Si me llaman “picapoll” y “L'Arcàngel”, cierro los ojos y me elevo hasta Montserrat
Un vino tan gastronómico que pueden disfrutar con carnes blancas, pescados grasos, ensaladas y cocina asiática
- Variedad: Picapoll Blanc
- DO: Pla de Bages
- Añada: 2024
- Productor: Bodega Sant Miquel de Oló
- Para tomar solo escuchando cualquier canción de Oques Grasses y leyendo 'Hiperrabia', de Ferran Grau.
Me parece que esta temporada hemos tenido en la copa muy pocos vinos del 2024. Ésta, la veinticuatro, es la primera añada normal en muchos años. Venimos de huracanes, de aguaceros, de mildiu, de la pandemia, y, claro, de sequía. Muchos de los vinos de la sequía ya los hemos probado y son extraordinarios (pero hay menos). Estoy contenta, porque estamos en el Pla de Bages y nos bebemos un picapoll, uno de mis blancos preferidos, por la sencillez, por la piel de naranja y los anisados que me gusta encontrar, por la modernidad y antigüedad de la variedad. La variedad blanca emblema de esa zona vitivinícola. Vaya a los grandiosos restaurantes de la zona y verá que, aparte de cocina inteligente catalana, tienen, como es lógico, picapollos bagencs para maridar. No se pierdan, por favor, Cal Jepet, de San Cristóbal; Las Vegas, Ca n'Aliguer o el Ara un Vino, de Manresa; Cal Ladis, de Sant Fruitós; Can Jaume, de Marganell; El Terrer, de Santpedor... ¡Me dejo!
El Arcángel es, pues, un monovarietal de picapoll. Fermenta en inox, y la levadura es autóctona. El único aditivo es el sulfuroso "con los mínimos que marca el eco, un poco más abajo", me cuenta Oriol Garriga, que es la mitad de la bodega, junto a su compañera, Laura Lloberas. Desfangan, al inicio, y cuando termina la fermentación hacen un trasiego final, pero en el nuevo depósito están, en suspensión, las madres. Lo dejan cuatro meses con las madres y lo barajan (le hacen batonage) una vez por semana. Esto le da el gran volumen de boca, la untuosidad que nos gusta. Porque la zona donde están ya les permite mucha acidez, que también nos gusta.
Empezar de cero
Ninguno de los dos bodegueros de hoy viene del mundo del vino. En 2013 compraron la finca, que está en Santa Maria de Oló, yendo hacia el Estany, a 800 metros de altitud (ahora es una bendición). "Cuando compramos la finca pertenecíamos al Bages, pero ahora, después del referendo, somos del Moianès". Restauraron la casa, hicieron la bodega. Oriol, desde siempre con el gusanillo, estudió ingeniería agrícola. "Pero lo veía lejos, porque lo que no tiene tierras..."
Terminaron plantando ese picapollo tan extraordinario que tienen en la copa, pero también chardonnay, cariñena, garnacha tinta y taladrado. "Y ahora, hace 3 o 4 años, hemos plantado mandón". Intercambiamos experiencias sobre esta variedad tinta, que se está recuperando en el Bages, también, gracias a los pioneros, como la bodega Abadal, a la que tanto le debemos. "Viniendo de fuera de este mundo me he encontrado muy buena gente. Me he ido espabilando, y algún amigo de los padres, campesino de toda la vida, nos ha ayudado..."
El vino se llama Arcángel porque allá donde están hay una ermita románica, preciosa y recogida. naranja y, si vamos a la parte medicinal, hinojo y anís.
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