Salud

Lentejas para dormir y otros métodos poco conocidos para revertir la miopía

Los expertos advierten que se diagnostican pocos casos infantiles e insisten en la detección precoz

Ver bien para estudiar mejor

BarcelonaLos problemas visuales son cada vez más frecuentes, especialmente entre los niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que mil millones de personas en todo el mundo tienen problemas visuales evitables. De hecho, casi una de cada cuatro es miope. Este tipo de discapacidad visual afecta a todas las edades, pero es especialmente relevante abordarla en etapas tempranas de la vida para empezar un tratamiento y ralentizar su progresión. Medidas hay varias –algunas muy conocidas, otras no tanto–, pero, antes de remediarlo, la clave es la detección. "Sólo dos de cada diez personas se realizan una revisión visual anual, lo que puede impedir una detección precoz de la miopía sobre todo en edades más jóvenes", alerta el doctor Joan Pérez, óptico-optometrista, profesor e investigador de la Facultad de Óptica y Optometría de la UPC en Terrassa.

Con motivo del día mundial de la visión, que se celebra este jueves, la facultad ha ofrecido revisiones en la plaza Vella de la ciudad y ha organizado una serie de actividades para concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de la salud visual. Concretamente, los niños y niñas son un colectivo prioritario. Un estudio de la UPC señala que en la actualidad uno de cada diez niños de entre 8 y 9 años tiene miopía. "Nuestro objetivo cuando detectamos un caso es actuar lo antes posible porque, si no hacemos nada, lo más probable es que la miopía aumente", explica Pérez.

Como medidas correctoras destacan las gafas, las lentillas y la cirugía refractiva que pueden corregir disfunciones visuales, pero el experto explica que existen otros métodos que pueden frenar su avance. "Hoy en día hay tratamientos pensados ​​para que esta miopía no progrese. Algunos hace veinte años que los tenemos y la evidencia científica los avala, pero son menos conocidos", explica Pérez. El experto se refiere a un tipo de lentillas nocturnas conocidas como orto-k que moldean la córnea mientras duermes y permiten tener una buena visión al día siguiente sin necesidad de llevar gafas.

También existen unas lentes de contacto diurnas, que tienen una óptica especial y generan un efecto en la retina que ayudan a frenar la miopía. Aparte de las gafas habituales, también hay disponibles unas gafas específicas correctoras de la miopía, que actúan sobre los ojos al igual que lo hacen las lentillas diurnas y elorto-k, y también fármacos, como la atropina a baja concentración, aunque Pérez advierte que este medicamento debe prescribirlo un oftalmólogo. "Cuando un niño no se puede poner lentillas, por los motivos que sea, las gafas y las gotas (atropina) antes de acostarse, pueden ser una opción para que su miopía avance a un ritmo más lento", añade el experto .

Como todos los tratamientos, éstos también tienen ventajas e inconvenientes. Al ser lentes de contacto, las lentillas diurnas y las orto-k pueden causar infecciones si no existe una buena higiene de manos y una correcta desinfección, teniendo en cuenta que es necesario tocarse los ojos para ponerlas y quitarlas. "Los riesgos son muy similares a las lentillas normales", aclara Pérez. En cuanto a las gafas correctoras de miopía, no tienen ninguna contraindicación concreta, pero Pérez reconoce que recientemente se han desarrollado y la evidencia científica disponible es "limitada". Sin embargo, subraya, los riesgos son mínimos si se hacen las "cosas bien hechas".

Desigualdades sociales

Ahora bien, antes de corregir es necesario identificar, subraya Pérez, y según los resultados preliminares de un estudio en marcha de la UPC (CISViT) sobre prevalencia de la miopía en población infantil, se identifica una mayor incidencia en familias con menos recursos económicos. Muchos de estos hogares no pueden acceder a las ayudas ópticas o asumir el coste de los tratamientos. Además, Pérez lamenta que este ámbito de la salud está "muy cojo" en la cartera sanitaria pública, ya que el control de la miopía no está previsto. Esto tiene un efecto especialmente grave para las familias con menos recursos, puesto que son tratamientos caros que pueden ascender a los 600 euros al año. Ante esto, Pérez ha destacado el programa Mirades Solidàries, que impulsan desde la facultad para proporcionar gafas, terapia visual, ayudas a la baja visión y lentillas especiales a personas derivadas por los servicios sociales.

Algunas previsiones apuntan a que en 2050 la mitad de la población será miope en todo el mundo. Eluso continuado de pantallas, el poco tiempo de ocio en el exterior y los hábitos de vida actuales hacen que la prevalencia entre los niños haya aumentado, por lo que el experto recomienda realizar más actividades al aire libre y disminuir las horas que los niños pasan mirando el móvil. Así se genera un efecto protector que ayuda a minimizar el riesgo de sufrir miopía.

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