ARA
23/06/2025
3 min

Sobre las declaraciones del abad Escarré en 'Le Monde'

En el programa televisivo Més 3/24, con motivo de comentar un libro de Albert Balcells, se habló del abad de Montserrat Aureli M. Escarré. Al llegar tarde, la directora del programa (a quien felicito sinceramente por su actuación) propuso continuar el diálogo otro día, pero ya se insinuó el asunto de las famosas declaraciones del abad en el diario francés Le Monde. Declaraciones que fueron de importancia histórica porque ayudaron a muchos catalanes a tomar una posición claramente antifranquista.

Pero alguien tuvo "envidia" del abad e hizo correr que las declaraciones no eran obra suya sino de los activistas que habían acompañado a Antoni Novais (delegado de Le Monde en Madrid) a ver al abad de Montserrat. Desgraciadamente, esta mentira se ha esparcido. Yo la he visto escrita por escritores catalanes de mucha renombre.

Cuando se produjo la entrevista entre Abat y Novais, yo todavía era monje de Montserrat y puedo asegurar que ningún monje dudó de la autoría de las declaraciones. Ni los que nos alegramos ni ninguno de los que les dolieron, ni ninguno de los cuatro que estuvieron presentes en el asunto en cuestión (padres Taxonera, Boix, Busquets y Estradé).

En aquel tiempo el abad Aurelio se sentía justificado en su actuación, digamos política, por la Pacem in terris, encíclica de Juan XXIII, donde, resumidamente, se dice que el cristiano no debe vivir como un espiritualista, algo al margen del día a día, de lo que ocurre en el mundo, sino bien encarecido. Doctrinalmente, pues, las declaraciones no le ofrecían ningún compromiso ideológico. Y en cuanto al peligro al que se exponía, más se había arriesgado dos meses antes, en la homilía del pontifical del 8 de septiembre (fiesta mayor antigua de Montserrat), donde dijo, entre otras cosas: "El propio Papa nos ha proclamado la vigencia de los principios de la revolución, principios que son cristianos [...] adaptarse pero no lo hace con los verdaderos principios. Nos da un progreso material, de propaganda y de deslumbramiento, no de libertad y de justicia.

Si estas palabras no eran tan o más peligrosas ante el gobierno franquista, ¿qué le impedía pronunciar las demás, que siempre se hizo suyas y nunca se retractó de nada, pese a que le costaran consecuencias tan dolorosas como el exilio de Montserrat y de Catalunya; e incluso la prohibición, por la Congregación de Religiosos del Vaticano, de regresar temporalmente a Cataluña con motivo de la muerte de su madre?

El único testimonio viviente de aquellos hechos, el activista y abogado colegiado Josep M. Macip i Gich, ratifica lo que digo (ver El abad de un pueblo, Aureli Maria Escarré, Jordi Vila-Abadal, p. 297).

La persecución de la citada organización vaticana nunca paró, hasta conseguir despojarle del título de abad de Montserrat. Menos mal que el pueblo catalán, agradecido y amistoso, pasando por encima del derecho canónico, le proclamó abad de Catalunya.

Si no se esconden las debilidades que ha tenido Montserrat en días pasados, tampoco deben esconderse sus hechos gloriosos. Y sobre todo con ocasión de su milenario.

Jordi Vila-Abadal

Barcelona

Benditos árboles ignorados

La contaminación generada a diario por los miles de aires acondicionados puestos en marcha por culpa de la falta de arbolado y de sombra es tan brutal que si los consistorios fueran conscientes de ello y la Generalitat les obligara a no dudarían en invertir más en plantación de sombra. Desgraciadamente, ya hemos llegado tarde... Basta con mirar el termómetro.

Lola Arpa

Peratallada

stats