Gabriela, la chica que ha revelado una de las causas del lupus

Un estudio encuentra vínculos entre la enfermedad autoinmune y un gen que se encarga de reconocer los virus

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Una niña de espaldas en una imagen de archivo.

BarcelonaLos genes de Gabriela han ayudado a descubrir una de las causas del lupus, una compleja enfermedad autoinmune que hace que el cuerpo se ataque a él mismo. Esta chica madrileña tenía siete años cuando fue diagnosticada de lupus eritematoso sistémico, una condición que afecta a 210 de cada 100.000 personas en España. Sus síntomas eran graves y una aparición a una edad tan temprana –inflamación de órganos y articulaciones, moratones y erupciones en la piel y cansancio– llamó la atención de los médicos, que sospechaban que el origen tenía que encontrarse claramente en su genética. La investigadora Carola García de Vinuesa, del Centro de Inmunología Personalizada de Australia y del Instituto Francis Crick de Reino Unido, secuenció su genoma, el libro de instrucciones para que cada célula cumpla la función que tienen encomendada, y el análisis ha permitido identificar una mutación en una de las más de 3.000 letras químicas que lo forman.

Cuando Gabriela se daba un golpe, por mínimo que fuera, le salían grandes moratones porque sus defensas atacaban a sus plaquetas, las células que ayudan a la coagulación de la sangre y paran las hemorragias. Su cuerpo destruía tejidos sanos por error. Ahora se sabe que la raíz del problema es una única mutación en un receptor llamado TLR7, una molécula que de forma general se encarga de reconocer el material genético de los virus, el ARN, y que se activa para poder defenderse de ellos. En el caso de esta chica, su cuerpo reacciona contra su propio ADN y desencadena un ataque contra sus órganos. Esta mutación hace que la proteína TLR7 se una más fácilmente a un componente del ácido nucleico (las moléculas que almacenan y difunden la información genética) y se vuelva más activa. Esto aumenta la sensibilidad de la célula inmunitaria, lo que hace más probable que identifique incorrectamente el tejido sano como extraño o dañado y lo ataque.

Hasta ahora no se ha identificado una única causa detrás de esta enfermedad autoinmune, sino que hay un "mosaico" de factores que favorecen la aparición. Algunas son genéticas –hay familias con múltiples casos–, en otros casos las hormonas sexuales tienen un peso importante –hay diez veces más mujeres afectadas que hombres– y también se pueden desencadenar por condicionantes externos como el estrés, los nervios o la exposición a la luz ultravioleta del sol.

Más frecuente en mujeres

Mayoritariamente, los casos de lupus aparecen entre la adolescencia y los 40 años, pero en un 10% de los casos se manifiestan durante la infancia, como es el caso de Gabriela. Solo se habían localizado unos pocos casos de lupus grave en Estados Unidos y China en los que este gen también estaba mutado. Y para confirmar que la mutación del TLR7 tiene vínculos claros con la aparición de esta enfermedad autoinmune, el equipo utilizó la edición genética CRISPR para introducirla en ratones. Los animales desarrollaron la enfermedad y mostraron síntomas similares a los que presentaba Gabriela. Así, y según García de Vinuesa, esta es la primera vez que se ha demostrado que una mutación del TLR7 causa lupus, “lo que proporciona una clara evidencia de una de las formas en las que puede surgir esta enfermedad". Los resultados de la investigación se han publicado en la prestigiosa revista Nature.

"La identificación de esta mutación es realmente esperanzadora porque abre nuevas vías para entender las causas del lupus y ofrecer nuevos tratamientos", explica al ARA el jefe del servicio de enfermedades autoinmune del Hospital Clínico, Ricard Cervera, que no ha participado en el estudio. El experto subraya que, a pesar de que el grupo de personas que se pueden beneficiar de este hallazgo es pequeño, para los enfermos que tienen este gen alterado puede suponer un cambio significativo. Los medicamentos que se dan actualmente permiten frenar y controlar el lupus, pero no curarlo. Además, actúan como inmunosupresores y comportan efectos secundarios. "Saber que estos receptores TLR7 pueden estar detrás permitirá proponer terapias dirigidas a corregir la mutación", celebra Cervera. De hecho, los investigadores trabajan ahora con empresas farmacéuticas para explorar el desarrollo o la readaptación de tratamientos existentes dirigidos al gen TLR7. 

Además, el trabajo también puede ayudar a explicar por qué el lupus es más frecuente en mujeres que en hombres. El ADN está distribuido en cromosomas, que a la vez se dividen en genes. Las instrucciones para fabricar el receptor TLR7 se encuentra en el cromosoma sexual X, del que las mujeres tienen dos copias, mientras que los hombres solo tienen una. Normalmente, en las mujeres uno de los cromosomas X está inactivo, pero en esta sección el silenciamiento de la segunda copia suele ser incompleto. Esto quiere decir que las mujeres con una mutación en este gen pueden tener dos copias funcionales.

La protagonista de esta historia, Gabriela, sigue en contacto con el equipo de investigación y espera que "este hallazgo dé esperanza a las personas con lupus y les haga sentir que no están solas en la lucha contra esta batalla". 

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