Pere y Maria, veteranos luchadores antidesahucios

Un nuevo desalojo en el Raval viraliza una imagen de solidaridad vecinal

3 min
En Pere y la Maria intentando evitar un desahucio al Arrabal

— Nos decían que por no sé qué ley me pondrían una multa de 601 euros...

¿Y usted qué les decía?

— Que viva la República y que mueran los cuerpos represores.

Pere Asensio Cuadrado es militante hasta la médula. Él siempre está. Vive en el barrio del Raval, pero lo conocen los defensores del derecho a la vivienda de todo Barcelona. De hecho, la fama de este anarquista incorregible atraviesa las fronteras del Besòs y el Llobregat: "Esta mañana nos han llamado desde Badalona y también desde Vallecas, de la tienda Potencial Hardcore, para decirnos que habían colgado la foto de Pere y Maria y que la había compartido muchísima gente", explica contento Iñaki Garcia, el hombre que gestiona desde hace más de 30 años El Lokal, una tienda y asociación cultural libertaria de la calle de la Cera. Este martes por la mañana, mientras todavía vuela por las redes una fotografía de Pere y Maria intentando evitar un desahucio en el Raval rodeados de agentes antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, Iñaki apunta mientras Pere va dictando. "Es que estamos haciendo un libro de Pere", explica Iñaki. "Es más un libro de lo que pienso que no de mi vida, porque a mí me gusta mirar adelante, no atrás", puntualiza Pere.

Hijo de una psuquera y de un anarquista que discutían constantemente de política, Pere se crió de pequeño en la Zona franca, cuando esta parte de la ciudad estaba llena de fábricas y se respiraba conciencia obrera. "Yo ya militaba en el vientre de mi madre", dice. Pertenece a diferentes movimientos vecinales, ecologistas y a su sindicato, la CNT-AIT. "Siempre con la lucha de la calle", resume. A los 17 años entró por primera vez en la prisión Model, donde estuvo encerrado durante cuatro meses, y poco más tarde lo volvieron a pillar y se tuvo que pasar más de cuatro años en la prisión de La Mola de Menorca por "propaganda ilegal". Trabajó como fresador en motores diésel y también ha trabajado de cocinero durante muchos años en restaurantes del Raval, donde vive desde hace 30 años. Está enamorado de la calle Joaquim Costa, pero le da pereza la Plaça dels Àngels porque "hay demasiados skaters y demasiadas peleas", lamenta.

Pere Asensio, vecino y militante del Raval, ayer en la calle de la Cera

Santi González, también militante y portavoz de la asociación Acció Riera Baixa, recuerda como "un día a Pere le hicieron una intervención en el corazón y tal como salió del hospital vino a la manifestación para reclamar un CAP en el Raval norte. Siempre ha estado. Ahora está siempre que puede", dice. A sus 73 años, a Pere ya le han hecho tres bypass y la próxima semana le tienen que poner una prótesis en la rodilla. "Antens iba a evitar desahucios al Camp de l'Arpa, Nou Barris... ahora solo en el Raval", explica Iñaki. Y el lunes no faltó en la calle Cardona para intentar evitar que echaran de casa a una familia con un menor y una madre recién operada de cataratas. En la convocatoria había otros muchos militantes, como Santi, y los agentes los fueron sacando a todos, hasta que solo quedaron dos: Pere y Maria. "A lo mejor se pensaban que como él es mayor y yo voy en silla de ruedas nos iríamos voluntariamente", dice Maria. "Como si no conocieran a Pere", añade. Los tuvieron que sacar como a los demás. "Tenía la silla frenada y la fueron arrastrando para sacarme de allí".

Maria Vallespí, de 58 años y que había trabajado como limpiadora, también es una luchadora de calle y, a pesar de que vive en Nou Barris y tiene problemas de movilidad, se desplaza por la ciudad para intentar evitar desahucios. "Es que tenemos derecho a la vivienda", reivindica indignada. La misma solidaridad que desprende la necesitará también ella el 1 de julio si las cosas no cambian. "Dejé de pagar el alquiler cuando tuve la lesión de médula espinal. Perdí el trabajo y ahora cobro la invalidez. Tenía que decidir si comía o pagaba el alquiler...". A ella también la identificaron para multarla, como a todos los que estaban allí. "Nadie nos obliga a ir. Los que vamos a evitar desahucios lo hacemos porque queremos y sabemos lo que nos puede pasar", dice con la misma dignidad con que aguantaba la mirada de los agentes antidisturbios durante el desahucio de la calle Cardona.

Resistieron y piensan seguir del mismo modo. "Pere luchará hasta el final", dice Santi. Y el mismo Pere explica por qué: "Nosotros no haremos el cambio. Yo me moriré y aquí quedarán los jóvenes. El otro mundo será para la gente joven", dice.

stats