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Con la venia, señoría, un perro entra en la sala

Lleida consolida desde hace medio año el uso de animales en interrogatorios con una decena de niños víctimas de malos tratos

Justicia Infancia 001
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Lleida"¿Cuándo volveré a ver a Nemo?". Lo pregunta una niña de cinco años, después de haber declarado durante mucho rato en una comparecencia judicial como víctima de malos tratos. Nemo es el nombre de un pequeño perro cavalier que le acompañó durante la declaración mientras respondía preguntas de jueces, fiscales y abogados. La niña, a su salida, no comentó nada a su madre sobre qué le habían preguntado. Tampoco de lo que ella acabó respondiendo sobre las presuntas lesiones. Sólo quería saber si volvería a ver a Nemo.

Ésta es, según los expertos, una prueba de éxito del nuevo programa que desde el pasado verano tiene lugar en la demarcación de Lleida. Una decena de menores y personas vulnerables ya han hecho uso de este recurso pionero en Catalunya, que incorpora perros adiestrados en los programas de apoyo a la exploración judicial, es decir, un interrogatorio registrado que quiere paliar al máximo los efectos emocionales y psicológicos sobre los niños y, al mismo tiempo, convertirse en prueba preconstituida.

Obviamente, el programa se ofrece a los niños que ya les gustan los animales. De hecho, a la niña que estuvo con Nemo le encantan. Su madre llevó uno a casa el pasado verano para que ella y su hermana gemela asumieran una responsabilidad en el hogar y, al mismo tiempo, les sirviera de terapia para sus problemas emocionales.

Poco antes de la comparecencia ante el juez y los letrados, la madre intentó evitar dar demasiada información para no angustiarlas. "Vamos a ver a unas señoritas y un perrito", anunció. Para señoritas, un término muy cercano al mundo educativo infantil, se refería a las responsables (psicólogas y trabajadoras sociales) delequipo deasesoramiento técnico penal (EATP) que acompañan a los menores en estas sesiones judiciales. Y el perrito era Nemo, un cebo que les sirvió de estímulo. "El planteamiento fue perfecto para que fueran relajadas", asegura la madre.

Y es que acariciar a un perro peludo y cariñoso mientras pone su cabecita sobre el regazo es tan sencillo y eficiente que permite, según los expertos, obtener la máxima cantidad y calidad en las declaraciones de un menor. La iniciativa vino de Maylos Rodrigo, presidenta de lasociación Ilerkan, una ONG leridana que desde 2014 lleva a cabo acciones asistidas con animales para todo tipo de colectivos, sobre todo en los ámbitos sanitario y educativo. Y ahora, en los juzgados. Según Rodrigo, el uso de perros adiestrados en procesos judiciales se realiza en Estados Unidos desde 1992. En el Reino Unido también existen experiencias e incluso publicaciones científicas que demuestran unos resultados positivos para víctimas y testigos. En Madrid, explica la presidenta de Ilerkan, empezaron a hacerlo en el 2014 en los juzgados de familia y actualmente es un proyecto consolidado en todo tipo de instrucciones. ¿Por qué no, pues, en Cataluña?

Es un proceso todavía lento, pero también parece ser efectivo. "Cuando algo viene de nuevo, debes empezar primero explicándolo todo muy bien y que los participantes puedan ver que puede haber unos beneficios", argumenta Rodrigo, quien en el 2008 inició su práctica asistida con perros en el campo de la sanidad, en el que parece que esta metodología está fuera de dudas.

Pero como dice el refranero "con las cosas de palacio, es mejor sentarse". Lo corrobora Enric Lletjós, coordinador de la EATP del departamento de Justicia en Lleida, el primero que se abrió a incorporar a los animales a los procesos judiciales. Por el momento, el recurso sólo ha sido utilizado diez veces en estos últimos seis meses. Parece una cifra escasa, pero hay que entender que, además del visto bueno de los menores y familias, es necesario también el de los magistrados. Y esto, a veces, no es sencillo. "¡No, no, sólo me falta el perro, ahora!", recuerda Lletjós que manifestaba un juez leridano cuando se le propuso la idea a los inicios del programa. Pero poco a poco la metodología ha ido penetrando por su eficacia demostrada. Cuando la EATP de Lleida tenga un mayor volumen de casos ejecutados, podrá elaborar un informe de evaluación que permita exponerlo a los compañeros de otros.

Precisamente fue una magistrada leridana quien avaló el proyecto y le dio argumentos técnicos para justificarlo. Se llama Aurembiaix Giribet, conocedora de Ilerkan por motivos personales. Hace unos dos años empezaron a hablar de ello y la juez ayudó a la asociación a llenar la propuesta con un buen número de argumentaciones de contenido jurídico. "El impacto que estoy recibiendo de mis compañeros jueces sobre la experiencia es muy positivo, me aseguran que no entorpece en ningún caso la asistencia –explica Giribet–, por el contrario, el menor se siente más cómodo, se muestra más tranquilo y la entrevista se desarrolla mucho más fácilmente".

Animales tranquilos y estables

El perfil de perros para las exploraciones judiciales con menores es muy concreto. Tienen que ser animales tranquilos y estables, entrenados para esperar el tiempo que haga falta. Son perros que deben estar en sesiones maratonianas de preguntas y respuestas y su presencia no puede distraer nunca al declarante. Por tanto, deben ser poco activos, pero a la vez bastante cariñosos cuando se les pide y dejarse acariciar en todo momento.

"Mi hija respondió buena parte de las preguntas mirándose a la perra que tenía en su regazo". Lo dice Montserrat Alemany, la madre de Rut, una chica de 26 años con una discapacidad intelectual grave que tuvo que declarar por otro caso de lesiones y malos tratos. Lo hizo junto a Neula, una labradoodle que calmó sus nervios desde el primer minuto. "Antes de entrar en la sala estaba muy asustada, pero todo cambió cuando se encontró con la perra", asegura la madre. "Que haya un animal para relajarte, para ir tocando y acariciando en un entorno tan hostil, ¡parece algo del siglo 23! –exclama la madre— y si estuviera en un espacio más colorido y agradable, sería la bomba".

Sólo ante el peligro

Las exploraciones judiciales son momentos de acentuado estrés para los menores. Sus padres no pueden estar presentes, para evitar que condicionen las respuestas. Los niños, además de estar rodeados de desconocidos y observados por una cámara o un cristal unidireccional, deben responder a preguntas relacionadas con un hecho traumático. Hasta ahora solían incentivarlos con juegos, cuentos y dibujos, recursos que todavía existen, pero ahora en Lleida lo están probando con los perros.

"Todas las herramientas que faciliten, con garantías, que un menor esté más tranquilo y más cómodo en un juzgado deben ser bienvenidas", reivindica la magistrada Aurembiaix Giribet. Los perros permiten desbloquear situaciones difíciles. "Una de las niñas no habría entrado en la sala de no haber sido por la presencia de Nemo", asegura Maylos Rodrigo.

Las madres pueden acompañar a sus hijos un rato antes del interrogatorio. Es el momento de acogida del niño para desinhibirle ante el momento decisivo. Y es que las declaraciones que se hacen en estos procesos deben llevarse a cabo con todas las garantías posibles para que sirvan de prueba definitiva y permitan al niño esquivar el juicio oral. Es un intento de evitar su revictimización. Por eso, la madre debe esperarse tras la puerta. "Las personas que se quedan con el niño están bien formadas en la atención de menores y garantizamos un entorno protegido", explican fuentes judiciales. Sin embargo, es duro. "A mí me hubiera gustado escuchar al menos las preguntas que hacían a mis niñas, ver cómo reaccionaban, saber si lo estaban entendiendo", admite la madre de las gemelas. "Son muy pequeñas, habría preferido verlas, aunque fuera a través de una pantalla", concluye. Pero ni siquiera eso. Si no son parte de la causa judicial, no pueden observarlas. Y si lo son, normalmente lo hacen sus abogados. Son los principios de un sistema que, a priori, pretende ser justo. Nunca mejor dicho. "Eso sí, quisiera que al menos los procesos con los niños fueran más rápidos", pide la madre.

"El perro conecta rápidamente con el niño porque no le juzga"

Hay abundante bibliografía científica que demuestra la capacidad de los animales para regular las emociones de los humanos . La neurociencia explica que muchos de nosotros nos relajamos y nos mostramos más predispuestos cuando tenemos uno cerca. Los perros y caballos son los más populares en este aspecto, aunque los segundos presentan una mayor complejidad por sus grandes dimensiones.

Desde hace años, la utilización de perros en el sistema sanitario es indiscutible y, cada vez más, también en educación. El aumento de casos de hiperactividad y trastornos por déficit de atención en las escuelas ha hecho que también la presencia de los animales sea una herramienta más recurrente. La asociación leridana Ilerkan empezó a intervenir en 2012 en la escuela pública Juan XXIII de Les Borges Blanques con este sistema y actualmente ya lo está haciendo en media docena de centros más de Poniente. "Es una práctica segura, controlada por profesionales, avalada por estudios científicos y aprobada por los equipos docentes", explica la técnica Meritxell Solé. Las sesiones con los perros son, de hecho, clases en las que se trabajan todas las competencias educativas curriculares. La presencia del perro permite una mayor atención del alumno y una mayor estimulación cognitiva. "El perro establece rápidamente un vínculo emocional con el niño, es un elemento motivador, porque él nunca juzga", explica Solé. A un perro le da igual si el niño ha sido maltratado, si no puede andar, babea o tiene una enfermedad incurable. Él, simplemente, conecta.

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