Un extraterrestre en Montilivi

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Ambiente de gala en Montilivi.

Imaginémonos un extraterrestre a punto de entrar en Montilivi. En el cartel pone "Girona-Barça". No tiene ni idea del contexto de los clubs, pero sí sabe que no están en igualdad de condiciones: se enfrentan a uno de los grandes de la Liga –y todavía vigente campeón– y un recién llegado reciente a la competición estatal. Decidimos darle pistas para que adivine quién es quién en este capítulo de ciencia ficción. Le describimos que unos terminan una temporada decepcionante y que otros ya están de celebración; que unos tienen un entrenador que ha estado a punto de plegar y que otros tienen uno al que harían un contrato vitalicio; que unos tienen un delantero centro en declive y otros tienen el máximo goleador y, por último, que uno de los dos se ha llevado multitud de elogios por su estilo de juego y el otro no. "¿Quién es el mayor y quién es el pequeño?". La respuesta le deja perplejo.

El invitado alienígena descubre que el Girona es un rival muy incómodo para el Barça porque le pone frente al espejo de todo lo que no ha hecho bien en un curso inestable, que acabará sin títulos y que, ironías de la vida, se ha volcado en jugarse la segunda posición precisamente en Montilivi. Es un contrincante que, con un presupuesto a años luz de distancia, le ha demostrado que jugar bien y competir al máximo no depende de individualidades, sino de ser un equipo y tener una idea clara de hacia dónde debe irse – no sólo en el césped–. Aritméticas al margen –que encima pueden hacer campeón al Madrid–, los azulgrana también se juegan demostrar que la derrota en Montjuïc no fue un retrato fiel de lo que son. Xavi tiene la oportunidad de quitarse una espina que todavía lleva clavada y va animar a sus enemigos a discutirle la credibilidad.

Amigo intergaláctico: el 2 a 4 del 10 de diciembre está grabado a fuego en la mente del entrenador azulgrana. Aún piensa que se perdió pese a –a su juicio– haber jugado bien. "Hemos merecido más", dijo en la sala de prensa. Hasta ese día a los culés les hacía gracia el Girona pero, del paternalismo clasista, se pasó al resentimiento del "¿Qué se han creído?". Sobre todo, lo que más le hizo daño al Barça fue ver que el equipo pequeño jugaba mejor que ellos y en su propia casa. El orgullo quedó tocado y empezó a mirarse con lupa todo lo que hacía Xavi, con un posterior cambio de convocatoria antes de ir a Amberes y volver a perder. El extraterrestre llega a la conclusión de que, siguiendo la lógica del relato, debería ganar al Girona. Contestamos con un tópico que no utilizan en Namek: “Puede pasar de todo”.

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