Familia

Guía de supervivencia para viajar con un bebé

Hacer un viaje con una criatura de pocos meses es más sencillo que con niños mayores

3 min
Un bebé durmiendo en la sillita del coche

BarcelonaMuchos padres recientes piensan que viajar con un bebé de pocos meses es más complicado que con niños mayores, una opinión que no comparte la neonatóloga Maria Josa. “Quizás nos da más miedo porque son más pequeños y los vemos más vulnerables”, apunta. Aun así, añade, un niño de hasta seis meses, sobre todo si hace lactancia materna, no necesita más que sus padres, pañales y ropa. En cambio, cuando son mayores, apunta, hay que organizar la comida, llevar juguetes... Otra ventaja de viajar con niños de meses para la doctora es que a los mayores hay que "distraerlos continuamente" , mientras que a los lactantes es "más fácil" que se duerman en el pecho, los puedas llevar en la mochila o permanezcan horas dormidos en el cochecito mientras se visitan lugares.

La enfermera pediátrica Isabel Rubio, que forma equipo con Josa en el Hospital de Sant Pau, tiene con su marido el blog milviatges.com, en el que relata todos los viajes que realiza con sus hijos. El mayor viajó por primera vez a Turquía cuando tenía un mes y medio y ahora, a los 15 años, ya ha estado en unos ochenta países. La pequeña, que con dos meses viajó a Italia, a los tres años lleva ya visitados una veintena. Fruto de su experiencia, Rubio también coincide como en los primeros meses, “sobre todo si da pecho”, la logística con los bebés es más fácil.

Más planificación y flexibilidad

Si antes de ser padres nos gustaba improvisar, debe tenerse en cuenta que ahora, con hijos, habrá que ser más previsores. En este sentido, Rubio recomienda "planificar el viaje al por menor". También hay que tener en cuenta que probablemente tardaremos más tiempo que antes de ser padres en hacer las cosas. “Es necesario, pues, tenerlo todo planificado y al mismo tiempo darnos más margen de tiempo”, sintetiza. Llevar la tarjeta sanitaria europea si viajamos fuera de España o contratar un seguro médico si marchamos fuera de Europa es "innegociable". “Siempre deberíamos hacerlo, pero con niños es incuestionable”, apunta Rubio.

Sobre si es necesario introducir algún cambio en la rutina del pequeño unos días antes del viaje, tanto Josa como Rubio apuntan a que no es necesario. La primera afirma que algunos padres, entre los que se incluye, tienden a querer tenerlo todo bajo control, pero es "imposible". "Con el tiempo he aprendido que querer controlarlo absolutamente todo nos angustia, y lo encomendamos a las criaturas", apunta la pediatra. Rubio, a su vez, lo desaconseja porque, en ocasiones, los padres intentan modificar horarios y rutinas para anticiparse y la cosa no sale como esperaban. La enfermera revela que los niños se adaptan "mucho mejor" que los adultos a los cambios, incluso al temido jet lag. “Puede pasar que un día despierte a las cuatro de la madrugada y toque ponerse a jugar, pero normalmente les dura un día; al día siguiente ya están tan frescos", apunta.

Las horas de sueño, las grandes aliadas

Cuando son pequeños, probablemente es más fácil que los niños se duerman en el coche, por lo que Josa recomienda aprovechar las horas de las siestas para ponerse en marcha. "Hay que tener en cuenta, sin embargo, que debemos ir haciendo paradas a menudo, tanto por nosotros como por ellos, que tampoco pueden permanecer demasiadas horas seguidas en la posición que adoptan en la sillita del coche”. En este sentido, también recuerda que hasta los 18 meses es obligatorio que viajen a contramarcha: "De hecho, es recomendable hasta los cuatro años", añade.

En caso de tener que realizar vuelos largos, Rubio recomienda que sean nocturnos. "Es mucho más fácil para todos", afirma. Además, hasta los dos años –edad en la que los niños pagan sólo las tasas– se puede solicitar anticipadamente una cuna. En las horas de despegar y aterrizar, Rubio recomienda que los bebés que hacen pecho mamen y que los que hacen lactancia artificial tomen biberón (o chupete) para evitar molestias en los oídos. En cuanto a la edad mínima para viajar, dependerá del medio de transporte. Aena, por ejemplo, pide que los bebés tengan al menos una semana de vida. Sin embargo, Josa siempre recomienda esperar a los dos meses para que tengan puestas las primeras vacunas. Lo que la doctora ve mucho en consulta son familias en las que un padre (o ambos) son de otro país y enseguida quieren ir con la criatura. "Un avión lleno de gente y un destino donde las condiciones serán diferentes en todos los sentidos...", reflexiona. Cuando tomamos el transporte público no se les puede proteger tanto. Por eso aconseja que si es una distancia relativamente corta y se puede es mejor coger el coche. "Es un medio de transporte que te permitirá realizar un viaje a la carta, haciendo paradas siempre que sea necesario, etc. A veces sería más recomendable", apunta.

Precauciones clave

Antes de realizar un viaje con un bebé es necesario informar al pediatra o la enfermera pediátrica. Y hacerlo con tiempo. Si está en un país exótico también habría que contactar con el Centro de Atención al Viajero Internacional. Aun así, tal y como apunta la enfermera pediátrica Isabel Rubio, “si podemos evitar destinos donde sea necesario realizar profilaxis de malaria o de fiebre amarilla o tifoidea, mejor”. Una vez en su sitio, hasta los seis meses la exposición del bebé al sol debería ser nula, a pesar de no ser verano. La pediatra neonatóloga Maria Josa recuerda que, a partir de los seis meses, "hay que ponerles protección solar física o mineral". Por lo que respecta a los baños, el mar sería la primera opción, seguida de las aguas cloradas. “En países exóticos no es recomendable bañar a los niños en aguas dulces”, dice Rubio, como tampoco lo es, si ya hacen alimentación complementaria, beber agua corriente (siempre embotella), hielo, batidos o helados artesanos. “Tampoco hay que ofrecerles verduras, carnes o pescados crudos, la fruta debemos lavarla y pelar nosotros mismos y lavarnos las manos muy a menudo”, añade.

Otra recomendación es llevar un pequeño botiquín por si hay algún imprevisto de salud. Ésta debería incluir un analgésico y un antitérmico (paracetamol e ibuprofeno), gasas y esparadrapos para realizar pequeños cuidados, clorhexidina para desinfectar, suero de rehidratación oral para casos de diarreas, termómetro y jeringuillas para administrar medicación. Esto al margen de la medicación habitual de los niños que tengan una enfermedad de base, como pueden ser, según Josa, los inhaladores en caso de quienes padecen asma o antihistamínicos para quienes tienen alguna alergia.

Consejos para viajar en avión

Vueling aporta una serie de consejos para ayudar a los padres a embarcarse en la aventura de volar con un bebé con éxito y confianza:

  1. Prioriza los vuelos entre las 11 hy las 16 h. Este horario permite que las horas de espera en el aeropuerto coincidan con la hora del almuerzo y el vuelo con la siesta.
  2. Reserva los asientos con antelación. Los menores de dos años viajan a la falda del adulto pero, aun así, es necesario realizar la reserva. En caso de que un adulto viaje con dos bebés, será necesario contratar un asiento extra.
  3. Factura el cochecito o cuna de viaje. La mayoría de compañías aéreas permiten facturar gratuitamente un bulto por cada bebé. Lo recomendable, sin embargo, son las sillas de paseo plegables, con las que llegar hasta la puerta del avión.
  4. No hagas colas. En la T1 del aeropuerto Barcelona-El Prat existe una puerta especial para familias para el control de seguridad y la mayoría de compañías les dan acceso prioritario al avión.
  5. La mochila portabebés, imprescindible. No sólo durante los ratos de espera, trámites y colas, sino también al salir del avión e ir a las cintas de las maletas.
  6. Tome una muselina o una mantita, ya que la temperatura dentro del avión suele bajar y no siempre se puede regular al gusto. También es recomendable tener a mano unos calcetines y un grueso jersey, especialmente en vuelos de larga duración.
  7. No olvide su juguete preferido, además de otros que puedan distraerlo durante el vuelo, como plastilina, libros, material para dibujar, pegatinas... Eso sí, asegúrese de que los juguetes no hagan ruido para evitar molestar al resto de pasajeros.
  8. Alimentación. Si utiliza biberón, podrá pasar una botella de agua por el control de seguridad sin restricciones. Si el bebé ya hace complementaria, lleve un termo con verdura o puré y algo más que picar, como bastoncitos de pan. No existen restricciones en el control de seguridad para estos productos.



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