La marca que plantó cara a China y Qatar se arraiga en Cataluña

BarcelonaAparte de las de Argentina campeona del mundo, las camisetas más icónicas del Mundial 2022 fueron las de la selección de Dinamarca; no por los logros deportivos del combinado nórdico, eliminado en la fase de grupos, sino por el mensaje que querían transmitir sus equipaciones. La marca Hummel, patrocinadora técnica de los daneses, diseñó unas elásticas minimalistas con su logotipo y el escudo de la selección atenuado, prácticamente difuminado, como protesta contra "Qatar y su historial de derechos humanos".

"No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado la vida a miles de personas -al menos 6.500, según reveló" The Guardian–. Apoyamos a la selección danesa, pero esto no es lo mismo que apoyar a Qatar como país anfitrión. Creemos que el deporte debe acercar a la gente. Y cuando no lo hace, queremos ponerlo de manifiesto", justificó la firma danesa, con sede en Aarhus y con más de un siglo de historia.

La camiseta prohibida del Tíbet

Hace 25 años, Hummel se asoció con una de las selecciones más controvertidas del mundo: la de Tíbet. Nació por el impulso del danés Michael Nybrandt, que en 1997, en un viaje en bicicleta por la región del Himalaya, y después de un partido de fútbol improvisado entre monjes, soñó que era seleccionador de ese territorio. Entonces, ni él era entrenador ni el pueblo tibetano tenía selección nacional pero años después hizo realidad su anhelo.

Tíbet es conocido como el equipo prohibido por la negativa de la FIFA y China a reconocer aquel combinado nacional. China incluso amenazó a Dinamarca si acogía el primer partido internacional de la historia de la selección, finalmente disputado en 2001 en Copenhague contra Groenlandia. "La financiación era uno de nuestros principales quebraderos de cabeza. Necesitábamos patrocinadores, pero la mayoría de empresas no querían colaborar con nosotros por miedo a las represalias de las autoridades chinas. Hummel, que enseguida vio la oportunidad de diferenciarse del resto de marcas deportivas, fue una excepción y se convirtió en el proveedor oficial de Michael Nybrandt, que hace años conoció al Dalai Lama y se tomó una foto con la indumentaria del equipo nacional, de color azul y rojo.

"Se hicieron camisetas y sudaderas con un diseño impactante que, por su simbolismo, se vendieron por todo el mundo. Tanto a Hummel como al Tíbet les dieron una visibilidad que nunca habían tenido", comenta Nybrandt sobre una provechosa colaboración que no acabó muy bien. A su juicio, "la creciente presión comercial para que Hummel se expandiera en China" hizo que la firma "rescindiera el contrato". Entonces, el equipo prohibido va a asociarse con COPA Football. "Hummel fue clave para jugar nuestro primer partido y para el despegue del proyecto; pero también fue un negocio para ellos, no una obra de caridad como mucha gente piensa", concluye Nybrandt. Sea como fuere, las camisetas del Tíbet confeccionadas por la marca danesa son auténticas piezas de coleccionismo y se pagan a precio de oro.

Hummel se arraiga en Cataluña

"El escapulario europeísta y los chevrons de Hummel, símbolos de una misma pasión por el deporte con valores". Así anunció Europa que a partir de esta temporada vestiría la firma nórdica y dejaría atrás la alianza con Adidas. Los diseños de las tres camisetas son personalizados, no de catálogo, y han causado furor entre la afición del tercer equipo en la gracia de Desta. frontal, y también la edición limitada, con el idiosincrático escapulario pintado por niños y niñas de la Vila de Gràcia, que se utiliza durante la pretemporada para recaudar fondos para la campaña de micromecenazgo Somos la resistencia.

La nueva camiseta del Badalona, que como Europa tiene a Hummel como proveedor desde este verano, también reivindica el arraigo del equipo en el territorio a través del escudo del municipio, que aparece en la parte dorsal de la elástica, y del spot promocional, grabado en algunos de los lugares más emblemáticos de la tercera ciudad más poblada. La marca que plantó cara a China y Qatar, que además de patrocinar a Sunderland, Werder Bremen, Betis o Celta, también viste L'Hospitalet –el equipo de la segunda ciudad más poblada de Catalunya– y confirma así su firme apuesta por el fútbol catalán.