Josep Pla

"La cocina catalana se bate en retirada, y es una desgracia para nosotros y sobre todo para los extranjeros"

Josep Pla publicó esta declaración en su primer libro, 'Coses vistes', al que dedica una exposición la Fundació Josep Pla hasta el cuatro de abril de 2026

El escritor Josep Pla y el restaurador Josep Mercader, creador del Motel Empordà y el Hotel Almadrava, mantuvieron una estrecha relación de amistad
14/10/2025
4 min

PalafrugellEl primer libro que publicó el escritor Josep Pla, Cosas vistas, se ha reeditado tal y como lo escribió el autor en origen, y podemos leer una de las frases que recogía cómo se oía el autor cuando pensaba en la cocina catalana: "Se bate en retirada". La frase le había dicho un amigo, pero él la argumentaba con más líneas: "Es una desgracia para nosotros y sobre todo una desgracia para los extranjeros, que nunca saben ni podrán saber lo que se han perdido". Josep Pla subrayaba la pena que sentía por la situación, porque en la antigüedad, "los libros clásicos de la culinaria y de la gastronomía francesa estaban llenos de fórmulas y de platos catalanes, los cuales eran muy celebrados y queridos por todas las personas a gusto".

Para profundizar aún más en esta primera obra, la Fundación Josep Pla, en Palafrugell, ha organizado una exposición que se podrá visitar hasta el 4 de abril y que está comisariada por el escritor Joan Safont. Entrando en la primera planta de la Fundación se pueden observar los textos originales de Cosas vistas; los esbozos de los dibujos del dibujante Josep Martinell, que colaboró ​​en la edición de bibliófilo del libro (de 1949), así como postales, diarios, mapas, guías y otros muchos objetos que tienen un significado especial en relación con los capítulos del libro. De hecho, Cosas vistas fue tan importante que el escritor Josep Carner dijo que el libro "tenía que ser recibido con veintiuna tuberías".

En la exposición 'Coses vistes' de la Fundación Josep Pla se pueden ver los esbozos que hizo el ilustrador Josep Martinell para la edición de bibliófilo del libro, publicado en 1949.

En el primer libro de Pla, la cocina catalana ocupa dos capítulos eclécticos, situados dentro del apartado Intermezzo, como una pausa entre otros capítulos dedicados al paisaje ya las biografías de personajes de la época, los hombrecillos. En cierto modo, podríamos decir que la cocina fue en medio de su vida, le dedicó muchas líneas, que integró en los dos volúmenes deLo que hemos comido. Sea como fuere, en los dos capítulos Pla repasa platos que considera capitales, como las habas ahogadas oa la catalana, que en primavera son las que llenan especialmente de perfume de tomillo y romero las calles y plazas de Catalunya. También dedica líneas al bacalao, al nido (el plato mítico del Empordà), hecho con tripas de bacalao y pescado, y al arroz blanco. Justamente sobre el arroz blanco dice que en nuestro mundo tiene una importancia muy pequeña, pero que "no por eso se puede dejar de reconocer que bien equilibrado con sustancias más presentables e influyentes es algo discreto e indiscutible".

La cocina catalana, de evaporación

Para continuar, el autor describe la cocina catalana a partir de la técnica de cocción del mejor plato o plato de primer orden, como él decía: "La cocina de evaporación tiene en Cataluña platos de primer orden, como la carne de olla". Ahora bien, en 1925, el autor sostenía que "el plato va de cala baixa". Y creía que era así por influencia de otras cocinas, como la inglesa, por la preferencia del bistec y las patatas. Para continuar, escribía que en la cocina catalana hay muchas salsas y salsas, "que es algo feudal, de aristocracia feudal". Y continuaba con el estofado, que "se encuentra en todos los países que han tenido un campesinado y una nobleza fuerte". Y de ahí que esté el estofado alemán (gulasch), el danubiano (paprika) o el francés.

En todo caso, Josep Pla sostenía en 1925 que no había restaurantes: "El día que alguien en Barcelona se decida a poner un restaurante catalán que respete la cocina y los derechos y el estómago de los clientes, se hará millonario en un santiamén, y se podrá hacer un panteón de una grandiosidad salomónica".

Han pasado cien años de todo. La exposición en la Fundació Josep Pla muestra con los objetos conservados del autor como ha pasado el tiempo, pero muchas de las reflexiones del autor están vigentes. Quizá alguien le discutiría si la cocina catalana se bate en retirada o sostiene una lucha vehemente por mantenerse. Y aún habría otro que le debatiría que en Barcelona, ​​y en el resto de Catalunya, no haya restaurantes catalanes. Ahora bien, que haya suficientes de cocina catalana, es otra historia.

Cuando el escritor de Palafrugell se pone a escribir no debuta con una novela, y probablemente no lo hizo porque a principios del siglo XX el género estaba en crisis. Debuta con un estilo personal, entre la crónica y la ficción, que llegó a prometer hasta tres editores: Ventura Gassol, Joan Estelrich e Ignasi Armengou. Finalmente, fue Armengou quien logró publicarle el libro, y fundó la editorial Diana para publicarlo. Dos años después, Pla ya había publicado hasta otros tres libros: Rusia, Linterna mágica y Relaciones. En los años 20 del pasado siglo, escribir sobre cocina catalana era muy inédito, como asegura el comisario de la exposición, Joan Safont. Pla lo hizo en 1925. Y unos años después, en 1928, el periodista gerundense Ferran Agulló (que creó el concepto "Costa Brava") publicaba el Libro de la cocina catalana.

Cuando Josep Pla se estrenó como escritor, no sólo innovó en el género literario sino que literaturizó la cocina catalana con sus reflexiones y comparaciones con las cocinas de otros mundos.

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