Arquitectura

Un festival de arquitectura para la Barcelona poscovid

La primera edición de Model presentará los objetivos urbanísticos y arquitectónicos de la ciudad

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La instalación 'Revertir la Pirámide', diseñada por Ojo Estudio, en la plaza Idrissa Diallo de Barcelona

BarcelonaBarcelona vive un momento de efervescencia arquitectónica y urbanística tanto en el campo de las obras como en el de las ideas. Este jueves arranca la primera edición de Model, el Festival de Arquitecturas de Barcelona, el primer gran hito de la ciudad en el camino hacia la capitalidad mundial de la Arquitectura el 2026. “En Ciudad de México, Taipéi, Toronto y Barcelona, las problemáticas son muy similares, pero las estrategias son muy diferentes”, dice la arquitecta Eva Franch, directora artística del festival junto con la también arquitecta Beth Galí y el investigador cultural José Luis de Vicente. “Compartimos muchas problemáticas internacionales sobre cómo se han construido las ciudades, cómo se ha llegado a ciertos puntos de convivencia que son altamente sofisticados en cuestiones de infraestructuras, servicios y prestaciones, pero la pandemia nos ha enseñado muchísimo sobre lo que las ciudades no tienen y necesitan más: más espacio verde, menos polución, equipaciones más próximas, diferentes formas de movilidad que todavía no tenemos...”, explica Franch.

El festival está organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y el Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC) y tiene como tema central Re-Crecer. Participarán en él más de 120 arquitectos, antropólogos, filósofos y escritores de todo el mundo y de diferentes generaciones, como por ejemplo Maarten Gielen, del colectivo belga Rotor, dedicado a la investigación sobre el derroche, la reutilización de los objetos y cómo volverlos a poner en valor; la londinense Carolyn Steel, experta sobre cómo la producción de comida modela las ciudades y al mismo tiempo las puede hacer peligrar, y la activista trans Elizabeth Duval. También participan estudios barceloneses como Batlle y Roig, Lacol, Peris+Toral, Anna & Eugeni Bach y Carlos Ferrater, y decanos como Rafael Moneo y Carme Pinós.

Model despliega hasta el 15 de mayo un abanico muy amplio de actividades: instalaciones artísticas y de realidad aumentada, treinta mesas de debate, comidas populares, rutas, un simposio durante el cual se presentará un manifiesto sobre los objetivos urbanísticos y arquitectónicos que tendría que lograr Barcelona y un homenaje a Oriol Bohigas en el Ateneu Barcelonès para poner de manifiesto su perfil como teórico. En paralelo a los debates más teóricos y sectoriales, otro de los objetivos de los organizadores es que la ciudadanía tome conciencia de las transformaciones necesarias porque las ciudades puedan responder a todos los retos actuales, como las secuelas humanas y urbanas del covid, el cambio climático y la inclusión.

Como dice Eva Franch, la transformación de las ciudades pasa por todas las escalas, de la individual a la planetaria, pasando por la calle, las ciudades y los territorios. “Este festival arranca con factores muy importantes, como la circularidad, entender las diferentes escalas y replantear los diferentes tiempos que la arquitectura y el urbanismo tienen para actuar dentro de la ciudad. Muchísimas veces es muy difícil tener un impacto en los tiempos que nos da la política”, dice Franch. Por eso reivindica la cultura, porque es capaz “de ir más allá de los marcos políticos e institucionales y producir espacios colectivos y de convergencia”. También pone sobre la mesa la necesidad de “rediversificar” la ciudad. “Esto no se ha tenido presente cuando se ha hecho la ciudad para un hombre blanco de negocios, y es muy fácil criticar nuevos modelos desde la fortaleza de ciudades que se han ido construyendo a lo largo de centenares o miles de años ignorando que la ciudad es para todos y todas”, advierte. 

El proceso de montaje de 'Ocupar el centro con la palabra', en la plaza Real de Barcelona.

Las grandes instalaciones: un jardín móvil y una cocina urbana

Las cinco instalaciones efímeras y las cinco experiencias de realidad aumentada del festival están situadas en el perímetro de las rondas entre Ciutat Vella y el Eixample, una evocación del derribo de las murallas que abrió nuevos horizontes a la ciudad. En la plaza Catalunya hay una cocina urbana proyectada por el estudio Maio donde la plataforma Aprofitem els Aliments hará esta noche una comida con sobras y el sábado el Cooking Sections una musclada por la capacidad que tienen los mejillones de hacer de filtros purificadores del agua; además, quieren usar los caparazones para crear nuevos materiales. “La comida también es arquitectura. No hablamos de vegano, ni de vegetariano, ni de omnívoro, sino de climavórico; es decir, comer aquellos alimentos que contribuyen a luchar contra el cambio climático”, dice Franch.

En la ronda de Sant Antoni, los estudios Lea Atelier y Takk reclaman más verde en la ciudad con un jardín móvil que han denominado el Arca de la Convivencia y que incluye especies que tienen una mayor capacidad de absorción de dióxido de carbono. “Tiene la capacidad de atraer otras especies que no son humanas”, dice Franch. En la plaza Idrissa Diallo, Ojo Estudio ha instalado una plataforma alrededor del pilar del antiguo monumento de Antonio López para que pueda subir todo el mundo y combatir las dinámicas coloniales, mientras que Flexoarquitectura ha intervenido el solar de los antiguos juzgados en el paseo Lluís Companys para abordar cómo las arquitecturas se van sucediendo en un mismo lugar. Y en la plaza Real hay una instalación encima de la fuente que se podrá transformar según las peticiones de la ciudadanía y que acogerá debates del festival y una feria de libros de arquitectura.

En cuanto a las experiencias de realidad aumentada, a las cuales se podrá acceder con el móvil, están ubicadas en las plazas de Urquinaona y Universidad, en el Paral·lel, en el monumento a Colón y en el arco del Triunfo. Sobre estos dos últimos monumentos, Adam Nathaniel Furman y Sacha Hickinbotham (ANF Studio) presentan una versión queer del arco de Triunfo para homenajear “las victorias no celebradas de la comunidad LGBT”, como dicen los autores, y Jordi Fernández y Eduardo Gutiérrez, los directores del estudio barcelonés ON-a, lo transforman en un gran árbol que da acceso al imaginario Parc Blau. 

'Memoria cronotópica' diseñada por Flexoarquitectura en el paseo de Lluís Companys de Barcelona.
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