¿Por qué será cada vez más común tener más de un cáncer a lo largo de la vida?
El aumento de la esperanza de vida y de la supervivencia de los enfermos suponen un nuevo reto para la investigación oncológica


BarcelonaEsther Prat se rompió varias vértebras al caer en el 2018. No fue una caída muy grave, pero sí lo fueron las consecuencias. Después de meses haciéndose pruebas para encontrar la causa, le detectaron un cáncer en sangre llamado mieloma múltiple, que, entre otras señales, hace que los huesos se fracturen con facilidad. Explica que la terapia para combatir la enfermedad fue muy dura: le realizaron un trasplante de médula ósea y sesiones de quimioterapia y, a lo largo del tratamiento, tuvo que estar aislada. Sólo podía ver a su familia a través de un cristal. Por último, lograron controlar el cáncer. Sin embargo, su enfermedad es incurable y será una paciente crónica toda la vida. "He aprendido a convivir con el miedo", dice con serenidad.
Prat tiene 65 años, una edad en la que el riesgo de padecer algún tipo de cáncer es mayor. Tras el golpe que supuso el diagnóstico de mieloma hace siete años –y que ha sabido remontar con la ayuda de los oncólogos y de la terapia psicológica–, el pasado año le detectaron otro cáncer en la sangre, esta vez una leucemia mieloide aguda, en una visita de control. Tuvo que recibir un segundo trasplante y se reencontró con la quimioterapia y el aislamiento, dos fantasmas que pensaba que formaban parte del pasado. Aunque todavía no se sabe si los dos cánceres están relacionados entre sí, los oncólogos sí avisan de que casos como el suyo serán cada vez más frecuentes. El aumento de la esperanza de vida y de la supervivencia de los enfermos aumenta las posibilidades de padecer más de un cáncer a lo largo de la vida.
"Estamos en una nueva etapa; ya hay mucha gente con más de un cáncer. Y eso irá a más. La buena noticia es que pueden tener el segundo porque se recuperaron del primero y, eventualmente, podrán tener un tercero o un cuarto a medida que aprendamos a curarlos", argumenta Albert Oriol, que es hematólogo e investigador del Instituto Catalán de Oncología (ICO). La revolución terapéutica de las últimas décadas ha cambiado el paradigma de la lucha contra el cáncer. Antes un diagnóstico era casi una sentencia de muerte, pero hoy en día existen cánceres con una supervivencia muy alta, como el de mama. Esto hace que, por ejemplo, alguien pueda tener un tumor, recibir tratamiento, sobrevivir y, años más tarde, tener un nuevo cáncer, pero esta vez en el colon, añade Oriol.
"La gran enfermedad crónica"
Las inmunoterapias y la medicina de precisión son las dos claves de vuelta de esta revolución terapéutica, un hito científico que se ha conseguido después de décadas de trabajo de investigadores de todo el mundo. "Hace 10 años, por ejemplo, la única alternativa que tenían algunos pacientes con cáncer en sangre era el trasplante; ahora sólo deben tomar una pastilla cada mañana", explica Oriol, que también es coordinador de la Unidad de Ensayos Clínicos del ICO ubicada en el Hospital Germans Trias i Pujol, donde han tratado a Prat. Ahora, estos pacientes deben realizar controles rutinarios en el hospital y muchos de los tratamientos deben tomarlos durante toda la vida. "Por ahora es la gran enfermedad crónica", añade el experto.
Para Oriol hay varios retos pendientes en oncología. Por un lado, considera que los investigadores deben centrar sus esfuerzos en los cánceres con peor pronóstico para los pacientes, como el de páncreas, el de ovario metastático y la leucemia aguda, al carecer de soluciones terapéuticas. Por otro, ir más allá de prolongar la supervivencia y empezar a curar. "Ahora sabemos alargar la esperanza de vida de los enfermos, y lo hacemos muy bien porque conseguimos que las cosas pasen más tarde, pero no solucionamos el problema de forma definitiva. Debemos empezar a pensar en curar: al igual que curamos una apendicitis o una otitis, debemos poder curar el cáncer", defiende el experto.
Aquí la investigación tiene un papel fundamental para seguir avanzando en la lucha contra la enfermedad y conseguir nuevas metas como las que apunta Oriol. El ICO recibe cada año unas 150 visitas de pacientes que tienen algún tipo de cáncer sin alternativa terapéutica. Allí analizan el tumor con tecnología de última generación para ver si pueden incluir a estas personas en el ensayo clínico de algún fármaco, ya que es la única manera de que se puedan beneficiar de tratamientos que todavía no están disponibles. "Ahora mismo tenemos en marcha 14 estudios y otros 10 están listos para empezar", explica Cinta Hierro, que es oncóloga y coordinadora clínica de la Unidad de Ensayos en Fase Precoz del ICO, aunque no puede dar detalles. por confidencialidad.
Se trata de un proyecto pionero que se puso en marcha hace cinco años y que quiere acelerar la llegada de tratamientos innovadores para los pacientes catalanes. Hierro avisa de que hay algunos "cuellos de botella" que ralentizan la puesta en marcha de nuevos estudios. Uno de ellos es la nueva regulación europea, que busca homogeneizar el inicio de ensayos entre los distintos estados miembros, de modo que se hagan los mismos en Alemania y en España, por ejemplo. Hasta ahora, sin embargo, España era uno de los países europeos que más hacía. La oncóloga también destaca la falta de manos y recursos para seguir investigando a buen ritmo. "Necesitamos enfermería muy formada para realizar estos estudios y necesitamos más médicos que puedan asumir la complejidad de estos pacientes", simplifica.
Más casos de cáncer
La necesidad de seguir investigando e incrementar los recursos en investigación se enmarca en un contexto en el que los casos de cáncer irán al alza. Los motivos son diversos y complejos. Uno de ellos es que hay más población y la esperanza de vida es mayor. A medida que más gente llegue a una edad en la que los cánceres son más frecuentes (normalmente a partir de los 60 años), los diagnósticos aumentarán.
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) prevé que este año se diagnostiquen unos 296.100 casos nuevos de cáncer en España –un 3,29% más que en 2024– y que seis de cada diez afecten a personas de más de 65 años. Por tipos de cáncer, los expertos esperan que los de colon y recto sigan siendo los más frecuentes, con una previsión de 44.573 nuevos casos. Éstos irán seguidos del cáncer de mama, con unos 37.682 casos más; pulmón, con otros 34.506; próstata, con 32.188 más, y vejiga urinaria, con 22.435 más.
Así pues, la sociedad española constata una subida constante de tumores de mama en mujeres, de colon en hombres, y de los cánceres de páncreas, riñón, tiroides y linfomas no hodgkinianos en ambos sexos.
Más allá de los tratamientos
Aparte de investigar para desarrollar nuevos tratamientos, los profesionales también investigan para mejorar la experiencia de los enfermos durante todo su proceso oncológico y mejorar su bienestar durante el tratamiento. Sandra Cabrera es enfermera y jefa de la Unidad de Investigación en Cuidados del ICO Badalona y Girona y defiende la "humanización" de las terapias más allá de la supervivencia.
La quimioterapia y la radioterapia pueden generar ansiedad a los pacientes, por lo que los profesionales buscan experiencias que minimicen este impacto emocional. Un ejemplo que ha demostrado ya beneficios en pacientes pediátricos es la realidad virtual. "Los pacientes que deben realizar estos tratamientos se ponen las gafas de realidad virtual y, en lugar de ver la sala de quimioterapia, ven paisajes naturales como el mar, la montaña o incluso auroras boreales", destaca Cabrera, que ahora está evaluando los efectos positivos de esta práctica en un estudio.
Otro ejemplo que va más allá del tratamiento y es clave para el acompañamiento de los pacientes es la psicooncología. Durante todo su proceso, Esther Prat ha hecho terapia con la psicooncóloga de la Fundación Oncolliga Núria Ferrer, que intenta dotar de herramientas a los pacientes para hacer frente a las diferentes fases de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta la fase posterior a los tratamientos , cuando el cáncer queda controlado pero el paciente todavía vive con miedo o inseguridad.
"Trabajamos para que vuelva a tener la sensación de control dentro del descontrol que provoca el cáncer en la vida", detalla Ferrer. Se trata de un servicio que no sólo se dirige a pacientes, sino también a sus familiares, que son quienes asumen los cuidados cuando la persona sale del hospital; unos momentos que pueden detonar en un descalabro emocional. "Cuando mi madre estaba enferma, no sabía que yo tenía derecho a terapia. Me han acompañado en todo el proceso y hoy en día todavía estoy vinculada", destaca Andrea, que años después de la muerte de su madre forma parte del patronato de la entidad.
Todo ello forma parte de una estrategia integral en la lucha contra el cáncer. Primero, conseguir nuevos y mejores tratamientos con los que combatir este tipo de cáncer que todavía no tienen tratamiento y encontrar formas de curar definitivamente la enfermedad. Paralelamente, y dado que cada vez más personas en el mundo sufrirán un cáncer en distintos momentos de la vida, que el proceso oncológico tenga el menor impacto posible en su bienestar y día a día.