Multado por pilotar desde el balcón un dron que iba de Sants al Tibidabo

BarcelonaPilotar un dron es como conducir un coche: si incumples las normas, te pueden multar. Y los Mossos d'Esquadra tienen unos agentes que controlan el tráfico en las carreteras y también otros que supervisan la circulación de los drons en el aire. Es por eso que hace un mes se alertaron cuando detectaron un dron que se había elevado en la Plaça Cerdà de Barcelona –al lado de la Ciutat de la Justícia–, en el distrito de Sants, y había ido hasta el Tibidabo: un trayecto de seis kilómetros y medio. El aparato recorrió más de un kilómetro alrededor del Tibidabo y después repitió los seis kilómetros y medio para volver a su punto de salida. En total el dron hizo unos 15 kilómetros a una altura de entre 120 y 200 metros, y alguien lo había dirigido a mucha distancia y sin verlo. La policía abrió una investigación para encontrar al piloto.

Los Mossos tienen un sistema llamado Kuppel, que consiste en unas antenas y unas cámaras que controlan los drons que vuelan en Catalunya –aunque la cobertura no llega a todo el país–. Con este sistema, la policía puede identificar a los aparatos gracias a la señal que deja el mando con el que los dirigen. Más que una matrícula del dron, se obtiene un número de bastidor, explica el jefe de la unidad técnica de seguridad aérea de los Mossos, el sargento Xavi Moya. Así pudieron comprobar que el piloto que buscaban había hecho tres vuelos más con el mismo aparato: el último, el 28 de enero, sirvió para localizarlo. Cuando el dron se elevó, los agentes se desplazaron a la zona de donde había salido y descubrieron al piloto, que lo dirigía desde el balcón y que bajó a la calle para recoger el aparato.

Entonces los Mossos identificaron y denunciaron al piloto: un hombre de 36 años que aseguró que hacía los vuelos “por simple hobby”. La policía ve creíble este relato porque “le gustan los drons y obtenía imágenes de lugares emblemáticos” como el Tibidabo. Según Moya, “no estaba haciendo ninguna actividad profesional”. Los Mossos han llevado el caso a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), que es la autoridad que puede imponer la multa correspondiente, que puede llegar a ser de 220.000 euros. Pero Moya avisa del riesgo de que el hombre habría podido cometer un delito de homicidio imprudente si el dron –que pesa unos 200 gramos– hubiera caído a la cabeza de alguien y lo hubiera matado, porque advierte de que la conexión con el aparato, a tantos kilómetros de distancia, habría podido quedar interferida por las señales radioeléctricas que tiene Barcelona.

El sargento también alerta de que habría podido tener lugar un homicidio si el dron, que el piloto no siempre veía desde el balcón, hubiera chocado con la hélice de la cola de un helicóptero, teniendo en cuenta que el aparato había atravesado tres helipuertos hospitalarios, dos de los cuales con un tráfico “muy alto”: el de la Vall d'Hebron y el de Sant Joan de Déu. A pesar de esto, Moya admite que el 95% de las infracciones por pilotar drons son sanciones económicas. La investigación sigue abierta, porque los Mossos habían detectado más vuelos peligrosos que sospechan que habría hecho el mismo piloto con otro aparato.

245 denuncias en los últimos tres años

Moya recuerda que Barcelona y las ciudades de alrededor forman el espacio aéreo del aeropuerto de El Prat y que solo pueden volar drons de pilotos profesionales, que tienen que estar coordinados con la torre de control. El sargento explica que el sistema Kuppel detecta unos 75 vuelos de drons cada día en Catalunya y argumenta que la intención de los Mossos no es multar a todo el mundo que eleva uno sino a los más arriesgados. Según Moya, durante el confinamiento de 2020 por el covid investigaron un dron que fue de la Barceloneta a la Sagrada Familia y llegó a los 500 metros de altura, cosa que lo hacía todavía más peligroso por el riesgo de chocar con un helicóptero o incluso un avión. Los Mossos han puesto 245 denuncias en los últimos tres años por vuelos de drons: 150 en 2019, 55 en 2020 y 40 en 2021.