Salud

El exceso de pantallas y la falta de ocio en la calle disparan los casos de miopía en adolescentes

Un estudio afirma que el 60% de los catalanes nacidos entre 1997 y 2011 ven mal y el 36% necesitan gafas

ARA
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Una revisión oftalmológica, en una imagen de archivo.

BarcelonaLos jóvenes tienen problemas visuales en edades cada vez más tempranas. En cinco años, los casos de miopía han aumentado, en promedio, dos dioptrías, y los más graves, los de más de seis dioptrías (conocidos como miopía magna), se han disparado hasta el 8,2% entre los adolescentes de la generación zeta, la nacida entre 1997 y 2011. En 2017, la cifra era del 1,3%. Éstas son las conclusiones del informe El estado de la salud visual de los adolescentes en España, de la asociación Visión y Vida, la Fundación Mapfre y Correos Express, que constata que la evolución miópica es cada vez más intensa en los nativos digitales.

Según este estudio, la miopía afecta a casi un tercio de los jóvenes de 12 a 18 años. Y la perspectiva de futuro no es demasiado esperanzadora: el documento constata que hay casi dos dioptrías de diferencia entre los que nacieron entre 2000 y 2005 y los nacidos entre 2004 y 2010. En el caso de Catalunya, el 60 ,9% de los adolescentes afirman que no ven bien o que podrían ver mejor, una cifra superior a la media española (55%). Los expertos dicen que la miopía es una de las pandemias del siglo XXI y la vinculan al uso continuado de pantallas, el poco tiempo de ocio en el exterior y los hábitos de vida.

Entre las principales conclusiones del estudio, los autores destacan que entre el 37,1% y el 45,3% de los jóvenes manifiestan ver doble la pizarra en clase; entre el 20% y el 25% afirma ver mejor si se tapan un ojo, y hasta un 47,2% entrecierre los ojos para mejorar la visión. Analizando las dioptrías medias, el estudio asegura que desde 2017 ha aumentado casi dos dioptrías la miopía de estos jóvenes –de las -1,50 dioptrías a las -3,4 actuales–, lo que activa las alarmas a largo plazo que puede tener la miopía magna en estos jóvenes. "No debemos olvidar los riesgos que comporta: el 10% de los miopes con más de 15 dioptrías, según indican los datos, terminarán en ceguera, y el 60%, en desprendimientos de retina", afirma la óptica y optometrista Elisenda Ibáñez .

El estudio se ha elaborado a partir de más de 4.000 tests realizados en el marco de la campaña Ver la vida en 4K, que han respondido a más de 3.000 jóvenes de 12 a 18 años, y un análisis de 763 miopes que acudieron a la óptica en 2017 y regresaron en 2022, lo que ha permitido comprobar la progresión de su miopía. "Los hemos revisado gratuitamente para detectar cualquier alteración y que tomen las medidas necesarias. Hemos colaborado con centros educativos, tanto con docentes como con alumnos y sus familias, y todos han recibido información útil que les ayudará a detectar fácilmente los síntomas que puedan indicar la existencia de un problema visual y alentarlos a realizar revisiones periódicas con el especialista", ha destacado la doctora de Fundación Mapfre Eva Arranz.

Evitar pantallas para los menores de 7 años

El informe también señala que el 36,2% de los jóvenes catalanes saben que necesitan gafas o lentillas para corregir su problema visual y el 30% es miope. También destaca que siete de cada diez encuestados utilizan el móvil a oscuras antes de acostarse y que el 40% sienten sequedad ocular cuando abusan de las pantallas. De los tests visuales realizados se estima que uno de cada tres jóvenes tiene hipermetropía y que un 4,2% superan las seis dioptrías y sufren miopía magna. lejana y mucho la próxima. "Le pedimos en el ojo que se pase más de diez horas diarias mirando de cerca", resume Ibáñez. Aunque la miopía tiene un carácter hereditario, ha explicado, hay hábitos que pueden contribuir a ralentizar su progresión, como hacer deporte o ocio en espacios exteriores, una alimentación saludable o un uso adecuado de las pantallas, así como ajustar la luz de los dispositivos, tomar descansos o limitar el tiempo de exposición por edad.

En este sentido, las expertas subrayan que los menores de siete años no tienen desarrollado el sistema visual para enfrentarse a las pantallas y, por eso, lo mejor es evitar su uso hasta pasada esta edad. "El desarrollo y madurez del sistema es crítico en los primeros años de vida", indicó. Mirar una pantalla pequeña implica un esfuerzo de enfoque y acomodación, perder la visión tridimensional o sufrir un desequilibrio por no tener un estímulo visual periférico, entre otros. Además, durante el uso de pantallas se reduce la frecuencia de parpadeo y el ojo se reseca, añaden.

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