Alejandro Palomas: “Los abusos me dejaron torpe a la hora de establecer vínculos”
Escritor
Alejandro Palomas no es persona de estar con pareja, pero si le hablan de amor romántico, hay tres personas que se le vienen a la cabeza. La primera la conoció en la barra de un bar, un desconocido entre muchos. “Fue muy natural. Él iba con una amiga y yo también. Por algún motivo las chicas empezaron a hablar y estuvimos toda la noche juntos”, explica el escritor. Cuando ellas se marcharon, ellos se quedaron. “Recuerdo que éramos muy inocentes. Cogimos el coche y fuimos al Tibidabo, donde charlamos y charlamos hasta que él me llevó a casa”.
A partir del día siguiente empezaron a salir juntos. “Estuvimos meses en que solo nos veíamos para ir al cine, cenar, pasear… Tardamos mucho en hacer algo más. Yo creía que estaba enamorado. Bien es verdad que no sé qué es estar enamorado, pero como lo creía supongo que lo estaba. Era la primera relación que tenía y me sentía muy inseguro. Tenía esta idea anticuada de que teníamos que pasear mucho y conocernos antes de ir más allá”, rememora el escritor.
A su segunda pareja también la conoció en un bar, en una terraza en Chile. “Él estaba en la mesa de al lado con unos amigos en común. Mis amigos se acabaron marchando y yo me cambié a su mesa. Me llamó la atención que era muy guapo y tenía una sonrisa brutal, y además era muy interesante. Era pintor, una persona muy diferente y con un gran sentido del humor”, explica Palomas, que detalla: “Me hizo reír mucho, y a mí la risa me puede”. Estuvieron juntos en Chile y después en Barcelona, pero el escritor se dio cuenta enseguida que la relación no iba a ninguna parte. “Me ha pasado siempre que me cuesta reconocer cuando me he equivocado y hay que decir adiós. Con el tiempo he aprendido a hacer más cortos estos procesos, y también a no liarme nunca con gente que tenga alguna adicción”.
La última pareja fue, probablemente, la más intensa. Se conocieron a través de un amigo común y toda la relación fue un “terremoto de alta intensidad”. Aquello, dice Palomas, tampoco funcionó. “No sé establecer vínculos muy firmes y supongo que esto tiene que ver con los abusos. Me dejaron muy desconfiado y muy torpe a la hora de establecer vínculos. Por eso para mí los vínculos más importantes son los familiares, que ya me vienen dados y sé que no me fallan. Los otros, los elegidos, parece que los tengas que renovar cada día, y me genera mucha desconfianza y fragilidad”. De hecho, reflexiona el escritor, su vínculo más importante es probablemente Rulfo, el golden retriever junto al que ha creado la mayoría de sus obras.