Barcelona¿Qué habría pasado si el Barça masculino hubiera derrotado al Celta de Vigo y el Atlético no hubiera ganado? Es decir, ¿qué habría pasado si el mismo día que el Barça femenino ganaba la Champions, el equipo de Koeman hubiera acabado con muchas opciones de ganar el título? A buen seguro que el tratamiento de la jornada de todos los medios de comunicación habría sido muy diferente. El éxito de Göteborg sirve para recordarnos que todavía queda mucho trabajo por hacer. La Champions no es el destino final, porque no estamos ni a la mitad del camino.
Queda demasiado trabajo por hacer. Normalmente, los partidos del Barça B tienen más periodistas en la grada que los del femenino. Durante muchos años justificaba mi decisión de no cubrir fútbol formativo en un medio generalista diciendo que no quería hacer crónicas de adolescentes si antes no podía informar bien de los partidos de las mujeres adultas. Mi prioridad era esta: primero el fútbol masculino, después el femenino. Como los otros medios informaban mejor de un partido de cadetes que del femenino, me sentía bien. Pero nunca me acerqué a poder ofrecer un tratamiento similar entre el masculino y el femenino. Es decir, cuando fui jefe de Deportes, nunca fue una sección equilibrada. Y eso que dábamos más espacio al deporte femenino que los otros medios, gracias al gran trabajo de compañeros y compañeras como Natalia Arroyo, Àlex Gozalbo y Nuria García. Esta es la realidad, guste o no.
En las salas de prensa, los hombres somos mayoría. En años, puedo contar con los dedos de una mano a las mujeres con cargo en secciones de Deportes. En tantos años de trabajo, más allá de alguna broma sobre que me estoy quedando calvo o una camisa de colores atrevida en el Camp Nou, nadie me ha juzgado como profesional por mi aspecto físico. ¿Pasa lo mismo con mis compañeras?
Queda mucho por hacer. Por eso, cada vez que un hombre tenga la tentación de quejarse ante discursos feministas, argumentando que "ya hemos avanzando", "yo no soy así" o eres "una amargada, siempre quejándote", tendríamos que callarnos. Si no entendemos los privilegios que tenemos, tenemos un problema. Si en lugar de escuchar para intentar entender, creemos que ya lo sabemos todo, mal negocio. El fútbol todavía es uno de los sectores más machistas de la sociedad. Y por eso es tan importante tener referentes, tanto en el césped como fuera. Las periodistas que estaban en Göteborg, como Laia Bonals, Marta Carreras, Laia Coll, Laura Brugués y Edurne Concejo, saben bastante bien lo que ha costado llegar ahí. Y lo que queda por hacer en un deporte en el que, en una final de la Champions femenina, todavía hay más hombres acreditados que mujeres. El mismo día, en el Camp Nou, las mujeres en la tribuna de prensa no deberían de llegar ni al 5%. No, no se trata de pedir cuotas o hacer listas. De lo que se trata es de que todo el mundo tenga las mismas oportunidades y sea juzgado del mismo modo. Y si crees que esto ya es así, tienes un problema.
Claro que hay que utilizar estos éxitos para reivindicar que queda mucho por hacer. Siempre hace falta.