Cartelera gastronómica

El cocinero Carles Abellan reinventa el Bar 24, Nandu Jubany hace turrones y otras tres novedades

La 'Cartelera golosa': descubre qué hay de nuevo para comer en el país

Es imposible seguir el ritmo de las nuevas propuestas gastronómicas, así que intentamos ponerle un poco de orden. Nuevas cartas, nuevos restaurantes, nuevos menús y nuevas tiendas que nos ayuden a disfrutar más de la buena mesa, sea cuando nos ponemos delante de los fogones o cuando salimos a comer fuera. En esta sección, que hemos bautizado con el nombre de Cartelera golosa, le informamos periódicamente de todas las novedades que se cuecen en nuestra casa. ¡Nunca mejor dicho!

1.
Ancona en Barcelona

Varios restaurantes italianos sirven platos de Les Marques

La gastronomía italiana es una de las que más triunfan a escala planetaria. Pero si miramos con detalle la gastronomía del país transalpino descubriremos que son muchas las gastronomías, y que cada región tiene sus platos típicos. Por eso la Cámara de Comercio Italiana en Barcelona y el Consulado organizan Italia con gusto, una semana para dar a conocer en este caso la gastronomía de las Marcas (le Marche en italiano) en 15 restaurantes italianos auténticos de la ciudad condal. Los participantes son Xemei, Menudo Paz, Punta, Gravin, Can Sardi, Le Cucine Mandarosso, Raffaelli, Algrano Bistró, Casa Maestro, Bottega, Ostaia, Galú, Bocca di Bonifacio, Santo Porcello y Cecconi's. Allí encontrará un plato tradicional de la zona, acompañado de una copa de vino también de esta región bañada por el Adriático. No despiste porque dura del 16 al 24 de noviembre.

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2.
Tapas y vinos en la Via Laietana

Can Bo es la propuesta del Grand Hotel Central de la mano de Oliver Peña

El edificio que ocupa el Grand Hotel Central es una finca histórica de la Via Laietana construida por Francesc Cambó. Recientemente, el hotel hizo una reforma resaltando este patrimonio y ahora estrena el restaurante Can Bo. Haciendo un juego de palabras con el significado y el legado del edificio, que aún conserva la casa del político catalán en el ático. Sin embargo, el restaurante que nos ocupa se encuentra a pie de calle y tiene entrada propia (aunque puede entrar por el hotel si le hace gracia asomarse). La oferta gastronómica la ha hecho el reconocido cocinero Oliver Peña, del restaurante Teatro, y ha recurrido a sus proveedores de confianza en cuanto a la carne (unas albóndigas excelentes), las fresas de Lluís (que sirve con nata y con tallo y son un vicio indescriptible) o los calamares rellenos con butifarra negra que compra en el mercado de Santa Caterina y pone el romesco (receta de su madre). Es un lugar ideal de platillos para compartir: ensaladilla rusa, gilda, bravas... Cabe destacar también la fantástica elección de vinos que ha hecho el sumiller Amador Marín, y la gran oferta que hay de vinos para tomar a copas. De hecho, hay referencias que sólo encontrará allí gracias a la mano de Marín.

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3.
Un restaurante infalible

Palo Verde hace cinco años en plena forma

Palo Verde lleva cinco años funcionando y es importante que las nuevas aperturas no nos tapen el bosque. Porque como ya sabemos lo difícil es mantener el nivel durante mucho tiempo. En este restaurante encontramos brasa, artesanía y producto de temporada. El cocinero es Ludwig Amiable y lo verá desarrollando el talento con discreción y diligencia, porque la cocina está abierta. En sus platillos, pensados ​​para compartir, cantan los ángeles. Además, la propuesta de vinos es genuina (y de los que al día siguiente no le amargarán la mañana) y muy bien explicada por el sumiller Daniel Luque. Tienen 400 referencias para elegir y remover. El restaurante tiene una atmósfera propia y es de los lugares ideales para una buena conversación con los amigos o la pareja. Este mérito es del tercer socio, Andrés Bluth, quien antes de ponerse en el campo de la restauración era diseñador. Por cierto, la carta es corta y no hay margen de error, pero no se pueden perder los dos platos obligados: la escalivada con polvo de oliva y salsa hoisin y los ñoquis con limón y setas.

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4.
Carles Abellan y su equipo reinauguran el bar Veinticuatro

Está situado en la avenida Diagonal, esquina con Tuset

El número 24 siempre ha ido ligado al cocinero Carles Abellan. Fue en el restaurante Comerç 24 donde consiguió una estrella Michelin, y fue el primero en lograrla haciendo tapas. El restaurante estaba situado en el número 24 de la calle Comerç, y Abellan decidió cerrarlo en el 2015. Ahora, el propio cocinero retoma el número para bautizar el restaurante que su equipo dirige en la avenida Diagonal, esquina con calle de Tuset, y pone a la cabeza la palabra bar, más popular. Abellan –que hace asesor, porque los dos restaurantes de Barcelona los traspasó al equipo– ha creado una nueva carta basada en platillos de cocina tradicional (no falta el fricandó) ni las setas ni las alcachofas, y destaca con gran excelencia el calamar, que Abellan llama "calamar de la Barceloneta a la plancha", al estilo de cómo lo preparaba en su otro restaurante, La Barra, donde también logró una estrella Michelin. Como buen bar, los platos para picar son atractivos. Encontrará gildas, jamón ibérico, el famoso bikini de jamón ibérico, mozzarella y trufa, croquetas de pollo asado o tortilla de patatas y butifarra. Y la gran novedad del Bar Veinticuatro: los desayunos de tenedor basados ​​en huevos, cocinados de todas las formas posibles –herrados, en tortillas, revueltos o calentados– y con rebanadas de pan de payés.

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5.
Nandu Jubany hace turrones esta Navidad

Con la marca Torrons Vicens, ha sacado al mercado tres variedades diferentes

Nandu Jubany es un gran defensor de las tradiciones catalanas, y los turrones tocan en Navidad. Junto con la marca Torrons Vicens, ha sacado al mercado tres variedades que considera que pueden convertirse en las preferidas: el de trufa en el whisky (véalo en la foto); el de buñuelos de crema, elaborado con un praliné de buñuelo con anís, crema en el interior y recubierto de buñuelo crujiente, azúcar y anís. Y el tercero, el que más expectación levanta: el turrón de crema quemada, el turrón que prepara por encargo, porque está pensado para ser hecho y comido poco después. Esto es así porque lo preparan con crema recién quemada; y no está envasado en el vacío. Así pues, es un turrón con una fecha de caducidad corta, como ocurre con los turrones o los pasteles artesanos. Los ingredientes con los que están hechos son mazapán artesano, aromas de piel de limón, piel de naranja, canela y vainilla, y un recubierto caramelizado crujiente recién quemado.

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Se trata de un turrón elaborado como se hace en los obradores de las tiendas de Torrons Vicens. La diferencia con los turrones quemados tradicionales es que éste llegará a las tiendas justo recién quemado.

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