Literatura

Cómo bailar sardanas rápido y con furia

En 'Gangsta mayor', Edgar Cantero encadena adrenalina, humor y asesinatos con oficio y ritmo

Concurso de sardanas de Balaguer
31/10/2025
2 min
  • Edgar Cantero
  • Empúries
  • 264 páginas / 20,90 euros

Usar las letras del álbum Fiesta Mayor de La Trinca como hilo conductor de una novela que podría ser el guión de la próxima entrega de Fast and furious es poco menos que una genialidad. Edgar Cantero contesta con un guantazo y una sonrisa en la cara a todos los maestretitas que se preguntan si el catalán "está preparado para explicar según qué" o que lloran porque la literatura catalana "aún no cultiva todos los géneros". No hace falta montar una mesa redonda para reflexionar sobre ella: como en las películas de acción, se responde con los hechos.

Y a fe que Gangsta Mayor, la continuación de Radio Free Camaco, que ya había despertado nuestro entusiasmo crítico y el de mucha más gente, es un gancho directo y en la cara: doscientas páginas de adrenalina, humor, asesinatos y sardanas que no podrían entrar mejor. Haciendo caso deAristóteles –unidad de espacio, acción y tiempo–, la novela se sitúa en el pueblo inventado de Verri y se concentra en un solo día, el de la Fiesta Mayor. La unidad de acción ya si otro día, como diría el protagonista de la novela, porque acción, hay mucha.

La historia comienza cuando, sobre el campanario de la iglesia, aparece un cadáver y, lo que es mucho más grave, una bandera estrellada. La policía no duda en sospechar del Cegador de Verri, el protagonista que nos robó el corazón en Radio Free Camaco y que sigue siendo un pequeño desastre vital, pero que ha mejorado un poco y ahora ya no vive dentro de un coche: comparte piso con un peluquero paquistaní. Mientras intenta colaborar con las fuerzas del orden (porque ya probó la cárcel durante el Proceso por vaciarle un ojo a un policía y no tiene ganas de volver), asiste a un descubrimiento fundamental: han desaparecido también las reliquias del Santo de la Iglesia de Verri. Y no eran cuatro dedos, sino que quizá incluían nada menos que el Santo Grial. No hace falta rebajarse a leer El código Da Vinci: leyendo Edgar Cantero se lo pasará mucho mejor y no le tratarán de estúpidos.

Todo cuadra, todo se desliza

No tardan en aparecer los personajes que acelerarán la historia, narrada siempre con un ritmo y un estilo impecables, adaptados como un guante al que se quiere contar: sicarios italianos con gomina, heroínas estadounidenses pelo-naranjas, obispos que se ponen misteriosamente de parte del protagonista, antidisturbios que acaban con el protagonista adopta el papel de pequeño Watson que realiza investigaciones documentales por internet para hacer avanzar la trama en momentos clave: todo cuadra, todo se desliza. Quizás ya no nos sorprende tanto como la primera, quizás el autor ha optado por encajonarse completamente dentro de un género (el noir rural de humor?), quizás haya alguna opción lingüística discutible, pero el resultado es más que satisfactorio y pide a gritos una adaptación en serie televisiva. Si no tuviéramos los complejos que tenemos a la hora de tratar nuestras tradiciones populares como lo que son –oro puro– sin caer en el espíritu de vetesifiles, ya habría más de un productor dispuesto a pagarle a Cantero el billete de vuelta de Estados Unidos, el país donde vive y donde sí ha llegado a lo más alto de las listas de más.

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