Siete de cada diez profesores de matemáticas de secundaria no son matemáticos
En Cataluña se puede hacer docencia de esta asignatura con más de un centenar de grados universitarios
BarcelonaLa mayoría de profesores de matemáticas de los institutos catalanes no son matemáticos. De hecho, según los datos a los que ha podido acceder el ARA, de los 3.740 docentes de secundaria en activo que imparten matemáticas, sólo el 31% son graduados o licenciados en matemáticas. Es decir, siete de cada diez profesores de matemáticas en los institutos no son matemáticos.
Aunque pueda parecer incongruente, esta baja proporción de titulados en matemáticas entre los docentes de instituto de esta asignatura no incumple ninguna normativa. De hecho, en estos momentos, en Cataluña se puede acceder a la profesión de docente de matemáticas con más de un centenar de titulaciones universitarias homologadas que no son el grado o la licenciatura en matemáticas o en ciencias matemáticas. Entre ellas, existen titulaciones como diversas ingenierías o grados de arquitectura, ciencia o económicas, pero también otras que no están tan directamente relacionadas con las matemáticas como el grado de administración y dirección de empresas o el de marketing y comunicación digital.
"El enfoque que puede dar un graduado en matemáticas a la docencia es muy diferente gracias a los conocimientos más profundos que ha adquirido en los estudios. No se trata sólo de los contenidos teóricos aprendidos que justifican lo que se está haciendo en la ESO y en el Bachillerato, también afecta al sentido y la belleza que tiene el rigor y la precisión en cálculos y razonamientos", advierte el coordinador del máster del profesorado de secundaria de matemáticas de la UAB, Albert Mallart.
Sin embargo, el formador de docentes de matemáticas Lluís Mora saca algo de hierro al hecho de no ser matemático: "Depende un poco del origen del que vengan... los que provienen de ingenierías, física, química e incluso biología y economía creo que tienen una base matemática lo suficientemente extensa como para poder enseñar sin problemas, siempre que pasen un proceso de preparación y adaptación". En el mismo sentido, Carles Granell, miembro de la junta de la Federación de Entidades para la Enseñanza de las Matemáticas de Catalunya (FEEMCAT), insiste en que "venir de otro grado es una complejidad y una dificultad añadida que requerirá tiempo, formación y acompañamiento"
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Compromiso de realizar el máster de secundaria
Pese a la amplia lista de grados con los que se pueden enseñar matemáticas a los adolescentes de los institutos de Cataluña, en principio todos los docentes de secundaria deben tener el máster de formación del profesorado. Además, en el caso de la cuarentena de grados que están menos vinculados a la matemática pura, el departamento de Educación especifica que el máster deberá realizarse obligatoriamente en la especialidad de matemáticas (hay una veintena de especialidades) .
Ahora bien, no todos los docentes que están en activo dando clase en las aulas de secundaria han pasado este filtro o plus formativo y pedagógico, ya que hoy en día y desde hace cinco años se puede acceder al sistema educativo sin haber superado el máster, aunque con el compromiso de realizar la preinscripción en los próximos tres años. "El docente está obligado a acreditar una formación para ejercer de profesor de matemáticas, pero al mismo tiempo se le contrata si no la tiene por falta de docentes. Yo me pregunto qué tipo de formación puede ofrecer una persona que no está acreditada", critica Malla.
Los tres profesionales advierten que, aunque se haga el máster, la duración de un año es insuficiente. "No se pueden albergar en un año todos los conocimientos de una carrera universitaria como la de matemáticas, pero tampoco es lo que se pretende. Lo que se pretende es dar herramientas, recursos y conocimientos para enseñar matemáticas a los alumnos: cómo impartir conocimientos y desarrollar competencias, cómo dirigirse a un grupo de alumnos", detalla el matemático de la UAB, que también reconoce que "no se puede negar que los alumnos que no son matemáticos tienen una base más floja de la que son conscientes, algo que les inquieta por afrontar situaciones de aprendizaje futuras". BK_SALTO_LINEA~ Tanto Mora como Granell, sin embargo, insisten en que ser matemático tampoco implica directamente tener más destreza para enseñar las matemáticas y que esta formación no sólo debe depender del máster de secundaria. básicos, conceptuales de nuestra área de experiencia, pero también necesitamos aspectos pedagógicos, didácticos, psicológicos... No es sólo el contenido matemático el que te hace ser un docente", asevera Granell.
En este sentido, Mora explica que una de las partes cruciales para que un docente sepa enseñar matemáticas son las conexiones entre conceptos. tienen", explica, e insiste en cómo las "relaciones que se establecen entre blogs de contenido son muy importantes para aprender matemáticas" y para saber resolver problemas como los que se plantean en PISA. "Tenemos cierta tendencia a dar clase de la misma forma que experimentamos como alumnos. Debemos entender que la matemática competencial no incluye práctica reproductiva por sí sola, sino que consiste en dar al alumno herramientas para que puedan afrontar problemas, nuevas situaciones y nuevos contextos".
De los sueldos altos al desconocimiento de la profesión
Mora todavía hace una advertencia más: en los grados de matemáticas se hacen muy pocas asignaturas de didáctica, lo que implica, por un lado, que los futuros matemáticos tienen pocas herramientas para saber enseñar matemáticas y, por otro, que muchos matemáticos ni tan siquiera sólo se plantean ser docentes, porque en la universidad no se les exponen suficientemente los detalles de esta salida laboral. "Hay que valorar cómo es el acceso al grado de matemáticas, cuántas plazas hay disponibles y qué perfil de alumno puede acceder, pero también hay que ser conscientes de que la única forma de hacer educación matemática es crear un grado universitario específico de educación matemática", pide Granell.
"El otro tema importante son los sueldos", reconoce Mora, que describe como "siendo matemático con 23 años te puedes encontrar con determinados trabajos en los que puedes llegar a sueldos de más de 50.000 o 60.000 euros al año sin problemas ". Y concluye: "Si a esto añades que para muchos la última referencia de la didáctica en matemáticas es el recuerdo que tienen del instituto... Es difícil competir contra ese escenario".