Victor Orta: "El City es el único club de la Premier que puede pagar a Messi"
La épica acompaña a Victor Orta vaya donde vaya (Madrid, 1978). El director deportivo del Leeds United, mano derecha de Monchi durante siete temporadas en la época dorada del Sevilla, encontró en el equipo inglés la oportunidad de hacer historia. Después de reconstruir la política de la entidad desde los fundamentos con el claro objetivo de llegar a la Premier, el fichaje de Marcelo Bielsa como técnico propulsó a los whites hacia la Primera División inglesa. Orta habla con el ARA sobre su Leeds (undécimo en la clasificación) y también ofrece una visión panorámica del mercado de fichajes después del Brexit y la posible llegada de Messi al Manchester City.
Hace pocos días acabó el mercado. ¿Ha sido muy complicado de gestionar?
— Es verdad que ha sido un mercado muy calmado. Aunque haya afectado el Brexit, el covid ha tenido más incidencia. Recuerdo cuando empezó todo, en verano. El director general y yo pensábamos, de forma pesimista, que en diciembre o en enero ya podría volver el público, y mira… Para un club como el nuestro la situación ha provocado una falta de ingresos brutal de unos 40-50 millones respecto a un año normal. El tema económico ha asustado a muchos clubes y por eso ha habido muy poco movimiento.
¿Con qué otros impedimentos os habéis encontrado?
— A pesar de que no es determinante, que no haya habido scouting presencial influye en la toma de decisiones. No poder ver a los jugadores en directo lo condiciona todo. Mi departamento de scouting viajaba mucho e iba a muchísimos partidos y ahora tenemos que hacer mucho videoanálisis. Además, la pandemia también nos ha afectado a nivel funcional. Ir a un país y tener que hacer cuarentena de 6 días… Imagínate que llega un jugador cedido. Entre que viene, pasa la cuarentena y entrena, ya estamos a finales de febrero, y la liga acaba en mayo.
¿Has notado que todos los club aplicaran una política de fichajes parecida?
— Ha habido mucho conservadurismo a la hora de dejar ir jugadores. Antes había clubes que tenían futbolistas que no utilizaban, y sí que era probable que les buscaran una salida temporal. Este año, en cambio, todo el mundo tiene miedo de poder tener bajas o un brote de covid en el vestuario. A nosotros mismos nos ha pasado. Hay equipos de ligas inferiores que nos han pedido jugadores y no se los hemos cedido porque teníamos que ser coherentes. Ya de por sí tenemos un plantilla corta y no podíamos debilitarla más.
Es el primer mercado de fichajes después del Brexit. ¿Cómo os ha afectado?
— Ha sido complicado, pero todavía no tenemos claro el impacto real. Lo que está claro es que el nuevo formato del mercado condiciona mucho. Ahora a los jugadores, dependiendo de la liga en la que jueguen, se les asigna una determinada puntuación. Esto ha cambiado la prioridad de visionado y el estudio de las ligas. Por ejemplo, el fútbol argentino y el brasileño, que con el anterior formato no eran prioritarios, han pasado a tener un rol mucho más importante. En cambio, otras ligas como las nórdicas, donde nosotros éramos bastante proactivos en la detección de talento joven, han pasado a segundo plano. Además, todos los jugadores que juegan la Liga de Campeones, el Europa League o la Copa Libertadores reciben un montón de puntos y tienen muchas más posibilidades de venir a la Premier. Estamos cada día con la calculadora sumando y contando los valores de los jugadores que nos interesan.
¿Este nuevo formato puede adulterar la competición?
— Adulterar quizás no, pero el club que vende, si lo hace de forma inteligente, sabe que no tenemos tantas alternativas. Quizás hay 60 laterales izquierdos de nivel que puedan jugar en la Premier League. Con el sistema de puntos, quedan unos 30. De estos, quizás hay 15 disponibles. Es aquí cuando el club que vende sube el precio.
¿Cómo condiciona esta política a los clubes de la Premier?
— Genera muchísima más competencia. Desde enero tenemos que tener un mínimo de ocho ingleses por equipo entre las 25 fichas. Esto convertirá el mercado de la Premier en una salvajada. Nadie venderá ningún jugador. Ya no por el dinero, sino porque los futbolistas ingleses ahora tienen un valor extraordinario. Como algún equipo extranjero plantee la estrategia de llevarse talento inglés muy joven que acabe contrato podrá hacer mucho dinero, puesto que el retorno en Inglaterra de estos jugadores estará muy buscado.
En el mercado de invierno hubo rumores de que Messi se podría reencontrar con Guardiola en el Manchester City. ¿Lo ves viable?
— No conozco exactamente las cuentas del City, pero creo que sí que lo podrían pagar. El amo del club es un país... Creo que solo el City podría pagar Messi. Ni Liverpool, ni United, ni Arsenal creo que podrían.
El Leeds ha vuelto a la Premier diecisiete años después de su descenso. ¿Que no haya aficionados en el estadio ha sido un golpe duro?
— Me duele mucho la situación por el forofo. “Llevamos diecisiete años en Segunda y, ahora que subimos a Primera, no podemos ir al estadio”. Esto es lo único que me dicen por la calle. Es lo que más me obsesiona. Durante el verano pensaba: "Mare mía, que nos mantengamos". Me hace venir un sentimiento de culpa y remordimiento pensar que podamos volver a bajar y que esta gente tenga que volver a pasar por todo esto sin haber podido ver ni un partido de su equipo en Primera.
Estudiaste química. ¿Cómo llegas a ser director deportivo?
— Yo era un forofo más a pesar de que un poco freaky. Siempre me ha gustado mucho el fútbol internacional, pero no me lo planteaba como una meta laboral. Fue el destino. Empecé a colaborar con un medio pequeño y después ya fui al Marca y a Eurosport . De ahí me llamaron de una agencia de representación y, una vez adentro, empecé a conocer gente del fútbol. Un día me llamó el presidente del Valladolid, Carlos Suárez, y me dijo que quedáramos para comer. Solo sentarnos me dijo que quería que fuera el director deportivo del club. Yo pensé: "¿Qué dice este hombre?". En el tren de vuelta ya sabía que diría que sí.
Y de ahí diste el salto al Sevilla para ser la mano derecha de Monchi.
— Su segundo se fue al Xerez y me llamó para decirme si quería ser su secretario técnico. Aquello fue como un máster en dirección deportiva. Fueron siete años enteros junto al mejor, aprendiendo a cada segundo.
¿Cómo era el día a día con Monchi?
— Es una persona que da mucha libertad para trabajar, pero a la vez lidera, no rehuye la responsabilidad y se exige el máximo. Tiene muchas ganas de innovar y una visión de la profesión siempre en constante crecimiento. Tiene una forma multidisciplinar de entender el trabajo, que para mí es clave para ser director deportivo. Todo el mundo se obsesiona con reclutar jugadores y entrenadores, pero también hay que ser un puente entre la junta directiva y el cuerpo técnico y ser capaz de tener una visión global de las categorías inferiores y la filosofía y la metodología del departamento médico.
¿Cuál es la clave del éxito del Leeds?
— El primer año, a pesar de que la gente lo critique mucho, generó una base muy sólida en cuanto a resultados y lo que éramos como organización. Esto ha sido clave de cara al segundo y tercer año. Cuando aterrizamos el objetivo era subir en cinco años y captar jugadores jóvenes, pero una vez llegas ves la mochila histórica del club y ves que se tenía que hacer ya. Aquí hubo un cambio de chip y apostamos por Marcelo Bielsa y por jugadores experimentados que llegaran cedidos.
¿Cómo consigues que Bielsa acepte?
— Andrea Radrizzani [propietario del Leeds] y yo estábamos hablando de muchos nombres y me preguntó: "¿Cuál es tu entrenador preferido y por qué?" Yo dije que Bielsa y me dijo "Pues llámale, ¡va!" Lo hice, pero no me lo cogió y le dejé un mensaje en el contestador. Al día siguiente, cuando me devolvió la llamada, ya se había mirado tres o cuatro partidos del Leeds. Siempre había tenido la intuición que a él Inglaterra le gustaba y que este tipo de retos le encantaban. Coger un equipo con un objetivo claro, con un punto de épica. Siempre había querido trabajar con él. En Sevilla estuvimos muy cerca, pero al final no cuajó.
¿Cómo recibió la plantilla su incorporación?
— Era de las cosas que tenía claro que funcionarían. Los jugadores ingleses se entrenan realmente bien y tienen un concepto de entrenador como si fuera el profesor. Cuando un entrenador pide a un jugador inglés que se tire de un puente a un río, el jugador lo hace y después pregunta por qué lo tenía que hacer. En cambio, un jugador de otro lugar haría la pregunta antes de tirarse. Sabía que nuestro núcleo de futbolistas entendería el concepto de fútbol y la metodología de Marcelo de muy buena manera. Me preocupaba más la barrera idiomática que no el modelo de juego.
La comunión entre jugadores, staff y directiva para ascender se vio en el documental Take us home: Leeds United de Amazon. ¿Cómo se gestó?
— Yo estuve desde un primer momento en contra del documental. Imagínate todo el día ir con un micro y una cámara enganchada… He roto hasta tres micros de cómo estaba de angustiado en ciertos momentos, imagínate [ríe]. Me he discutido mucho con el presidente por el documental y ahora me toca admitir que él tenía razón. Nos ha ayudado mucho con la imagen del club. También te digo que, otra cosa no, pero contenido para el documental dimos. Nos pasó todo lo que nunca nos había pasado. Ni con guión nos habría salido tan bien. Cinematográficamente todo el mundo dice que no subir la primera temporada fue mejor, que le dio más épica, pero los que lo vivimos desde dentro no lo veíamos igual [ríe].