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¿Cómo sería el mundo si los humanos hibernasen?

Anna Cornudella presenta en la Berlinale 'The human hibernation', un debut experimental en clave de ciencia ficción

Fotograma de 'The human hibernation'
20/02/2024
3 min

Enviado especial al Festival de BerlínAl principio de The human hibernation, una niña emerge de un agujero en el suelo; no estaba escondida, sino hibernando, pero el frío y la nieve indican que ha salido demasiado temprano de la madriguera. En la opera prima de Anna Cornudella (1991), que se presenta este lunes en la sección Forum de la Berlinale, los humanos hibernan durante los meses más fríos del año y, mientras, la naturaleza reclama sus casas, por donde pasean como si nada cabras y caballos. La inspiración para crear el mundo de esta enigmática cinta a caballo entre el cine experimental y la ciencia ficción es el equidna, un curioso puercoespín australiano de la familia del ornitorrinco.

“Hace unos años hubo incendios terribles que arrasaron su hábitat y los equidnes sobrevivieron a la devastación porque empezaron a hibernar, y no era un animal que hibernara –explica Cornudella–. Y me pregunté qué pasaría si el hombre, que es el animal más adaptativo, empezara a hibernar. ¿Cómo sería su relación con la naturaleza? ¿Qué cambiaría en ese ser humano?”

Por la película de Cornudella desfilan planos bellísimos de naturaleza intercalados por discursos de personajes y escenas sin un hilo narrativo muy marcado. El filme es una experiencia más estética y conceptual que narrativa, pero filtrada a través de una extensa investigación sobre la hibernación. “La realidad es que desconocemos completamente el proceso de la hibernación y hace poco que han empezado a estudiarla la NASA y la Agencia Espacial Europea por si los puede servir para los viajes a Marte”, explica Cornudella, a quien ayudaron en la investigación científicos de la NASA que estudian la hibernación de los lémures, los únicos primates que hibernan. De hecho, las primeras escenas las grabó en un viaje al centro donde la NASA estudia a los lémures, lo que acabó determinando que el inglés fuera la lengua del filme y que buena parte se rodara en Estados Unidos.

Animalismo militante

Uno de los principios rectores de la película es el respeto absoluto a los animales que participan. Cornudella explica que, para la escena en la que un caballo se pasea por el interior de una casa mientras los humanos hibernan, construyeron un decorado en el establo del animal para no sacarlo de su sitio habitual. Y para no arrancar las etiquetas de las vacas que filmaban y después tener que volver a ponerlas, las eliminaron digitalmente en postproducción, una opción mucho más cara. "Hacer la película me ha cambiado la manera de ver a las vacas –dice Cornudella–. Las menospreciamos mucho, pero tienen una inteligencia de grupo preciosa. Y por eso en la película las sitúo por encima de los seres humanos". Cornudella filma todo tipo de animales, desde ciervos majestuosos hasta dos caracoles copulando: "Quería abrir una ventana lo más amplia posible a la naturaleza y mostrar que todo forma parte de una sola cosa, desde el liquen hasta un búfalo".

El estilo de The human hibernation se aleja tanto de las convenciones narrativas, que sorprende descubrir que Cornudella se formó en la Escac, donde estudiaba la especialidad de dirección artística. Ella misma reconoce que "sentía que no encajaba" y que no logró hacer suyo el lenguaje cinematográfico que le enseñaban. "Al final, mi lenguaje visual me viene dado más por otros ámbitos como la pintura y la biología", dice. Para la directora, "no es necesario entenderlo todo de una película" y ve The human hibernation como "una obra contemplativa con muchas capas" y no voluntariamente críptica. "Es un viaje que habla del duelo y de la belleza de la naturaleza, pero todas las interpretaciones son válidas –dice–. Hay un personaje que pregunta a otro qué ve cuando mira en un lago y yo también hago esta pregunta al espectador, y lo que vea ya me parecerá bien".

Fotograma de 'The Human hibernation'

La generosidad de Justin Timberlake

Lo que sí tiene explicación es la mención a Justin Timberlake en los agradecimientos de la película. Cornudella explica que es por la escena donde uno de los personajes canta Fly me to the moon para un grupo de vacas. "Estábamos en Nashville buscando un escenario para grabar la actuación. No teníamos presupuesto y todos los teatros nos pedían mucho dinero para dejarnos grabar hasta que escribí al teatro que acaba de construir Justin Timberlake, que es el más grande y lujoso de la ciudad. Y nos dijeron que sí, que podíamos grabar gratis". A las vacas, claro, no las llevaron al teatro de Nashville, pero decoraron su establo para rodar los contraplanos, y con Fly me to the moon sonando de fondo.

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