¿Cómo ha llegado hasta Cataluña el humo de unos incendios de Canadá?
La circulación en la atmósfera ha propiciado unos cielos de un naranja intenso en los últimos días
BarcelonaSeguro que muchos de ustedes han notado que el cielo tenía un aspecto sucio y turbio en los últimos días, y que ofrecía unas salidas y puestas de sol con unos colores anaranjados muy llamativos. Todo ello es el resultado de la llegada de una gran cantidad de humo proveniente de los incendios forestales que arden en la mitad occidental de Canadá, al otro lado del océano Atlántico.
Parece sorprendente que pueda llegar a nuestro hogar el humo de unos incendios tan lejanos, pero no lo es tanto si conocemos un poco la circulación de nuestra atmósfera. Lo que explica la llegada de este humo a nuestro país se llama corriente en jet polar y es un tubo de vientos que da la vuelta al planeta Tierra a entre 9 y 12 km de altitud y circula de oeste a este a una velocidad que a menudo supera los 100 km/h.
Esta circulación de vientos está provocada por el calentamiento diferencial entre los polos y el ecuador terrestre, que hace que la atmósfera intente equilibrar la diferencia de temperatura y presión mediante el transporte de aire frío hacia latitudes más bajas. Sin embargo, la corriente no es rectilínea, sino que forma unos meandros que separan las masas de aire frío de las de aire cálido, y que marcan la situación meteorológica que tenemos. Por poner un ejemplo reciente: si la corriente en jet se ondula tanto que se rompe encontraremos una burbuja de aire frío aislada y rodeada de una masa de aire más cálida, una situación que llamamos popularmente gota fría y que si tiene lugar en verano puede provocar intensas lluvias como las de la semana pasada. Si una masa de aire frío empuja la corriente hacia el sur, llegará a nuestro país una frialdad, pero si es una masa de aire cálido la que le empuja hacia el norte lo que tendrán en el continente europeo será un calor.
La corriente en jet, un aliado de Japón durante la Segunda Guerra Mundial
En el siglo XIX, el profesor estadounidense Elias Loomis intentó explicar el comportamiento de las tormentas con la supuesta existencia de una corriente de aire muy potente que soplaba siempre de oeste a este. Posteriormente, ya en la década de 1920, un meteorólogo japonés detectó esta misma corriente de viento muy intensa cerca del monte Fuji, que tiene poco menos de 4.000 metros de altitud. Menos de dos décadas después, en 1942, el doctor Fujiwara proponía al ejército de su país el envío de globos bomba hacia Estados Unidos aprovechando esta corriente de viento. Los japoneses acabaron arrojando cerca de 10.000 globos explosivos, aunque sólo 285 llegaron a territorio americano porque el resto acabaron cayendo al océano. Fue precisamente en territorio estadounidense donde una familia perdió la vida cuando hacía una excursión al bosque en una zona donde había uno de esos globos bomba, por lo que fueron los seis únicos estadounidenses que perdieron la vida en EE.UU. continentales durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, la corriente en jet también facilita que los viajes transoceánicos sean más rápidos en dirección a Europa, ya que los aviones comerciales a menudo aprovechan el emplazamiento de la corriente para aumentar la velocidad y reducir considerablemente el tiempo de vuelo. Un avión que salga de Barcelona y vuele hacia Estados Unidos podría tardar más tiempo si por algún motivo tuviera que volar con ese viento tan intenso de cara.