El juez del caso Jubany cree que los sospechosos tenían un "plan preconcebido"

Veinte años después, la policía volverá a analizar la ropa de la víctima para buscar ADN de los sospechosos

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El nuevo investigado por el asesinato de Helena Jubany a la entrada en s juzgados de Sabadell el pasado 22 de abril

BarcelonaEl asesinato de Helena Jubany el 2 de diciembre de 2001 no fue obra de una sola persona y el juez que ha reabierto el caso cada vez tiene más claro que los autores tenían que tener un "plan preconcebido" con anterioridad al crimen. Así lo expresa en su última resolución, en la que da un nuevo impulso a la causa ordenando que se practiquen nuevas pruebas, entre las cuales un nuevo análisis de ADN a la ropa y los zapatos de la chica. Estas pertenencias de Jubany, que los agentes encontraron en la azotea del piso de Sabadell desde donde la chica fue tirada al vacío, ya fueron analizadas, pero la policía cree que con las técnicas actuales puede obtener nuevos perfiles genéticos que permitan relacionar a los sospechosos con la escena del crimen.

Ahora el magistrado ha cerrado el círculo entorno a dos personas: Santi Laiglesia y Xavier Jiménez. El primero, que siempre ha sido el principal sospechoso para la familia de Jubany, estuvo investigado durante años, pero finalmente el primer juez que llevaba el caso archivó su causa por falta de pruebas. En cambio, Jiménez ha sido imputado recientemente, después de que un informe caligráfico concluyera que es el autor de una parte de los anónimos que Jubany recibió antes de que la mataran. Después de declarar en los juzgados, su defensa pidió el archivamiento, pero el juez lo ha descartado. En una nueva resolución firmada este jueves, el magistrado insiste en que el asesinato no pudo ser obra de una sola persona y subraya que a estas alturas hay suficientes indicios sobre la mesa para pensar que Jiménez participó en los hechos.

De hecho, los nuevos análisis de ADN pueden ser clave para determinar quién mató a Jubany. Por eso el juez también ha establecido que una vez lleguen los resultados del laboratorio se pida a Jiménez que entregue voluntariamente –u obligado– una muestra genética para poderla contrastar con las que se encuentren en la ropa de la víctima. El magistrado también ha acordado pedir que se revise si todavía se conservan otras muestras de material encontradas en el cuerpo de Jubany para volverlas a analizar, tal como pedía el abogado de la familia, Benet Salellas.

Reparto "de roles"

En su última resolución, el juez subraya otra vez que el asesinato de Jubany fue una "actuación conjunta" de varias personas, que "con más o menos grado de intervención" participaron en un "plan preconcebido". El magistrado es prudente y no llega a concluir que matar a la víctima formara parte de esta planificación. En cambio, sí que cree que los autores del crimen se tuvieron que poner de acuerdo en algún momento para citar a la chica el 30 de noviembre, el día de su desaparición, así como para drogarla y retenerla antes del crimen. En este sentido, el juez apunta a un reparto de "roles" entre los presuntos autores a través del cual cada uno de ellos desarrolló un "papel": por ejemplo, en la redacción de los anónimos que Jubany recibió los días antes de ser asesinada –según el juez tenían que ser obra "al menos" de dos personas– o a la hora de "vigilar, controlar o acompañar" a la víctima durante los tres días posteriores a su desaparición.

Jubany desapareció el 30 de noviembre de 2001 y su cuerpo fue encontrado el 2 de diciembre junto al bloque de pisos donde vivía una de sus compañeras en la Unión Excursionista de Sabadell (UES), Montse Careta, pareja de Santi Laiglesia, que también dormía a menudo en el piso de su novio. El juez explica que a Jubany se le perdió la pista cuando iba a encontrarse con Careta –que se acabó suicidando en la prisión– y que tanto ella como Jiménez conocían una información personal de la víctima que solo les había podido comunicar "presencialmente" los días posteriores al 30 de noviembre. El magistrado también los vincula a los dos con los anónimos que recibió Jubany.

De hecho, para el magistrado estos dos indicios ya son suficientes para concluir a estas alturas que Jiménez participó de una manera u otra en los hechos. "No es necesario que cada uno de los presuntos autores esté presente en todo momento o desarrolle todos los actos, basta con que participe en la ejecución, el desarrollo o la planificación del plan, de manera directa y relevando", argumenta en su resolución. A pesar de todo, el juez ha acordado una contraprueba caligráfica de los anónimos, como le pedía la defensa de Jiménez.

El 22 de abril el investigado defendió su inocencia en los juzgados. Jiménez aseguró que el día que desapareció la víctima él no estaba en Sabadell y que por la noche estuvo con un amigo tomando una cerveza y después se fue a dormir a casa de su padre. La acusación, sin embargo, tiene un testigo que podría tumbar esta coartada. Se trata de otro hombre que asegura que aquella noche quedó en Barcelona con la persona con quien Jiménez dice que se había citado. El juez ha acordado tomarle declaración como testigo, tal como pedía la acusación particular. También interrogará al presidente de la sección natura de la UES en el momento de los hechos, que estuvo en contacto telefónico y habría podido coincidir con los sospechosos los días antes y después del crimen. Según el juez, este hombre también habría ido a ver Careta a la prisión en una ocasión, junto con Laiglesia, Jiménez y otro miembro de la UES.

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