Los tres 'Tramendu' que desgarran el diccionario

Tramendu: la vermutería del barrio de la Bordeta que se ha extendido en una misma calle con otros dos restaurantes

Los tres establecimientos pertenecen a Jordi Marzo, antiguo director del restaurante Petit Comité de Barcelona

El pan de trigo sarraceno con pan, aceite y tomate, las anchoas, las gildas y el vermut de Reus
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Es viernes al mediodía y en la vermutería Tramendu las tablas comienzan a llenarse. Tienen en el interior y en la plazoleta de fuera, plaza de Súria, que es tranquila, de barrio, y que invita a sentarse para empezar a pensar que sí, que empieza el fin de semana. La elección es fácil, las patatas bravas del Tramendu de la Bordeta, inaugurado en el 2017, han cogido tanto vuelo que es obligado probarlas. Así que una de bravas, un plato de pan de verdad y con tomate bien mojado y bueno (y lo subrayamos porque el reto se convierte en una odisea a menudo), unas gildas, anchoas y vermut de Reus. En la carta de la vermutería, situada en el pasaje de Andalucía, hay más propuestas, tortillas y calamares rellenos y fricandoso, pero empezamos con los platos que hacen más vermut en las horas pequeñas del mediodía. Todo tramendu, como lo llaman, y el adjetivo que desgarra el diccionario se acerca a la genialidad. Las patatas bravas son hervidas y sabrosas, la salsa brava tiene fuerza y ​​la pimienta dulce, abundante, le otorga originalidad; para continuar, las gildas y las anchoas tienen el sabor salado y picante que prepara el estómago para las buenas digestiones.

Las patatas bravas, una de las originalidades

Dentro de la vermutería, el propietario, Jordi Marzo, explica que había trabajado como director del restaurante Petit Comité cuando era del cocinero Nandu Jubany. También había ejercido el mismo cargo en el Roca Moo, el restaurante de los hermanos Roca dentro del Hotel Omm de Barcelona (hoy traspasado). Así que el oficio le conoce bien, y los retos, aún más.

El vermut está terminado. Y ahora, a diez metros de la vermutería, es decir a dos pasos, comienza la comida. El restaurante es Tramendu también de nombre, y un interior amable y de lujo cómodo. Hay madera, espejos y, lo mejor de todo, mesas con mantel blanco. La mesa está bien parada con todo lo que define nuestra cocina: pan, aceite de oliva extra virgen y vino. Atención en la carta de vinos, que es impecable. Tiene los vinos de las denominaciones de origen (DO) catalanas, en primer lugar, y después los vinos de fuera, de las demás DO del Estado. La elección que hacemos es el Pólvora del sumiller convertido en enólogo Xavier Nolla. Y no ha sido fácil porque la carta cuenta con hasta doscientas referencias, el 80% de las DO catalanas.

El Pólvora, el vino elaborado por el sumiller y enólogo Xavi Nolla

Y con la tríada mágica en la mesa, llegan los platos a la mesa. Almejas guisadas al vino tinto, manada con una cama de patatas, es decir en la panadera y con verduras, y nos decidimos por un arroz de conejo y butifarra tinta, que hemos visto que pedían en la mesa de al lado. Si todavía tuviéramos ganas de continuar con un plato más, podríamos dirigirnos al tercer Tramendu, unos metros más allá. El tercer Tramendu es una brasería, donde las butifarras de Cal Rovira, los embutidos del Obach, el atún Balfegó o el bacalao además de todos los tipos de carnes triunfan. Del Tramendu restaurante también cabe destacar las almas que se mueven: el jefe de sala, Xavi Puigdengoles, y el cocinero, Ivan Cruz. Son un equipo y la buena sintonía que la transmiten.

Así pues, la ruta en la Bordeta requiere otro viernes, con un recorrido que empiece necesariamente por la vermutería y continúe en la brasería, que nos queda pendiente para la próxima. Y justo para prepararlo está al día siguiente, sábado, porque en la brasería, que reproduce una masía catalana, también preparan desayunos, tanto los sábados como los domingos. El último detalle: todas las cartas, escritas en catalán. Y la web, también.

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