«Tengo muchas medallas olímpicas, pero me conocen más por 'MasterChef'»

Saúl Craviotto debuta en sus quintos Juegos, en los que busca ser el atleta español con más medallas de la historia

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Celebración de Saúl Craviotto

Enviado especial a París"Tengo estas medallas olímpicas, pero algunos me conocen más por MasterChef", bromea Saúl Craviotto (Lleida, 1984), uno de los dos deportistas españoles con más medallas. Cinco, tantas como el gallego David Cal. El leridano debuta este martes en sus quintos Juegos Olímpicos en el Estadio Náutico Vaires-sur-Marne, en el este de París. A lo largo de su carrera, Craviotto ha ido cambiando de disciplina dentro del piragüismo para alargar el sueño. A París llega formando parte del K4-500 masculino, junto a Carlos Arévalo, Marcus Cooper Walz y Rodrigo Germade. Juntos, ya ganaron la medalla de plata hace tres años en Tokio, así que ahora quieren dar un paso adelante más, hasta el oro. "Le podemos ganar, pero si llega una medalla distinta, bienvenida sea", explica. Si gana una medalla, superará a su amigo Cal, que también logró cinco remando. Ningún español ha ganado seis medallas. Craviotto quiere ser el primero.

Sería la guinda de una larga carrera, siempre en el río, aunque sus primeros recuerdos son de él en el Segre... sin remar. Era su padre, Manolo, quien lo hacía. La pasión por el piragüismo le proviene del padre, que ataba una cuerda entre dos cayucos para arrastrar al hijo por el río, con la esperanza de que poco a poco, el niño tuviera ganas de remar. Así fue. Empezó a remar y ya no ha parado, hasta su debut en los Juegos de París con casi 40 años. Manel Craviotto fue una figura clave en el crecimiento del piragüismo en Lleida, especialmente en el Sícoris, el club al que siempre ha estado vinculado. Manel ha seguido compitiendo en categoría máster pasados ​​los 60 años, ahora que ya es abuelo. Los Craviotto, padre e hijo, compiten siempre por ganar, ya sea una carrera de gente mayor, unos Juegos Olímpicos o un programa de televisión como el de cocina en el que Craviotto participó. Y le ganó, claro. "A veces la gente habla de mí como cocinero. Algunos me conocen más por MasterChef", bromea, con resignación, consciente de que el piragüismo no es un deporte mediático.

El palista de Alpicat nunca le basta, con los Juegos Olímpicos. Este año sólo participa dentro del equipo del K4-500, a diferencia de los anteriores juegos, cuando también participaba en el K1-200. Le ha tocado priorizar, ir adaptándose. Siempre lo ha hecho desde que se marchó al centro de alto rendimiento de Madrid con apenas 15 años. O cuando decidió que entraría en la Policía Nacional, ya que "en la Policía hay una agrupación deportiva que da más facilidades para entrenarse". De hecho, había hecho oposiciones para ser mozo, pero renunció para entrar en la Policía Nacional, donde sería destinado primero a Reus y después a Gijón, donde se encontró patrullando las calles durante la pandemia para ver si pillaba a alguien que se saltaba el confinamiento. "Siempre afronto los Juegos con mucha ilusión. No sabemos cómo estaremos cuando llegue el momento, pero las sensaciones son positivas. Estamos muy contentos del trabajo realizado hasta ahora", explica Craviotto. Hoy toca participar en las primeras series y más adelante la lucha por las medallas.

Craviotto ganó su primera medalla en el K2-500 de los Juegos del 2008 haciendo pareja con Carlos Pérez Rial. En 2012, en Londres, ganó la medalla de plata en K1-200. Y en el 2016, en Río de Janeiro, ganó dos: el oro en el K2-200 haciendo pareja con Cristian Toro y el bronce en el K1-200. En Tokio sumó la plata en el K4-500, su quinta. En Vaires-sur-Marne sueña con ganar la sexta, la que le llevaría más lejos que ningún otro español. Y todo sin saber si se despedirá finalmente de los Juegos. "Son mágicos, ver a todos los deportistas, competir contra grandes rivales...", razona. De momento, todavía no quiere hablar de retirarse. Los Juegos de Los Ángeles del 2028 quedan lejos, pero en los próximos Mundiales del 2025, no tanto.

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