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El espíritu de la esperanza: sobre el último libro de Antoni Marí

'Quatre costats' es un solo poema dividido en cuatro cantos en los que el autor expresa su desolación por una doble derrota inevitable: la de una casa y la del tiempo de vida

Un relojero ajusta un reloj manualmente, a su taller de Marsella (Francia), en una imagen de archivo.
07/04/2025
2 min
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'Cuatro lados'

  • Antoni Marí
  • LaBreu Ediciones
  • 82 páginas / 15 euros

El poema –porque se trata de un solo poema en cuatro cantos: unitario, narrativo, de ambición filosófica– comienza con el recuerdo de un antiguo reloj familiar, alto y voluminoso, que durante muchos años había sido repudiado de todos por el ruido del mecanismo: "Y temo que te acuerde de cuando eres árbol". En el segundo canto, el poeta –o, en rigor, el yo del poema– evoca que tal día como el descrito, un 28 de febrero de 2024, su madre habría cumplido 107 años. Y estos dos elementos –el viejo baluerno del reloj y el nacimiento de la madre– propician una reflexión grave y sostenida sobre el misterio del tiempo y la memoria. Hay que añadir la presencia constante, tutelar –que ya encontramos en el guiño del título–, de los Cuatro cuartetos de TS Eliot, obra que también medita hondamente sobre nuestra naturaleza moridora y la condición irredimible del tiempo.

Se estructura, a guisa de obra musical, en cuatro cantos: Lento, Adagio, Andante moderato y Largo grave. Es una obra autorreferencial y también llena de referencias a autores queridos por el poeta (algunos de ellos, eximios representantes del romanticismo alemán). De los que enumero, se citan versos, en el cuerpo del poema, que apuntalan los propios: Riba, Hölderlin, el citado Eliot, Beckett y Dante. Los más definitorios y basales de todos, estos tres de Eliot, que, referidos a la circularidad del tiempo, sirven para sustanciar una de las ideas del poema de Antoni Marí, la del fin recurrente de lo inacabable: "A la hora incierta antes de la mañana / cerca del fin de la interminable noche/ a la fi recurrente".

Cuatro lados es un poema en el que la reflexión está bien acompañada por la visión lírica. Se ilustran los conceptos deepifanía y de correlato objetivo, que tienen en Joyce y el mismo Eliot sus acuñadores. El cumpleaños de la madre se convierte en una epifanía sobre el sentido del tiempo (gracias a la epifanía, "ves las cosas y el mundo como si fuera la primera vez"). El reloj es un magnífico correlato objetivo. Unas sombras "inquietas y bailadoras" me han llevado el recuerdo de las primeras páginas de la investigación proustiana. Pero el poeta aún reflexiona sobre otros asuntos: "la soledad del discurso poético", pongamos por caso, que equipara a la del "discurso republicano"; la experiencia real, trascendental, de convivir con el género lírico: "Leyendo poesía uno suele verse los acontecimientos / y las descripciones poéticas / desde casi la total inmediatez"; la perspectiva más abierta del yo, que nace de la contemplación atenta, rigurosa, de la naturaleza; o la diferencia entre percepción e imaginación.

En la descripción que nos da, en el tercer canto, del deterioro de una casa familiar en el camino des Jondal, hay aquella emoción de fijar en palabras lo que ya no volverá a ser nunca más. Hay desolación por la derrota inevitable (la de una casa, la del tiempo de vida), pero el poema termina con unos versos luminosos, que expresan el deseo de una "conciliación de la naturaleza y del espíritu": "en cualquier momento, puede convertirse en el espíritu de la esperanza". Que así sea, puesto que la obra ha cumplido bellamente, con creces, su cometido expresivo e intelectual.

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