Música

Josep Vicent Frechina: "Asociarse garantiza que se ponga en primer plano el bien común, no el personal"

Profesor de física y crítico musical; compagina su trabajo como docente con el de divulgador de la cultura popular

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Josep Vicent Frechina fotografiado en la huerta de su pueblo, Masalfasar, en la comarca de l'Horta Nord.

MasalfasarHa participado en la creación de la Asociación Tramús, Tradició i Música, y del Colectivo de Músicos en Valenciano Ovidi Montllor. Es evidente que cree en el trabajo colectivo. ¿Pero la fórmula no está en declive?

A escala social existe un gran desplazamiento del hecho colectivo al hecho individual. La red debería haber potenciado lo colectivo pero ha potenciado el individualismo, porque ha creado la cultura de la autoexposición y la autocelebración. Por el contrario, la gente que éramos jóvenes en los 80 teníamos una tradición asociativa que venía del ámbito parroquial, de los Movimientos Juniors o de los grupos de scouts y, de mayores, reproducimos la fórmula.

¿Qué se pierde si desaparece el modelo?

Desguacemos la sociedad, porque el movimiento asociativo es la columna vertebral, el cañamazo sobre el que está construida. Las instituciones tradicionales como la familia y la Iglesia están en crisis, y si no creamos instituciones alternativas poderosas estamos disolviendo a la sociedad, convirtiéndonos en seres individuales y aislados que contactamos con otros virtualmente, y es difícil trabajar por la transformación social y la mejora de la vida de todos si cada uno va a lo suyo. Asociarse garantiza que se ponga en primer plano el bien común, no tu personal.

¿Cree que existe un desprecio por la cultura popular?

Sí, históricamente el término se ha utilizado con esa intención. Se ha añadido el adjetivo popular para distinguirla de la cultura presuntamente verdadera. Pero en los últimos treinta años se ha producido una progresiva revalorización de muchos elementos de cultura tradicional e, incluso, se ha hecho la evolución de patrimonializarla. La evolución es positiva, y un fenómeno como el del cantante Pep Gimeno Butifarra, evidencia que la cultura tradicional, según se muestre, tiene potencial para atraer a mucha gente. De hecho, en el País Valencià no hay ahora ningún escritor, pintor o cocinero que sea tan famoso como el Butifarra. Es decir, tenemos a un personaje de cultura popular que es el personaje más importante de cultura, ya sin adjetivos.

¿Por qué rechaza el foclorismo?

Me gusta la cultura popular como vivencia y no como recuerdo o nostalgia. Ni como un objeto que se saca de vez en cuando del armario para recordar lo que éramos y se vuelve a guardar. Quiero una cultura popular que tenga sentido hoy. La otra es una cultura popular mistificada. Si no forma parte de lo cotidiano no es cultura popular, es otra cosa.

Pero el Butifarra ha tenido éxito con un repertorio tradicional no vinculado al presente, como sí hizo Al Tall.

Él coge las canciones antiguas sin disfrazarlas de antiguas, simplemente las vuelve a cantar. Lo hace con una credibilidad y una autenticidad que hace que la gente se emocione. Está realizando una operación en teoría museística, pero que se inserta del todo en el presente. Cuando alguien baila un bolero con ropas antiguas y marcando una cierta distancia, hay un problema de comunicación, carece de verdad, se ve como un espectáculo de restauración del pasado sin más trascendencia. Pero cuando el Butifarra sube al escenario tiene algo de verdad; la gente ve su pasado, se identifica y lo siente vivo. Es lo que genera la emoción, esa ilusión de continuidad con lo que uno percibe como sus raíces.

Ensanchamos la mirada. ¿Cuál es la salud de la música en catalán?

Excelente, probablemente la mejor de la historia.

¿Por número o por calidad?

Cualitativamente ya depende de los parámetros con los que se analice, pero cuantitativamente es evidente, por diversidad y por abanico estilístico.

Pero no cuenta con nombres de la dimensión de Ovidi Montllor, Serrat, Llach o Raimon...

Con tanta cantidad, la calidad es desigual, pero hay cosas de calidad extraordinaria que tienen tanta incidencia social como la de los autores de la Transición. La diferencia es que el público está más segmentado y nada tan transversal. Ahora Rosalía vende muchos más discos que Serrat, y de largo.

¿Pero tiene más calidad?

Serrat es uno de los mejores escritores de canciones de los últimos 40 años en el mundo, así que antes de hacer ninguna comparación con Serrat hay que pensárselo bien.

¿Por qué la música en valenciano parece más fecunda en el registro lúdico?

Por optimización de recursos. En cualquier grupo de amigos seguro que uno toca la dulzaina y otro en la banda de música, y si se deciden a hacer un grupo necesariamente tendrán que incluir dulzaina y viento, y eso sólo encaja con propuestas festivas.

¿No tiene nada que ver con ese carácter valenciano supuestamente expansivo?

Podría tener que ver, pero creo que es más esa optimización de recursos. Y el proceso de imitación de Obrint Pas.

¿Por qué llega el País Valenciano tan poca música de las Islas Baleares?

Hay un problema terrible y es uno de los grandes fiascos de la Transición: no se construyó un mercado cultural catalán, fue boicoteado. Y con el proceso autonómico consolidado, las fronteras se han hecho más impermeables. Y lo que ha quedado de los Països Catalans es un sistema radial donde todo ocurre por el Principado. No hay relaciones propias del País Valenciano con las Islas, ni del País Valenciano con la Cataluña Norte, ni de las Islas con la Cataluña Norte. Y, entonces, la Comunidad Valenciana y las Islas se han desconectado. Y esto es dramático para la cultura.

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