Joan Maragall: "El pensamiento español está muerto"
Edicions 62 reúne en tres volúmenes más de 400 artículos de Joan Maragall, que le reubican como uno de los grandes intelectuales de su tiempo
Barcelona"El pensamiento español está muerto. No quiero decir que no haya españoles que piensen, sino que el centro intelectual de España ya no tiene ninguna significación ni eficacia actual dentro del movimiento general de ideas del mundo civilizado", comienza el artículo La independencia de Cataluña, que Joan Maragall (1860-1911) escribió en 1897, cuando ya llevaba cinco años colaborando en Diario de Barcelona, y que permaneció inédito hasta décadas después de la muerte del poeta. El autor de La vaca ciega sonaba aún más contundente un poco más adelante del mismo texto: "Debemos creer llegada a España la hora del sálvese quien pueda, y debemos deshacernos deprisa de todo tipo de vínculo con algo muerto".
Este y otros 400 artículos, aparte de prólogos y discursos integran las casi 3.000 páginas, repartidas en tres volúmenes, de la prosa de el autor barcelonés. El proyecto de estas nuevas obras completas de Maragall –ha habido cuatro anteriores– empezó el 2004. " Lluís Quintana, director de la obra completa, e Ignasi Moreta, uno de sus colaboradores más estrechos, han conseguido hacer algo que tiene mucho mérito: optar por el rigor filológico y por una edición leedora, que va siempre a favor del lector", comenta Jordi Cornudella, de Edicions 62. "La figura del Maragall periodista ha quedado diluida en el tiempo y no la tenemos bastante bien asumida en el imaginario colectivo –continúa–. Fue un gran intelectual de su tiempo y uno de los grandes periodistas literarios del país. Sin él es muy difícil explicar el cambio del siglo XIX al XX. Fue el primer escritor catalán que tuvo un grueso importante de lectores que le seguía. Muchos de sus textos sorprenden por la vigencia que tienen, por un lado, porque hay factores históricos que coinciden con los de ahora, pero no sólo eso, sino por la honestidad intelectual con la que el autor se enfrenta a los hechos y piensa la política en términos éticos".
Un articulista vigilado
"La palabra de Maragall estuvo siempre vigilada y controlada –añade Ignasi Moreta–. De él nos ha quedado la estampa del hombre burgués, esposo devoto y padre de trece hijos, pero algunos de los artículos rompen estos tópicos, tanto por el con respecto a su posicionamiento en relación con la crisis de Cuba de 1898 como en hechos como la Semana Trágica [1909] o también en temas religiosos". "A pesar de escribir en un diario conservador como Diario de Barcelona, Maragall no estaba sometido a las presiones brutales de la prensa madrileña –comenta Lluís Quintana–. La imagen que da de España se va transformando. Primero comparte la visión regionalista del director, Joan Mañé i Flaquer, pero cuando sale el proyecto catalanista se muestra a favor, aunque Mañé le tilde de ingenuo. A partir de un cierto momento se interesa también por el proyecto iberista, con la idea de que haya una integración de los diferentes pueblos en una unidad federal".
En 1902, Maragall fue procesado por el artículo La patria nueva. Siete años después, el desenlace de la Semana Trágica le empujó a escribir un artículo como La ciudad del perdón, en la que pedía que no se ejecutara el pedagogo Francesc Ferrer i Guardia, acusado de haber instigado los hechos. "¡Perdón por los condenados en Barcelona! ¡Caridad por todos!", clamaba. El artículo fue enviado a La voz de Cataluña, pero su director del momento, Enric Prat de la Riba, declinó publicarlo después de haber llegado a un acuerdo con el gobierno de Antonio Maura.