Cómo nos conocimos

"No podemos decir te quiero como quien dice la hora"

Martí Gironell, escritor

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Martí Gironell y su esposa Eva Olivares.

El escritor Martí Gironell conoció a Eva Olivares cuando ella cursaba el último año de carrera. “Fue en 2004 en la Noche de la Comunicación de Girona, donde ella, que estudiaba comunicación y marketing, participaba en la organización del acto. Él entonces trabajaba en el 3/24. Aquella noche Eva le preguntó si podía entrevistarle para un trabajo y quedaron por verse al cabo de unos días en Besalú.

“Hicemos la entrevista y cuando terminamos me dijo que tenía fiebre, que estaba a 39 grados. Con el tiempo he sabido que ella siempre tiene una temperatura corporal muy baja, así que con 39 grados realmente se encuentra fatal. Había venido pese a estar enferma porque tenía ganas de verme”.

Ese día en Besalú decidieron volver a quedar un día que ella se encontrara mejor. “Yo también tenía ganas de volver a verla. Me había cautivado: Eva es muy guapa, con mucho empuje, tiene mucha energía y es muy directa, a la vez que es muy sentida y muy sensible. Aquel día yo tenía ganas de conocerla y saber más de ella”, recuerda el escritor.

El interés era mutuo y la siguiente vez que se vieron fue por ir al cine a Girona y después a cenar. “Nos llevábamos 13 años, ella decía que me había visto en la tele mientras hacía los deberes en casa y que le hacía gracia pensarlo ahora, que quien le hubiera dicho que saldríamos juntos. Estas cosas nunca se saben”. En esa primera cena, Gironell y Olivares ya bromeaban sobre si tendrían hijos si se casaban. “Eva es muy determinada, intensa, y muy dulce, te entran ganas de comértela a besos. Creo que desde el principio ambos estuvimos pensando a muy largo plazo”, rememora Gironell.

Tanto es así que, cuatro años después de esa cena, la pareja se casó, y ahora tienen dos hijos de 11 y 7 años. “Nuestro secreto es que nos respetamos y nos ayudamos mucho el uno al otro. Cuando yo di el paso de dejar la televisión Eva me ayudó mucho, sólo quería que yo fuera feliz, y cuando ella emprendió su negocio yo también estuve allí”.

El escritor explica que, desde que son padres, siempre se han esforzado mucho en seguir encontrando tiempo para ellos dos como pareja. “Todo cuenta: un abrazo, un beso… Y también las palabras, que son muy importantes ya las que, a menudo, arrastrados por el día a día, no le damos importancia. No podemos decir te quiero como quien dice la hora”. Aún así, a veces ni siquiera las palabras son necesarias: “Lo dice un proverbio árabe: a veces una mirada dice más que una larga explicación”.

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