El análisis de Antoni Bassas: 'I Pujol estaba en su casa, haciendo vida normal'

Cuando a primera hora de la tarde informaron a Pujol de que le habían “ingresado” por un ictus, se lo tomó con una sonrisa

24/07/2025
2 min

A media mañana de ayer, durante unos minutos, algunos medios informaron que Jordi Pujol había sido ingresado en el Hospital de Sant Pau afectado por un ictus y que pintaba grave. Era mentira. Pujol estaba en su casa, en Barcelona, haciendo la vida normal que le permiten sus 95 años. Alguien hizo caso de una información falsa y la publicó sin contrastarla, y después tuvo que descolgarla discretamente aunque ya había arrastrado otros medios que se la habían creído. Cuando a primera hora de la tarde informaron a Pujol de que le habían "ingresado" con un ictus, se lo tomó con una sonrisa.

Pujol sí tuvo un ictus en el 2022, que le afectó al habla y del que fue intervenido. Al cabo de unos días, ya recuperado, le dieron el alta.

Y desde entonces ha seguido asistiendo a actos, recibiendo gente y escribiendo cartas, aunque sí ha ralentizado el ritmo de actividades, obviamente. Presentaciones de libros, homenajes y sobre todo temas relacionados con la lengua.

Y de vez en cuando concede entrevistas, como ésta con el AHORA, de noviembre del año pasado. El ritmo de trabajo le ha ralentizado, hasta el punto de que ha convertido su casa, en la ronda General Mitre, en su nuevo despacho. Pocos meses después de la revelación de la "deja" en el 2014, a Pujol le cedieron un entresuelo oscuro en un edificio de la calle Calàbria, donde recibía las visitas y donde colocó un bloque de piedra con el árbol de Convergència grabado. Cuando en julio del año pasado falleció su esposa, Marta Ferrusola, Pujol decidió destinar una habitación de su piso de toda la vida, en la ronda General Mitre, en su nuevo despacho, donde ha llevado el bloque de piedra con el árbol de Convergència. De modo que cada vez sale menos de casa. Y estaba allí cuando ayer por la mañana se convirtió en protagonista involuntario de una mala praxis periodística.

Las preocupaciones de Pujol siguen siendo las de siempre: la promoción del catalán y la integración de la inmigración, que ve al revés de cómo lo ve Aliança Catalana. Sigue leyendo diarios, escribiendo a articulistas sobre sus opiniones o escribiendo a autores sobre los libros que le envían. En noviembre debe celebrarse el juicio oral contra él y su familia por presuntos delitos de asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsedad documental y delitos contra la hacienda pública. Será un juicio largo y no está clara su presencia, porque Pujol tiene la cabeza clara, pero tiene días mejores y peores, en los que, cuando se pone a hablar o escribir, le cuesta no perder el hilo, o repetirse u olvidar o confundir nombres –además de que no oye sin los audífonos–, y el tribunal prevé que sea un juicio2, pero el juicio es muy juicio. sigue siendo un hombre más nocturno que diurno. Por eso ayer tardó en saber que le habían "ingresado" en Sant Pau.

Buenos días.

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