El dato que explica la caída del Barça de Flick
El equipo azulgrana en los últimos tres partidos de Liga de media ha dejado en fuera de juego al rival menos de la mitad de veces que en el resto del curso
Barcelona"¿Tienes alguna idea de qué se está haciendo mal?", pregunta el periodista. "Muchas cosas", responde Raphinha con cara de pocos amigos. "Estás muy crítico", expone el entrevistador. "Sí", se limita a decir el futbolista. "¿Estás enfadado?", quiere saber el trabajador de Movistar+. "Sí, también", admite el jugador del Barça tras la derrota (1-2) ante el Las Palmas. Una de esas cosas que se han dejado de hacer bien es la línea del fuera de juego en la que estaba sobresaliendo el conjunto de Hansi Flick. El Las Palmas solamente cayó el sábado cinco veces en posición antirreglamentaria en Montjuïc, y los dos goles canarios llegaron en jugadas en las que los delanteros rompieron la línea defensiva del Barça. Sobre todo en el segundo, en el que Fábio Silva empequeñeció a Héctor Fort.
El Barça encadena tres partidos sin ganar en la Liga, y en este tramo ha disminuido notablemente el rendimiento en esta faceta que se había convertido en uno de los pilares de la libreta de Flick.La Real Sociedad (1-0) cayó tres veces en fuera de juego, el Celta de Vigo (2-2), dos (el récord negativo de la temporada para el Barça), y el Las Palmas, cinco. La media es de 3,3 fueras de juego del rival por partido. En cambio, en los 17 partidos restantes de este curso entre Liga y Champions el equipo catalán llevaba una media de 6,7 fueras de juego del rival por partido. Más del doble. La actuación más prolífica en este sentido fue la del triunfo (0-4) en el Santiago Bernabéu, donde el Real Madrid sufrió cómo el árbitro le señalaba hasta 12 veces esa infracción para desesperación, sobre todo, de Kylian Mbappé. Él solo cayó en ocho ocasiones.
La puesta en escena del Barça de Flick ante el Las Palmas pudo firmarla el Barça de Koeman más desconectado o las postrimerías del Barça de Xavi. Los azulgranas jugaron como si acabaran de levantarse de una siesta larga bajo el sol de noviembre que deslumbró a Montjuïc. Desorientados, imprecisos, perezosos. Y el aficionado culer, cuyo estado de ánimo siempre camina por un puente colgante que se tambalea, se asustó porque intuyó angustias que creía olvidadas. Pero solamente hace un mes de la semana fantástica ante Bayern y Madrid, y nada hace pensar que el diagnóstico deportivo sea más grave que el de una gripe otoñal que te hace pasar un par de semanas convaleciente.
Un armario generoso
En el mismo césped donde se manifestó el tedio apareció un ángel llamado Lamine Yamal. No tuvo su mejor aparición frente a los fieles, pero su regreso fue más que suficiente para imaginar milagros futuros. La recuperación física del de Rocafonda encabeza una lista de jugadores que Flick ha ido sacando de la enfermería recientemente: Gavi, Frenkie de Jong, Dani Olmo (actualmente, con molestias en el pubis), Eric Garcia y Ferran Torres, también de regreso ante el Las Palmas. Pronto los acompañarán Ronald Araujo y Ansu Fati.
Ninguno de ellos ha alcanzado aún su punto álgido (la situación más preocupante es la de De Jong, un enigma que vaga por el césped) tras sumarse a la dinámica de la plantilla en un momento de máxima exigencia y sin casi tiempo para tener interiorizados los nuevos mecanismos de Flick en la práctica. El parón navideño debería servir para solucionar estas carencias y afrontar con más argumentos el primer título de la temporada: la Supercopa de España que se disputará a principios de enero en Arabia Saudí.
La primera alarma azulgrana del curso se disparó el 28 de septiembre en El Sadar, donde el Barça perdió por primera vez en la Liga (4-2). Osasuna barrió el fondo de armario limitado que presentó Flick en el once titular para dar descanso a los titulares. Entonces, los recursos sólidos de los que disponía el técnico alemán para aportar variantes prácticamente eran inexistentes. Sin embargo, el Barça demostró tener un rumbo y se acostumbró a sumar triunfos y a regalar un juego vistoso. Tres tropiezos no deberían significar mucho ahora que el armario se va llenando de nuevas prendas.