Arquitectura

Muere la arquitecta Roser Amadó a los 79 años

Entre sus obras se encuentran el Archivo de la Corona de Aragón y la Fundació Antoni Tàpies

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La arquitecta Roser Amadó en una imagen de archivo

BarcelonaEl sector de la arquitectura catalana ha perdido a una de sus pioneras: la arquitecta Roser Amadó falleció el martes a los 79 años. Asociada con el también arquitecto Lluís Domènech Girbau, Roser Amadó realizó algunas de las obras más destacadas en Cataluña desde los años 80, como el Archivo de la Corona de Aragón, la conversión de la editorial Montaner y Simón en la Fundació Antoni Tàpies, un trabajo muy personal y al mismo tiempo sutil; y un ambicioso trabajo en el centro histórico de la ciudad de Lleida que incluye el Palacio de Justicia, el ascensor de Canyeret, la Escuela Cervantes, las viviendas de El Roser y el Parque de Màrius Torres, por el que recibió el Premio Nacional de urbanismo en 1985. También fue la responsable de un edificio de oficinas para Eurocity en la Villa Olímpica coincidiendo con los Juegos de Barcelona.

Por todo ello, en Catalunya Amadó es considerada como la arquitecta más importante de la segunda generación. "En la sociedad Amadó-Domènech, Roser hace su trabajo sobre la base de una autoexigencia funcional y constructiva, aportando un interés especial en la relación entre arquitectura y ciudad, entre arquitectura y naturaleza, así como en el diseño de interiores como unos espacios enormemente sugerentes", se puede leer de ella en la recopilación de mujeres arquitectas de Un día una arquitecta. "Amadó-Domènech es uno de los primeros estudios mixtos en los que hay una mujer muy brava a la cabeza", subraya el crítico de arquitectura Jaume Prat, quien destaca la estética industrial de otro de sus trabajos, la Torre Girona, una torre de 28 viviendas cerca de la estación de tren de Girona.

"El hecho de estudiar arquitectura fue completamente casual", afirmó la propia Roser Amadó en una entrevista en la revista Compás de Amalgama, de la Universidad de Barcelona. "En 1964 había hecho el curso común de ciencias y las chicas solían estudiar farmacia –explicaba–, pero en mi caso esto no podía ser porque mi padre, que era farmacéutico, había decidido hacer heredero mi hermano. Así que, totalmente despistada, fui a parar a arquitectura simplemente porque dibujaba bien y era buena en matemáticas, por lo que puedo decir que mi elección no fue vocacional. Pasé la carrera sin pena ni gloria, pero conocí a Lluís Domènech i Girbau, también estudiante de arquitectura, y nos casamos en 1965; esto fue fundamental para mi futuro. Al terminar la carrera y con dos hijos pequeños, tenía ganas de independizarme de Lluís, porque él tenía otros socios arquitectos con su propio estudio".

Nacida en Barcelona en 1944, Roser Amadó fue una de las primeras mujeres que estudiaron la carrera de arquitectura en Cataluña, titulada en 1968 por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. "Fue la sexta arquitecta catalana y la quinta titulada en la escuela de arquitectura", recuerda Zaida Muxí, arquitecta, profesora y autora del libro Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral (editorial dpr-barcelona). "La primera arquitecta catalana fue Margarita Brender Rubira, que estudió en Rumanía y la escuela de Arquitectura y le convalidó la titulación en 1962. Y la primera titulada fue en 1964, muy tarde. En el curso de Roser Amadó se graduaron cuatro mujeres", explica.

Entre otros trabajos de Domènech y Amadó también hay un edificio de vivienda en el número 20 de la calle Rec Comtal de Barcelona, la sede social de Carburos Metálicos, el paseo Picasso de Barcelona y una manzana de 240 viviendas en la Maquinista. "Ahora, con la perspectiva de los años, las décadas de los ochenta y los noventa del pasado siglo tienen para mí un interés especial, ya que, independientemente de nuestra trayectoria profesional, fueron los años del inicio de la democracia en España , cuando reinaba una gran efervescencia creadora y había muchas facilidades por parte de las administraciones para innovar y construir", decía Amadó.

"Domènech Amadó fueron pioneros en introducir criterios de sostenibilidad e hicieron una arquitectura muy respetuosa", dice Muxí. En una fase posterior de su trayectoria, Amadó fundó el estudio B01 Arquitectos junto a Lluís Domènech, Ramon Domènech, Carles Cortadas, Sander Laudy y Laura Pérez. "Fue una manera de integrar a la gente joven que llevaba tiempo trabajando con ellos, creyeron que solo se les podía conocer como Domènech Amado", dice la autora. A partir de entonces realizaron obras como el Hotel Chic & Basic en Amsterdam, el Teatro Municipal de Lloret de Mar y el Teatro Núria Espert en Sant Andreu de la Barca. En paralelo, dirigió la revista Nuevo Ambiente en los años 70 y formó parte de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Generalitat a mediados de los 90.

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