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Marta Pontnou: "Los catalanes no sabemos recibir los cumplidos"

Asesora de imagen

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Marta Pontnou es asesora de imagen

Barcelona"Decir que no nos preocupamos de la imagen es una idea muy naif porque, si así fuera, saldríamos a la calle desnudos", dice contundente Marta Pontnou, asesora de imagen, de entre otras, del president de la Generalitat. Sus inicios profesionales fueron en el mundo de la producción televisiva y su extensa agenda de contactos la llevó a encaminar los pasos hacia el mundo de la asesoría. Su cliente principal es ERC, pero tiene muchos más. "Son personas que están haciendo un trabajo y quieren transmitir una imagen determinada, sea la CEO de una empresa de nutrición, sea el presidente de la Generalitat o una consellera. Son personas que no tienen tiempo y no tienen habilidades para vestirse, tienen otras", explica. Asegura que asesorar a Pere Aragonès no es difícil, a pesar de que reconoce que algunos atrevimientos que le propone, como por ejemplo tejidos más innovadores, no acaban calando.

En general, la imagen de los políticos sigue siendo conservadora, aunque Pontnou está convencida de la necesidad de diluir las fronteras de género. "La ropa no tendría que tener género y no se tendría que separar por género. Y, sobre todo, la ropa de los departamentos infantiles tendría que estar toda mezclada. El problema es que ahora la ropa sin género es ropa masculinizada. Una falda tendría que ser sin género y las madres y los padres tendrían que hacer el esfuerzo de llevar a los niños y niñas, y dejarlos escoger libremente sin poner etiquetas", argumenta. ¿Llegaremos a ver a políticos hombres con falda? "El día que un hombre se atreva tendrá que aguantar estos acosos públicos que duran semanas, pero tiene que haber valientes. La moda es de los valientes", remarca Pontnou.

La contra de verano: Marta Pontnou

La imagen y la estética también han chocado con el feminismo. "Es una línea fina. ¿Seré menos feminista porque me gusta pintarme los labios y me gusta depilarme? Hostia, pues no lo sé. Todo lo que empiece en tu libertad personal es feminista. Yo no me siento menos feminista porque me pinte los labios, la lucha feminista tiene otras muchas barreras que tiene que tirar por tierra y muchos más trabajos que hacer que preocuparse de mis piernas con pelos o sin pelos", dice. Pontnou asegura que en sus charlas siempre que pregunta a las asistentes cuántas delante del espejo se han criticado por su aspecto físico, hay un alud de manos levantadas. "Nosotras ya tenemos un camino de autodestrucción de nuestro cuerpo que ha empezado desde muy pequeñas, deshacer esto y aceptar nuestros cuerpos será muy difícil. Lo que no podemos hacer es que nuestras hijos e hijas, que nos ven como las madres perfectas, nos escuchen diciéndonos cosas como que estamos demasiado gordas y que no podemos llevar bikini. Le estás enviando el mensaje de que no eres válida. Que no nos escuchen maltratar nuestros cuerpos si realmente queremos que el body postive funcione", argumenta.

Tratarnos bien a nosotras mismas y a los que nos rodean pasa por decirnos las cosas buenas que tenemos. El tópico de la discreción catalana hace que comportamientos habituales en otros países, como por ejemplo elogiar la vestimenta de una persona desconocida que te cruzas por la calle, sean inexistentes. "Los catalanes somos unos acomplejados. No sabemos recibir los cumplidos y tenemos que aprender a decir «gracias». Los catalanes siempre nos justificamos porque estamos acostumbrados al hecho de que nadie nos quiera, siempre sufrimos por no molestar y no entendemos cuando alguien nos elogia o nos invita", reflexiona sobre el porqué de este fenómeno. "¡Acostumbrémonos a decirles cosas bonitas a los otros! Tendríamos que hacerlo más porque es un refuerzo positivo. Dijimos que cuando saliéramos de la pandemia nos abrazaríamos y nos querríamos y seguimos igual de rancios".

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