Los expertos esperan una sexta oleada en otoño
La vuelta a la escuela y al trabajo preocupan a Salud, a pesar del adelanto de la campaña de vacunación
Santa Coloma de GramenetNi las autoridades sanitarias ni los epidemiólogos esconden su preocupación de cara a septiembre, cuando, a la vez, las escuelas vuelvan a abrir y los que todavía están de vacaciones se reincorporen al trabajo. Con la recuperación de la rutina, que implica más movilidad, un uso más intensivo del transporte público y el aumento de la interacción en entornos cerrados, también crecerá el riesgo de contagio. Y en Catalunya, que sale muy poco a poco de una quinta oleada inédita por el volumen de infecciones acumuladas (239.975 casos en solo dos meses), la situación epidemiológica ya es grave: todavía se diagnostican 9.000 positivos a la semana y los hospitales atienden a 456 enfermos críticos. Con este cóctel explosivo de incidencia elevada y retorno masivo a la normalidad, que en otoño se desencadene una nueva oleada es un escenario que dan casi por hecho los expertos consultados por el ARA. Incluso el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, admitía este martes que es “muy probable” un rebrote en Catalunya.
Si las previsiones se cumplen, la oleada del otoño sería la sexta desde marzo de 2020. Y nada hace pensar que pueda ser la última en Catalunya. “Es seguro que habrá nuevas oleadas del covid, pero si la variante delta se mantiene lo que irá cambiando será el impacto que tienen, gracias básicamente a la vacunación”, afirma el jefe del servicio de medicina preventiva y epidemiología del Hospital Clínic, Antoni Trilla. Coincide con él el médico e investigador de la Universidad de Leicester Salvador Macip, que ve “lógico” asumir que se irán sucediendo oleadas como hasta ahora. “Ahora bien, la de este otoño será diferente de la del año pasado y harán falta medidas diferentes para controlar la curva de contagios”, explica. Los dos subrayan que la cifra basal de diagnósticos en septiembre posiblemente será muy alta, sobre todo por el resultado de las últimas semanas y del aumento de los contactos sociales en agosto. Las escenas de las últimas noches en Barcelona y otras ciudades, donde han proliferado las fiestas y los botellones sin ningún tipo de medida de protección, impactarán de lleno en la curva del covid. “Son situaciones de alto riesgo de donde saldrán clarísimamente más contagios que todavía no podemos ver”, alerta Trilla.
Esta preocupación por el impacto que el septiembre puede tener en la curva del covid no es nueva. Alrededor de agosto del año pasado, después de un confinamiento muy duro en la primavera y un verano lleno de brotes, también se instauró una sensación de miedo –justificado– a una nueva oleada: Catalunya no vivió una, sino dos antes del invierno. Según los expertos, la diferencia entre septiembre de 2020 y el de este año es la campaña de vacunación: el 70,9% de la población ha empezado a vacunarse y un 63,8% tiene la pauta completa. “Tenemos un porcentaje alto de vacunados y ahora la mortalidad no será proporcional a los contagios. En cada oleada veremos un repunte de hospitalizaciones y muertes, pero no como el año pasado”, explica Macip.
Esta semana, 151 personas han perdido la vida en Catalunya debido al covid –una veintena diaria de media–. La mayoría tenían 80 años o más y, muy probablemente, muchas estaban completamente vacunadas desde hace tiempo. Ahora bien, los mayores de 65 años normalmente tienen un sistema inmunitario más debilitado y no siempre responden a los estímulos de la vacuna. "Les vacunas evitan especialmente las formas graves del covid, pero no protegen al 100%. Sabemos que sin vacunas, con las cifras tan elevadas de contagios que tenemos, habríamos vuelto a ver una mortalidad dramática en las residencias como la de la primera oleada", asegura Trilla.
Vacunas y variante delta
La campaña de inmunización catalana ha perdido fuerza en las últimas semanas debido a las vacaciones de verano: si el 20 de junio se inoculaban 98.692 dosis, el 20 de agosto se administraban la mitad, 50.631. Esta parada “transitoria” genera cierta “inquietud” entre las autoridades y los expertos. “Pero de momento tenemos que ser optimistas: si dentro de dos semanas no aumenta la cobertura ni se recuperan las semanas de agosto, entonces sí habrá que hacer acciones más específicas para reclutar a los indecisos”, apunta el médico. Además, que haya un 7% de la población que ha recibido la primera dosis y todavía no se ha puesto la segunda da confianza a las autoridades. “Ante la variante delta es importante tener a mucha población con la pauta completa”, insiste Trilla.
De hecho, y como la vacunación, la variante delta también es un elemento diferencial respecto al otoño pasado. Su predominio ha cambiado las reglas del juego, por la alta capacidad de transmisión que tiene y porque ahora se sabe que quien se contagia también disemina mucho más el virus en los primeros días desde la infección, en los que se lo considera asintomático. "Esto explicaría por qué ahora, cuando entra en una casa, todos los miembros de una familia se infectan", dice Macip.
Las vacunas no son la solución a la pandemia, pero sí herramientas indispensables para controlarla. Aunque también reducen en parte la posibilidad del contagio, con las variantes anteriores las vacunas hacían que los inmunizados participaran menos en la cadena de transmisión. Con la delta esto ha cambiado radicalmente: ahora es más habitual que un contagiado también se infecte e infecte a los otros. "Sigue habiendo una disminución de los contagios gracias a las vacunas, pero no de una forma tan espectacular como antes", admite el investigador. Y menos todavía si los afectados solo han recibido la primera dosis, menos efectiva ante la mutación originada en la India.
Blindar las escuelas
Si la delta ha menguado el efecto protector de la vacuna (solo en la infección, no en la protección ante la hospitalización y la muerte), inevitablemente también obliga a modificar las medidas de prevención. "Ya hemos visto que las que funcionaban en enero no eran útiles en abril y que ahora no funcionarán en septiembre. Nos tenemos que adaptar a la realidad de cada momento y es evidente que hay que hacer cambios en el abordaje que se hace en los puntos calientes de transmisión", puntualiza Macip. El médico se refiere eminentemente a los entornos laborales (incentivando el teletrabajo o desplegando modelos híbridos y escalonando las entradas) y al transporte público, donde se producirán aglomeraciones en horas punta que pueden comprometer el control epidemiológico.
Pero si hay un punto que preocupa a los expertos son las escuelas, que podrían convertirse en un polo de difusión del virus, como pasó en el Reino Unido. Ahí ya se vio que la delta circulaba especialmente en los centros porque eran los espacios con menos población vacunada y, a pesar de que los efectos graves en niños son mínimos (pero los hay), pueden transmitir el virus en casa. Por este motivo el conseller Argimon ha afirmado que le gustaría llegar al 100% de primeras dosis entre los estudiantes de más de 12 años y al 50% con pauta completa cuando empiece el curso, el 13 de septiembre. En Catalunya Ràdio, Argimon ha indicado que se trata de una población de unas 300.000 personas y que las podrían vacunar en una semana.
"Que Catalunya haya empezado ya a vacunar a los adolescentes [un 48% de los menores de edad han recibido la primera dosis] es una muy buena idea, porque ayudará a aguantar el aguacero, pero solo con vacunas no lo conseguiremos. Cuanto más capas pongamos, mejor: mascarillas, distancia de seguridad, grupos burbuja estables y mucha ventilación, pero también hacen falta más cribajes que nunca para detectar a los asintomáticos ", enumera Macip. Por ejemplo, plantea, se podrían hacer cribajes masivos antes del inicio de curso para "hacerse una idea de cómo llegan los niños a la escuela", como ya está haciendo el Reino Unido.