48 horas en la feria del libro más importante del mundo
BarcelonaSi esto fuera un vídeo de Instagram, empezaría enfocándome y diciendo "Acompañadme durante 48 horas a la feria del libro de Frankfurt". Como no lo es, se ahorra mi cara de sueño, porque el avión salía a las 8 h. Y soy afortunada, porque la anterior era a las 6.50 h. Viajaban representantes de 25 editoriales catalanas, que se apuntan a la actividad "Un día en Frankfurt", que suena a título de libro del Teo, pero que es una iniciativa fantástica que se inventó el Gremio de Editores hace varios años, porque es importante estar ahí. Frankfurt es la feria profesional más importante del mundo para comprar y vender derechos de libros. Es decir, una parte muy grande de lo que encontraremos en las librerías se negocia en Fráncfort. Contando estas 25 que madrugan más que yo, y que se marcharán al final del día, participan más de 70 editoriales catalanas.
Yo nunca había estado allí, y es tan grande como me habían anunciado. Hay que imaginar los típicos pabellones de feria de muestras; hay seis, y son inmensos. Están dispuestos en cuadrado, y en medio hay un espacio muy grande al aire libre, lleno de sitios para comer tipo food trucks. Al mediodía, las colas son largas: la que va más rápido, es la de las salchichas. Una editora de Planeta, Maria Guitart (mi preferida, porque resulta que también es mi hermana), me dice que lo más rápido es coger un brécel para aguantar, y santo volvemos a ello. Efectivamente, los asistentes de la feria tienen las agendas muy llenas. El agente Anna Soler Pont, que lleva treinta y tres años, me dice que no me pierda la planta donde están las agencias, protagonistas fundamentales de la feria, negociando derechos de los autores que representan. Subo, y me recuerda la escena del inicio de El apartamento, de Billy Wilder, cuando vemos la oficina del protagonista, una sala inmensa llena de mesas y gente trabajando, casi como un hervidero. Algunos de los que están ahí no se moverán de la silla en días. Son los únicos que podrían permitirse no ir con zapatillas, el calzado estrella en la feria. Las distancias son grandes, ya veces correr para llegar a alguna cita. Me creo con la editora Rosa Rey, de Ángulo, que me dice que la tendencia de este año son escritoras que hacen autoficción: todos los agentes le ofrecen lo mismo. "Incluso he tenido que preguntar si tenían algún hombre en el catálogo. ¿No sería maravilloso, que esta presencia femenina también fuera así, en la vida real?" Me paseo por el pabellón de Italia, la Invitada de Honor de este año, que ha construido una especie de templo con columnas, y que trae buenas exposiciones. Me chirría la parte del escenario: las imágenes de películas italianas clásicas que proyectan no merecen la versión delO Sole Mio, entre otros hits italianos, que hace la cantante que han contratado. La editora Pilar Beltran, de Edicions 62, me cuenta que ha habido polémica, porque el gobierno de ultraderecha de Meloni no eligió Roberto Saviano, uno de los autores italianos más vendidos, entre los 100 que ha llevado a Fráncfort. Esto provocó que otros escritores invitados declinaran participar, pero finalmente Saviano ha podido estar porque le invitó la feria, directamente.
Se hace tarde, y quiero llegar al brindis con la nueva consejera de Cultura, Sònia Hernández, que se hace en el stand de Catalunya. Acoge 39 editoriales catalanas, y debo decir que es magnífico. Cuando sacan el cava, se llena de gente que pasaba por allí, y pronto me doy cuenta de que es un clásico: todos los stands hacen una pequeña celebración en algún momento, y todos se llenan de pasavolantes y de especialistas en la razia de canapés (o de brezos, en este caso). Al día siguiente, compruebo que los catalanes somos unos aficionados: los reyes de la feria son Brasil y México que han montado una auténtica fiesta repartiendo tequilas y caipiriñas con samba de fondo. Será mi última actividad antes de tomar el avión, que esta vez sale a las 21 h. Es lo que cogen cada año las agentes Berta y Sandra Bruna, que le llaman "el vuelo de los muertos vivientes": efectivamente, está lleno de agentes y de editores con aspecto catatónico, pero satisfechos: trabajo realizado, y hasta el año que viene, Fráncfort.