LGTBI

"Solo mi hija puede decidir quién es"

Familiares y colectivos trans aplauden el borrador que elimina el requisito de un informe médico para cambiar de sexo

Una imagen de un transexual  que se mira al espejo de archivo

BarcelonaLa comunidad LGTBI se muestra satisfecha con el borrador que ha redactado el ministerio de Igualdad de Irene Montero para la futura ley trans y porque por primera vez reconoce "la autodeterminación de género" y es una apuesta para hacer un marco normativo "fuerte" a favor de la igualdad de derechos. El texto, que todavía tiene que pasar debates y negociaciones dentro del gobierno español y provoca reticencias entre el movimiento feminista, prevé el cambio de sexo y de nombre en el Registro Civil a partir de los 16 años, solo con una declaración expresa y sin necesidad de tener ningún informe médico.

La hija de Ana Valenzuela, presidenta de Chrysallis Familias de Menores Trans, hizo el tránsito social a los 4 años. Ahora tiene 10 y oficialmente tiene nombre de niña pero todavía mantiene el sexo masculino en el registro oficial. Una instrucción del 2018 del ministerio de Justicia permite cambiar el nombre de los menores pero no es hasta la mayoría de edad que también pueden cambiar de sexo en el DNI. El año 2007 una ley eliminó el requisito de una operación quirúrgica de los genitales para cambiar de sexo, pero sí establecía la necesidad de un informe médico o psicológico que determinara la disforia "de sexo", además de un mínimo de dos años de tratamiento hormonal, a pesar de que la OMS eliminó la transexualidad de la lista de trastornos mentales. Por el contrario, el borrador de la nueva ley "deja de considerar una patología y de hablar de los trans como personas enfermas", destaca Katy Pallàs, presidenta de FLG-Asociación de Familias LGTBI, para quienes, en definitiva, se trata de avanzar hacia "la protección de los derechos civiles y de los derechos humanos".

"Nadie puede decidir sobre quién es mi hija, solo ella lo puede decidir", defiende Valenzuela, que explica que la niña "quiere que se apruebe la ley" porque es consciente de cómo de difícil puede ser la vida para personas trans con un entorno hostil. La activista lamenta que se cuestione continuamente la determinación de los menores trans a hacer la transición cuando la experiencia, dice, es que de muy pequeños ya saben que su identidad no encaja con sus genitales.

Katy Pallàs compara las reticencias al colectivo con las que sufrieron gays y lesbianas a finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, cuando las personas transexuales "dejaron de ser invisibles". Ser trans, insiste, "no es ninguna opción ni capricho sino que se es y como tal tiene que ser visibilizada, reconocida y respetada" la persona.

La iniciativa del ministerio de Irene Montero ha dividido al movimiento feminista entre las partidarias de apoyar medidas que reconozcan los derechos de los trans y entre las que se oponen por considerar que es un ataque en toda regla a los años de lucha a favor de los derechos de mujeres biológicas. Para Valenzuela y Pallàs, la oposición de esta parte del feminismo –conocido como TERF (la sigla en inglés de feministas radicales trans excluyentes)– y la irrupción en el centro del ruedo politicomediático de formaciones de extrema derecha suponen una amenaza al reconocimiento de la igualdad. La activista de Chrysallis asegura que desde hace unos años hay "un retroceso" social de hitos que se habían superado. Por ejemplo, actualmente constatan ataques a los menores trans en el ámbito escolar.

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