BarcelonaEsta semana nos hemos enterado gracias al atestado de los Mossos d'Esquadra de que en el troceo de facturas para esquivar los controles de la junta, el club cargó facturas a La Masia. Así lo reconoció Javi Martín, responsable de La Masia, que se encontró una de 192.000 euros en su departamento en facturas de 16.500 mensuales por trabajos inexistentes. Además, Javier Armengol, responsable económico, dijo a los Mossos que hubo “un desvío de presupuesto de La Masia hacia la empresa Tantrasoft”. Lo detectó en 2019, pero declaró que estos pagos se podrían estar efectuando desde noviembre de 2018. Recuerdo a Bartomeu, máximo responsable de todo esto, afirmando indignado cuando la FIFA les prohibió fichar jugadores: “Tenemos que decir basta, están atacando a nuestro modelo, lo defenderemos hasta el último momento. La Masia no se toca, estamos viviendo una gran injusticia. Están tocando nuestra esencia”. Hasta llegaron a desplegar una lona gigante en el Camp Nou con el lema.
La Masia se había convertido durante los últimos años en un eslogan publicitario, una treta propagandística más que en una realidad. Pocos tenían la oportunidad de jugar en el primer equipo y fueron varios los que hicieron las maletas y se largaron. Encima, ahora sabemos que servía para hacer chanchullos. Ante Osasuna, Ilaix Moriba se estrenó como goleador con el primer equipo y se acordó de su amigo Ansu Fati, que también marcó su primer gol en Pamplona. Araujo lo vio desde casa porque está lesionado, si no probablemente habría jugado porque Umtiti es una sombra, pero ahí estaba también un Pedri que ya es intocable para Koeman. Y Mingueza, que a sus 21 años es el mayor de todos. El movimiento se demuestra andando y los brotes verdes son un hecho, no un anuncio molón vacío de contenido.
Con la actual situación económica del club el futuro pasa por ellos, por chavales de la casa que han mamado barcelonismo desde que eran unos críos y que servirán de ejemplo, referente y acicate para los que se siguen formando. Para que los brotes crezcan y se desarrollen necesitan una apuesta firme del club, un entrenador que confíe en ellos y un sistema en el que los veteranos los aprecien y sostengan. El Barça está en el momento ideal para hacer virtud de la necesidad en lugar de continuar vendiendo humo, a ver si es verdad que dejan de manosear el nombre de La Masia de una vez por todas.