Fotografía

Las mujeres de Helmut Newton, ¿son guerreras o unas víctimas?

La Fundación Marta Ortega Pérez dedica una gran exposición al fotógrafo estrella alemán en A Coruña

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'Playa de Carlton, Cannes' (1981), de Helmut Newton

La CoruñaLas obras de Helmut Newton (1920-2004), uno de los grandes fotógrafos de moda del siglo XX, no dejan a nadie indiferente. Donde se exponen, el debate está servido: las mujeres que aparecen, ¿son guerreras o unas víctimas? El propio Newton, ¿era un aliado o un fetichista que no tenía freno a la hora de hacer realidad sus fantasías? La Fundación Marta Ortega Pérez da una oportunidad formidable para debatirlo con una gran exposición titulada Helmut Newton. Fact & Fiction, que se inaugura este sábado en su espacio en el puerto de A Coruña y que estará abierta hasta el 1 de mayo de 2024.

Para el vicepresidente de la Fundación Helmut Newton y comisario de la muestra, Philippe Garner, el título hace referencia a la tensión que existe en los trabajos de Newton entre la "fantasía y lo material". "Sus imágenes pueden seducirte y al mismo tiempo pueden perturbarte", subraya Garner.

Helmut Newton en un retrato expuesto en 'Helmut Newton - Fact & Fiction'

Tal y como explica el comisario, Newton marcó un antes y un después en la fotografía de moda. Antes dominaba la elegancia y un cierto tono naif, y Newton introdujo una "nueva mujer" que es "compleja". Al mismo tiempo, Garner define al fotógrafo berlinés como un "agudo observador" de las relaciones entre las personas y cree que sus trabajos son también un "documento de carácter social". Newton se concentró en unos ambientes lujosos ya veces algo enrarecidos, ya menudo se inspiró en la pintura y el cine, como es el caso de una fotografía que es una versión del cuadro Venus del espejo de Velázquez, y otra que evoca, con una modelo, la escena de Cary Grant perseguido por un avión en el filme Con la muerte en los talones, de Alfred Hitchcock.

Un conjunto de 'Grandes Nus' de Helmut Newton en la exposición 'Helmut Newton - Fact & Fiction'

Aun así, el veredicto de algunas de las periodistas que cubren la exposición es bastante unánime: las imágenes les parecen machistas; en los años setenta quizá debieron parecer liberadoras, pero ahora chirrían. "Era muy provocador y es normal que mucha gente se sienta provocada, aunque no era su principal objetivo, y no le importaba; era un espíritu libre", afirma Matthias Harder, el director de la fundación del fotógrafo. "Cuando hago visitas guiadas al museo y me detengo delante de cada fotografía, he conseguido convencer a todo el mundo de lo contrario. ¡El Helmut amaba a las mujeres, la moda y la vida!", añade.

Una de las cámaras fotográficas de Helmut Newton

La muestra incluye 139 imágenes expuestas, todas ellas positivadas en vida del artista. Aparecieron desde los años 70 en revistas como las diferentes ediciones de Vogue, Elle, Oui y Sterno. El conjunto hace pensar en un mundo recluido sobre sí mismo con sus propias normas, donde a todo el mundo, sobre todo a ellas, les toca recibirlo. Entre las fotografías más conocidas de Newton se puede ver la controvertida imagen de una mujer a cuatro patas sobre una cama con una silla de montar encima (que el año pasado formó parte de una exposición en Barcelona). Sin embargo, parecen más terribles los retratos que hizo a Andy Warhol y los modistos Yves Saint Laurent y Gianni Versace. En cambio, David Bowie sí salió favorecido. Otra de las imágenes más potentes es la de Charlotte Rampling como La Venus de las pieles, una mezcla de brutalidad y refinamiento. Precisamente, en un artículo de prensa también expuesto, Jon Wilde afirmaba que las fotografías de Newton eran fruto de la negociación entre "el buen gusto y el mal gusto, el sexo y lo que es chic, el lujo y la libido".

El retrato de Charlotte Rampling como 'La Venus de las pieles' de Helmut Newton (izquierda) y una voyeur

La mujer de Helmut Newton, la fotógrafa June Brunell, tuvo un papel primordial en su trayectoria como colaboradora. En el vídeo que hay antes de entrar en la sala, asegura que él no estaba interesado ni en "el alma" ni en "la verdad". Lo define como un "manipulador". En el erotismo, Newton iba a por todas: hay modelos con collarines, piernas enyesadas y muletas. También hay maniquíes. Todo ello recuerda en algún momento el legado de los surrealistas. Como puede verse también en el vídeo introductorio, el propio Newton lleva un collarín (que le hizo su mujer) en el último retrato en la cama de muerte, tras partir un accidente de tráfico letal. Y es inevitable quedar un poco descolocado al ver que entre las muñecas Barbies que coleccionó, una de las cuales está ligada con la técnica del bondage, hay una Barbie paralítica.

Internado en Australia huyendo del nazismo

Helmut Newton nació en una rica familia judía berlinesa. Desde la adolescencia tuvo claro que quería ser fotógrafo y empezó su formación en el estudio de la fotógrafa Yva, un nombre destacado entonces en los campos de la fotografía de moda, el desnudo y el retrato, en 1936. Con el auge del nazismo, Newton huyó, solo, en 1938 y terminó en Australia internado hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra, cambió de apellido, Neustäder por Newton, y abrió un estudio de retratos en Melbourne. Fue allí donde empezó a trabajar en la fotografía de moda, algo que pudo desarrollar plenamente cuando regresó a Europa y se instaló en París en 1961. "Era muy generoso y tenía una idea muy clara de su obra y del mundo, y era muy curioso. Nació durante los dorados años 20, no todo el mundo pudo vivir como él, y estuvo muy influenciado por su madre, que le mostró el Vogue alemán", dice Harder, para quien en la obra de Newton es clave la versatilidad: "Cuando le hacían un encargo desde Yves Saint Laurent, Courrèges, Chanel o Thierry Mugler, él reaccionaba a los diseños, se adaptaba y al mismo tiempo no perdía su propia personalidad", concluye Harder.

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