Vivienda

Vecinos del Poble-sec hacen guardia en el portal contra el acoso de la propiedad

Un grupo de vecinos de una finca del Poble-sec de Barcelona se organizan para evitar que una empresa de desokupación les sabotee las instalaciones

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Uno de los vecinos intenta trabajar mientras hace guardia en la puerta de la finca.

BarcelonaHace una semana que los cinco vecinos de la finca del número 33 de la calle Magalhães, en el Poble-sec de Barcelona, hacen guardia día y noche en la entrada. Han bajado un par de sillas y, por turnos, pasan las 24 horas como pueden para "proteger" el portal e impedir así que la empresa de desokupación contratada por la propiedad del edificio acceda a ella y sabotee las viviendas. Hace una semana, un par de trabajadores, acompañados de mossos d'esquadra, arrancaron la puerta de hierro de la entrada y se la llevaron; la última acción de intimidación que los residentes denuncian para que se vayan. "Es una guerra psicológica: a ver quién aguanta más", dice una activista a favor del derecho de la vivienda que lleva dos horas de guardia.

La pesadilla de estos vecinos comenzó a finales del año pasado, cuando el antiguo propietario del edificio murió y el edificio se subastó. Un fondo de inversión ruso, con sede en Málaga, lo compró por 595.001 euros en noviembre del 2023 y semanas después ya anunció al único inquilino que vive allí o aceptaba la subida del alquiler de un contrato legal en vigor o debía marcharse. Finalmente, con el asesoramiento de un abogado y del Sindicato de Alquiladoras, Fran Fernández explica que pudo detener el incremento ilegal y ahora paga 821 euros mensuales por un piso de unos 30 metros cuadrados. Los otros cuatro residentes son okupas en cuatro viviendas desde principios del 2020, mientras que hay una que está vacía. Todos aseguran que tienen una buena convivencia y están cerrando filas en contra de la campaña de intimidación.

Portal del edificio asediado en el Poble-sec.

Fernández explica cómo en diciembre las tuberías de los bajantes se colapsaron de repente, y el agua residual de todo el edificio derramó por su lavabo y ducha y todo el edificio quedó sin suministro de agua. La acción la atribuye a un ataque de los trabajadores de la empresa contratada por la propiedad para echarlos, Stop Okupas. "Son unos matones", continúa uno de los residentes, que no quiere identificarse y que explica cómo, en otra ocasión, intentaron forzar la puerta de una vecina. Al resistirse, golpearon a uno de los jóvenes, según un vídeo que la comunidad ha colgado en su cuenta de X. Las intimidaciones, los insultos y agresiones verbales son constantes, enumera a otro de los jóvenes residentes, que afirma que la situación le está pasando factura emocional porque teme que irrumpan en su casa, mientras está trabajando.

Mientras los vecinos y los que apoyan su causa están haciendo guardia, los de seguridad se pasean por delante e, incluso en alguna ocasión, se sientan con ellos y charlan o, sencillamente, se quedan callados."Depende del carácter de cada uno", señala una de las que han venido a hacer guardia.Con el portal abierto, los residentes quieren hacer de barrera para que los de Stop Okupas no vuelvan a sabotear las instalaciones de la escalera "Hace unas semanas se llevaron los plomos y nos dejaron a oscuras", denuncia uno de los okupas, que asegura que la factura de los desperfectos ocasionados por los "matones" asciende a 2.000 euros.

Los vecinos han presentado hasta cinco denuncias contra la propiedad del edificio por supuestos delitos de acoso continuo, amenazas y sabotaje. El abogado de los residentes, Simón Cava, admite la dificultad porque todas salgan adelante, debido a que no siempre ha sido posible identificar a los agresores, según afirma, las intimidaciones a vecinos de fincas que quieren vaciarse para dedicarlas a otros usos es muy frecuente, pero no lo es tanto que se lleven una puerta de hierro y dejen desprotegida la propiedad.

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