los niños y niñas confinados o enfermos? Este es el primer protocolo que tendríamos que tener claro y, de momento, brilla por su ausencia", critica Joan Saus.

En este sentido, algunas familias también denuncian lo que consideran una "discriminación" de los no vacunados. "Es un lío", dice Sara Oró. Dani, que también usa la palabra discriminación, relata lo que considera una incoherencia del protocolo: "Mi hija confinada dando clase virtual a pesar de tener unos antígenos negativos (pagados por nosotros), mientras alumnos vacunados con familiares positivos van a clase presencial porque sus antígenos financiados han salido negativos".

Según Imma Elias, maestra, la situación es un "sálvese quien pueda": "He percibido que ahora ya no importa si nos contagiamos o no, que la situación se da por perdida, porque el sentido de las pautas que hemos recibido ya no es cuidar la salud", sostiene. Se confiesa "enfadada y neguitosa" por ver la "factura" que dejará la sexta oleada en las escuelas entre los docentes, pero también entre los alumnos. Varias voces han alertado en los últimos días de que los confinamientos reiterados y, en general, la crisis sanitaria del covid-19 han acentuado las desigualdades y ha aumentado el riesgo de abandono escolar prematuro. La falta de conexión a la red, la ausencia de dispositivos o el estrés en los hogares con pocos ingresos ha hecho crecer el absentismo, según ha comprobado el estudio Crossroads, coordinado por el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género (CEIG) de la Universidad de Vic.

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