Capet Restaurant: el oficio de pensar y crear
Armando practica una cocina precisa, estética, sincera y elaborada
- Dirección : Calle Cometa, 5, 08002, Barcelona
- Carta : Temporal y muy bien elaborada
- Obligado : Bogavante con suquet de erizo, patata y alioli de ajo escalivado y azafrán
- Vino : Carta con buenas referencias
- Servicio : Profesional y cercano
- Local : Acogedor con cocina abierta
- Precio por persona : 60 euros
Armando Álvarez es hijo de una familia hotelera y restauradora venezolana que se ha criado aprendiendo el oficio y trabajando dentro del negocio familiar. Inspirado en la estancia de su hermano mayor en Barcelona, decidió venir tres meses para conocer la cultura gastronómica de la ciudad y regresar a casa. Han pasado veinte años y todavía está por ahí.
"Un sábado estaba cenando en el Coure y el martes ya trabajaba. Empecé de camarero. Tres años y medio más tarde me fui para iniciarme como cocinero en la Barriga del Obispo. Al Coure volví para liderar la Coure cocina de la barra". Así nos explica Armando sus inicios en Barcelona antes de abrir su propio proyecto en 2014 en el barrio de Gràcia. El Capet que conocemos ahora es la consecuencia de la maduración personal y profesional de un tipo que vive la cocina con pasión. De Gràcia a un callejón del Gòtic donde potencia un talento que parece no tener límites.
Nos recibe Carla, una camarera muy profesional y con una sonrisa que te hace muy agradable la estancia. El restaurante es acogedor. Destaca la cocina abierta, donde puedes ver el arte de trabajar con tensión pero sin estrés. Nosotros estamos en la planta baja, en una mesa que nos permite estar en el caso de todo lo que pasa. La comida se inicia con un aperitivo, cortesía de la casa, que consiste en una crema de puerro, patata, curry y aceite vegetal. Continuamos con una croqueta de pollo asado y kimchi y unas vieiras con ensalada de patata, ají amarillo y gelatina de cilantro. Acabamos los entrantes con unos espárragos blancos con rosbif de presa ibérica, salsa de mostaza, alcaparras y rúcula. Técnica, delicadeza y buen producto.
De la buena carta de vinos del restaurante elegimos el Nita 2021 de la bodega de la viticultora y enóloga Meritxell Pallejà. Un Priorato joven, amable y tranquilo. La segunda parte del almuerzo comienza con el bogavante con suquet de erizo, patata y alioli de ajo escalivado y azafrán en el que Armando huye del convencionalismo al que nos tiene acostumbrados la preparación de este crustáceo tan alabado. La tarrina de ternera con intestino de bacalao, calentas (pochas) tiernas de Navarra, pico de gallo y escarola tiene una textura gelatinosa que te atrapa con un sabor potente y sorprendente. Y para terminar la segunda parte con contundencia nos zampamos un muslo de cerdo cocido a baja temperatura con orejudos, zanahoria y orégano fresco. Crujiente, tierna y muy sabrosa.
El postre sirve para rematar una comida que ha superado con creces unas expectativas que eran altas. Uno lemon pie, un financiero de chocolate con helado de fresa y espuma de gintónic y un salido de quesos que lo utilizamos de excusa para terminarnos un vino que ha complementado perfectamente una comida para recordar y explicar.
Armando se sienta con nosotros para hacer un repaso a los veinte años que lleva en Barcelona ya los diez años del Capet (cinco en Gràcia y cinco en el Gòtic). "Los diez últimos años con la apertura del Capet y su evolución sólo puedo decirles que han sido diez años de felicidad”. Él pasa el tiempo libre pensando y creando. Piensa en la estética, en la comunión de los sabores. Destaca por la sutileza de la ejecución y por dar sentido al orden de cocción de los productos. Es una artista que ha picado piedra, pero su tenacidad y pasión le han convertido en uno de los cocineros más prominentes para la gente que chala. con una cocina sincera y bien elaborada.